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Primer y último número de SER.

Un tesoro entrerriano: ya está on line toda la colección de la legendaria revista SER del Profesorado de la Escuela Normal

“Un verdadero tesoro científico, filosófico y literario entrerriano”, lo definen quienes impulsaron el proyecto de digitalizar y publicar on line todos los ejemplares de la revista-libro “SER” de los Cursos de Profesorado de la Escuela Normal de Concepción del Uruguay (1962-1994). Los veinticinco números de la prestigiosa publicación están ahora al alcance de docentes, estudiantes y público en general.

 

REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES

Los ejemplares de la revista/libro SER fueron editados a lo largo de más de tres décadas (entre 1962 y 1994) por docentes de los Cursos de Profesorado de la Escuela Normal Mariano Moreno de Concepción del Uruguay. El principal impulsor de esta singular publicación fue Roberto Ángel Parodi, un profesor e investigador uruguayense graduado en Paraná.

Es imposible sintetizar el formidable compendio de saberes y la producción de conocimientos realizada en aquella publicación a partir de una mirada centrada a la vez en lo local y regional pero con pretensión universal. El combo que produjo semejante obra, extendida a lo largo de un cuarto de siglo, fue mérito principal de quien fue su motor original: el profesor Roberto Ángel Parodi, uruguayense pero graduado en el Instituto Superior del Profesorado Secundario de Paraná, donde obtuvo en 1946 el título de profesor especializado en Castellano y Literatura. A Parodi, “a su iniciativa, a su tesón, a su porfía, se debe la fructuosa vida” de la revista SER, dijo a su muerte Julio C. Pedrazzoli.

Captura de pantalla del sitio donde están almacenados.

Ahora, gracias a un proyecto impulsado por docentes y estudiantes del actual ISFD de esa misma institución, los ejemplares de la prestigiosa publicación están al alcance de docentes, estudiantes y público en general. Ese trabajo permite acceder a lo que los impulsores de la iniciativa definen como “un verdadero tesoro científico, filosófico y literario entrerriano”.

El profesor Alberto J. Masramón —quien fue director de SER tras la muerte de Parodi— decía en 1994 sin falsa modestia y con conciencia de la necesidad de recuperar el legado de esas publicaciones: “Constituyen a nuestra manera el símbolo impreso del acontecer intelectual de cuarto de siglo. Con los años su valor resultará imponderable. SER se acrecentará cada vez más con el transcurso del tiempo”.

Qué fue la revista “SER”

En noviembre de 1962, a dos años de haberse creado los cursos del Profesorado en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, un grupo de docentes de la institución, impulsados por el profesor Parodi, decidieron editar una “revista de investigación” concebida como “una manera útil de complementar la enseñanza superior”. Así nació la revista SER, “revista de los cursos del Profesorado de la Escuela Normal Mariano Moreno de Concepción del Uruguay”. La encabezaron los profesores Roberto Ángel Parodi (de Literatura) y Alberto Jaime Masramón (de Historia), y el primer consejo de redacción estuvo integrado por Dario Peretti y Héctor Izaguirre (ambos de Literatura) y Amalia Aguilar y Eduardo Giqueaux (de Filosofía).

Entre sus “más importantes objetivos” se enumeraba la intención de “brindar una publicación técnica pero a la vez dinámica que sirva de material bibliográfico a los alumnos, profundizando temas de interés general” y además “posibilitar a sus profesores el medio de dar a conocer sus inquietudes con trabajos inéditos que complementen la tarea del aula”.

La revista SER se publicó a lo largo de tres décadas (entre 1962 y 1994) y produjo en ese período veinticinco números, cuyos contenidos abarcaron temáticas vinculadas con las diferentes disciplinas que se dictaban en el Profesorado de la Escuela Normal, pero también comentarios bibliográficos y producciones literarias de docentes y estudiantes de cada época.

De Juanele a Pizarnik, de Beatríz Bosch a María Esther

Las repercursiones en la época fueron muy destacadas: diarios y publicaciones de alcance nacional destacaban la labor de la revista, y en sus páginas además de los prestigiosos docentes de la casa, hay trabajos de algunas de las más destacadas figuras de las letras, las artes y las ciencias de Entre Ríos y algunas del país.

Así, se pueden encontrar textos de Juan L. Ortiz o de Carlos Mastronardi, de Facundo Arce y Beatriz Bosch, de María Esther de Miguel y Leoncio Gianello, de Oscar Urquiza Almandoz y de Domingo Liotta, de Alejandra Pizarnik y de Orlando Van Bredam, de Isidoro Blastein o de Rosa María Sobrón de Trucco, de Emma Barrandeguy y de Delio Panizza, de Ana Teresa Fabani y de Emma de Cartosio, de Manuel Macchi y de Eduardo Giqueaux, de Marta Zamarripa y de Alfredo Veiravé, de Jorge Enrique Martí o Adolfo Argentino Golz, de Eise Osman o Miguel Federik, entre otros.

Hubo intercambio epistemológico de la publicación con centros de investigación de América Latina, de Estados Unidos y de España. Héctor B. Sauret definió a SER como “el ejemplo cultural de Entre Ríos”. Tal fue su importancia y su aporte en el prestigio entonces creciente de los cursos del Profesorado de la Escuela Normal.

El profesor Héctor C. Izaguirre cuenta una anécdota respecto del nacimiento de la publicación: en los primeros días de 1963, se encontró en la capital provincial con un docente del Instituto del Profesorado de Paraná, establecimiento con muchos años de vigencia y un extenso recorrido en el ámbito cultural que le dijo: “En el Instituto queremos invitarlos a Parodi y a vos para que nos expliquen cómo hacen para editar la revista Ser.” La respuesta fue: “Muy sencillo, no esperamos solo ayuda oficial, recurrimos a empresas, industrias y al aporte de los propios docentes para hacerlo; además hay empresas y comercios que se sienten orgullosos de colaborar en un proyecto cultural”. Lejos estaba aquello de perseguir un interés pecuniario; solo la decisión de exponer conocimientos, de visibilizar la inquietud, curiosidad y vocación que los animaba.

Roberto Ángel Parodi, el impulsor de la publicación (retrato de Luis G. Cerrudo).

Y en efecto, las solapas de SER muestran el apoyo de empresas y comercios de la ciudad, la mayoría de las cuales ya no existen. Pero décadas después, queda el testimonio de una obra prestigiosa y poderosa de producción de conocimiento social que se autogestionaba, sin esperar que desde los organismos oficiales se les garantizara el flujo de dineros para editar.

El proyecto de digitalización

Unos años atrás, docentes y estudiantes del ISFD de la Escuela Normal Mariano Moreno presentó la propuesta de rescate y divulgación de los contenidos producidos por SER durante su historia, para lo cual propuso encarar la labor de escaneo, digitalización y publicación de los ejemplares.

Esa propuesta se convirtió en un proyecto de investigación que fue presentado en el marco de una convocatoria de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, a través de un programa con apoyo del Fondo de Promoción a la Investigación Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (FONIN).

El proyecto fue concretado por un equipo de cuatro personas, dos docentes del instituto (la Ing. Viviana Bourdetta, y el Lic. Américo Schvartzman, quien dirigió el proyecto) y dos estudiantes de Filosofía —que hoy ya son docentes (Milagros Basgall y Melina Caballero). Durante varios meses se escanearon todos los ejemplares y se fueron subiendo al sitio digital del ISFD de la Escuela Normal Mariano Moreno, en un apartado especial.

Todos los ejemplares cuentan con el índice detallado de todos sus contenidos, lo que facilita la búsqueda informática, y fueron alojados en un sistema que permite el reconocimiento de los textos, de manera de facilitar el trabajo de investigadores y lectores en general. Pueden descargarse libremente o consultarse on-line y se encuentran en formato PDF. El enlace para acceder a todos los ejemplares es el siguiente:

https://ensmm-ers.infd.edu.ar/sitio/revista-ser/

Los vaivenes del Profesorado

Los cursos del Profesorado de la Escuela Normal tuvieron en su historia tres etapas bien diferenciadas. La primera va desde su origen con cuatro carreras en 1960, hasta fines de la década del 80, con once carreras y un gran prestigio, que se verificaba en la llegada de estudiantes oriundos de todo el Litoral argentino y de la Banda Oriental. Fue a fines de los 80 que se convirtió, por decisión de las autoridades educativas nacionales, en un IES, un Instituto de Enseñanza Superior (que en su breve vida se llamó “Victoria Ocampo”). Ese intento de jerarquizar y normalizar la formación de docentes no duró mucho. Pero permitió que se diera un intento de recuperar SER: se editó entonces un nuevo número, el 25, ahora como “Revista del Instituto de Enseñanza Superior Victoria Ocampo”, en un volumen dirigido por el profesor Carlos Cufré. Fue el único intento.

Algunos años después fue creada la UADER, sobre la base del IES, y no hubo más ediciones de SER desde entonces. La flamante Facultad de Humanides de la nueva Universidad se instaló, provisoriamente, en el mismo lugar, y desde entonces comparte el edificio de la Escuela Normal. , Pero la nueva institución superior no se preocupó por la publicación alguna vez tan prestigiosa, que quedó abandonada (y ni siquiera completa) en los anaqueles de la biblioteca. A tal punto que la sorpresa principal de quienes la digitalizaron fue comprobar que los ejemplares no eran consultados desde hacía décadas: la “ficha” de cada volumen mostraba como últimas consultas a estudiantes o docentes curiosos de los años 90.

Primer y último número de SER: 1960 y 1994 respectivamente.

En 2009 la Escuela Normal recuperó su nivel superior, al conseguir que el CGE le aprobara la creación de tres nuevas carreras docentes: dos de ellas, en realidad, que habían sido dadas de baja cuando se creó UADER: Filosofía por un lado y Ciencias de la Educación por otro. Y una totalmente nueva: Educación Tecnológica. Con dificultades, con docentes precarizados (aunque lleva más de una década todos siguen siendo suplentes), con escasez de personal y dificultades edilicias (porque increíblemente la Facultad de Humanidades de UADER sigue allí, en su ubicación “provisoria”, 23 años después de su creación). Pero con todas esas dificultades, el ISFD de la Escuela Normal sigue planteandose desafíos y creciendo. Una buena forma de hacerlo es recuperar lo mejor del pasado para ponerlo al alcance de todos. Y eso es la revista SER.

Piezas del tesoro

Son incontables las maravillas que se encuentran en los volúmenes de SER. Enumerar esas joyas, filosóficas, literarias, historiográficas, ocuparía varias páginas. Mencionaré solo algunas.

 

  • Los aportes a la historiografía entrerriana son incontables. En el número 1 Miguel A. Gregori revela un aspecto ocultado por la historiografía respecto del nacimiento del Supremo Entrerriano. Con prueba documental (reproduce las actas bautismales) Gregori dio a conocer allí que “Josef Francisco” habría nacido dos años después de la fecha que se le atribuye, y sobre todo, que el error no sería azaroso sino deliberado, para ocultar que el máximo héroe federal era bastardo, hijo “de padre incognito” (¡horror!) porque Tadea Jordán se encontraba viuda y sin pareja en ese momento. De manera que el natalicio del Supremo no sería el 13 de marzo de 1786, sino el 3 de octubre de 1788.
Los documentos sobre la fecha de nacimiento de Ramírez.
  • Entre las muchas perlas literarias de la publicación hay adelantos de libros de prominentes autores argentinos, en especial entrerrianos. Así, por ejemplo, en 1972 publican el cuento de María Esther de Miguel “La ciudad de sal”, cuento que en libro recién se publicará varios años después (en el volumen “En el campo las espinas”, publicado por Pleamar en 1980). Algo similar ocurre con otros autores, como Isidoro Blaisten, que adelanta “tres cuentos cortitos”, ilustrados, en el número 15 de la publicación. Además otros grandes de nuestra literatura, como Orlando Van Bredam, publicaron en SER sus primeros textos.

 

  • Los textos de Parodi —una figura de las letras entrerrianas, aun no recuperada en toda su dimensión— sobre Borges o Neruda, sobre García Lorca o Daniel Elías, sobre Mastronardi o Ana Teresa Fabani, sobre el “Solané” de Francisco F. Fernández o sobre Panizza, sobre teoría literaria o polemizando sobre el valor de las décimas en la poesía, son algunas de las piezas del tesoro.

 

  • La producción filosófica en las páginas de SER merecería un capítulo aparte. Los aportes de pensadores nuestros como Eduardo Giqueaux, Chela Chappuis, el hoy reconocido a nivel nacional Mario A. Presas (premio Konex en Filosofía), Amalia Aguilar, Roberto Uncal (y sus textos sobre filosofía del derecho con una mirada social y cooperativa), son aspectos a recuperar y poner en valor.

 

  • El eminente Delio Panizza publica, en 1962, dos cartas que (asegura) permiten zanjar las polémicas respecto de la controvertida batalla de Pavón. Una de Urquiza, otra de Mitre. Esta última, asegura Panizza, cierra todo debate al reconocer el supuesto “vencedor” de Pavón que en realidad Urquiza declinó su victoria en bien de los intereses supremos de la patria” naciente. Dice Mitre allí que en Pavón “el mismo se inclinó con patriotismo”. Y luego no ahorra elogios al líder entrerriano, denostado hasta la calumnia por los historiadores porteños (rosistas o mitristas, en eso coinciden todos).

 

 

 

 

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