El sábado 6 de junio la Asociación de Periodistas del Departamento Uruguay llevó a cabo su tradicional desayuno de camaradería en la confitería La Ris para conmemorar el Día del Periodista; pero antes se encontraron en el cementerio local para homenajear a Carlos Ariel González Cardozo, el Uruguayo, uno de los fundadores de la Asociación. Además de la ofrenda floral y palabras de homenaje –que se reproducen a continuación- se le entregó a sus familiares una placa que lo nombra “Socio honorario de la APDU”.
Las palabras fueron reproducidas por Betina Scotto constituyéndose un momento muy emotivo para todos:
Hola, Carlos, querido uruguayo
¡Qué puedo decirte! Sí, resulta extraño reunirnos en este lugar, en este espacio de silencio, de lágrimas sepultadas, de restos solitarios, de polvo que vuelve a ser polvo….
Resulta extraño porque somos nosotros y porque se trata de vos.
Estamos acá, participando de un rito que la mayoría hubiera evitado. Retomamos antiguas ceremonias como un intento de justicia, de consuelo. ¡Qué ganas, qué necesidad!
Me lo pregunté, sí. ¡Qué necesidad! Si ya nos conocemos, si somos como somos, siempre los mismos y de la misma manera. Pero, por algo se organizó este encuentro y por algo acepté esta exposición que me resulta francamente difícil. Evidentemente tenemos necesidad de expresar en voz alta lo que sentimos y de juntarnos para confirmar que los que estamos acá te valoramos, te respetamos y sobre todas las cosas, te extrañamos.
Extrañamos tu compromiso, tu claridad, tu profesionalismo. Extrañamos las charlas casuales en alguna esquina, siempre profundas, siempre enriquecedoras, siempre significativas.
Extrañamos sobre todo, tu voz en la radio. El aire quedó huérfano. El micrófono te extraña y siempre te seguirá extrañando. Y es bueno que así sea, que siempre haga falta tu voz, tu estilo, tu empatía con el oyente, tu calidez, tu entusiasmo, tu análisis, tu alegría, tu sonrisa, tu creatividad, tu defensa y respeto por el pluralismo, por los valores de la democracia. Dejaste tu huella profunda, tu impronta imborrable.
En esta mañana de este otoño que se despide, nos encontramos un poco más solos, un poco más tristes. Sólo un poco, porque en este círculo que formamos, nuestras miradas se transforman en un abrazo compartido. Sólo un poco, porque nos vamos a ir pensándote, recordándote, llevándote a nuestro lado. Con la certeza de que siempre que te busquemos vamos a poder seguir caminando juntos.
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