El tipo fue tan pero tan sutil e inteligente para disimular su tenaz resistencia a la dictadura sangrienta de los 70, que hasta escribió un libro –pieza maestra de su genialidad—en el que justifica los golpes de estado, defiende un “derecho penal de excepción” que permitiría “La excepcional necesidad de dar muerte al delincuente”, y en definitiva aporta una estructura jurídica de justificación a la dictadura… (miren si sería inteligente el hombre) ¡en el mismo momento en que los crímenes sucedían! Qué bueno que hubo alguien que guardó ese libro, para que ahora podamos compartirlo todos y agradecer la inteligencia de este gran juez, que sobrevivió gracias a eso y pudo brindarnos hoy toda su sapiencia al servicio de la perspectiva de la democracia, los derechos humanos y las garantías constitucionales.
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