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20 años sin Fernanda: la trampa del destino y el presente de los protagonistas del crimen

El secuestro y la desaparición de Fernanda Aguirre fue el caso que más atravesó a la sociedad paranaense en todos los tiempos. Este jueves se cumplen 20 años de un crimen que se sentirá impune por siempre, mientras no se sepa dónde está Fernanda, más allá de la muerte de Miguel Ángel Lencina y de la condena a Mirta Chávez.

De ANAĹISIS

Como Sofía Herrera, como María Cash, como Marita Verón y, hasta ahora lamentablemente, como Loan, Fernanda fue la chica que movilizó a todo un país en reclamo por su aparición, por Justicia. Y al igual que detrás de cada caso siempre estuvieron María Elena Herrera, Federico Cash, Susana Trimarco y María Noguera, el nombre de María Inés Cabrol permanecerá como una bandera en la lucha por la verdad y la justicia.

¿Cuál es la realidad y cómo es la vida, 20 años después, de los principales protagonistas de una de las historias criminales más aberrantes del siglo en Entre Ríos?

La muerte por ahorcamiento de Lencina en la comisaría quinta de  Paraná se definió judicialmente, sin discrepancias, como un suicidio. Fuera del expediente, pocos creen en esta versión dictaminada por médicos forenses. Las suspicacias por errores en el lugar alojamiento, los interrogatorios violentos, un secreto llevado a la tumba y una Policía desprestigiada por una historia reciente de asesinatos y desapariciones, impusieron como un veredicto social inapelable que a Lencina lo mataron.

Hay al menos dos personas que, creen todos, guardan silencio sobre lo que podría dale el alivio de la verdad a una familia y ayudar a cerrar una herida en la sociedad.

-Mirta Chávez cumplió la condena a 17 años de prisión, el 17 de octubre de 2021, por el delito de secuestro extorsivo. Reside en el barrio Plan Evita, el más carenciado de la ciudad de Gualeguay, cercano a la planta del frigorífico Soychú.

-Nazareno Catalino, quien se encontraba junto a su tío Miguel Lencina al momento del rapto de Fernanda aquella siesta del 25 de julio de 2004, vive en un barrio de la zona este de  Paraná, con su familia. Nunca más se habló del caso en su entorno familiar.

-El clan Lencina continuó viviendo en la zona de calle Hernandarias al final. Las dos hermanas fallecieron (entre ellas la madre de Nazareno) y Claudio Lencina permanece alojado en la cárcel, cumpliendo la condena a prisión perpetua por dos asesinatos. Los otros dos hermanos, Aldo y Jorge, tuvieron algunas causas penales. Se apropiaron de los terrenos de la zona donde viven, hace varios años, lotearon y vendieron a personas de Paraná y de otras provincias, como Misiones, que llegaron para afincarse allí. Luego tuvieron inconvenientes porque pretendieron recuperar un lote ante la necesidad de dinero, momento en que hubo cruces violentos con quienes se los habían comprado. Pero, además, ambos tienen condenas por hechos de violencia de género hacia sus parejas, por brutales agresiones físicas y amenazas de muerte. La madre de los Lencina, Ester Torres, vive con sus hijos.

-El paradero de Raúl Oscar Monzón, primo de Lencina, acusado y absuelto en el juicio, es incierto. En su vivienda particular, una mujer dijo a ANÁLISIS que se encontraba preso, que se lo podía ubicar en el penal. En el Servicio Penitenciario se confirmó que Monzón no está alojado en ninguna Unidad Penal de la provincia. Fuentes policiales señalaron que había continuado con la actividad de proxenetismo en la zona de la Terminal de Ómnibus de  Paraná, pero luego su rastro en este ambiente se perdió.

-El jefe de la Policía Ángel Geuna y el director de Investigaciones Carlos Catena, se retiraron de la fuerza. El juez de Instrucción en la Justicia provincial, Héctor Toloy y el fiscal federal que investigó inicialmente el secuestro extorsivo, Mario Silva, se jubilaron y retiraron de la actividad. Los tres integrantes del Tribunal que condenó a Mirta Chávez, José María Chémez, Ricardo González y Hugo Perotti, también están jubilados.

Una trampa del destino cruzó a Fernanda con este clan perverso aquella siesta del 25 de julio de 2004 en San Benito. Miguel Lencina la raptó y la metió en un campo de soja. Y el secreto sobre el destino de la chica de 13 años se convirtió en una profunda herida que sigue abierta, dos décadas después.

 

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