El actor, dramaturgo y director teatral, de enorme trayectoria en la escena local, falleció a los 84 años. Fue el impulsor de las Escenificaciones Teatrales de la Villa de la Concepción del Uruguay, entre muchas otras obras.
REDACCIÓN de EL MIÉRCOLES
Este martes 2 de enero se conoció la inesperada noticia. Primero conmovió al ambiente teatral y artístico de la ciudad, y luego comenzó a entristecer a toda la comunidad: Héctor Ferrari, un creador incansable de las tablas uruguayenses, se despidió a los 84 años, después de lidiar con severos problemas renales que lo obligaban a dializarse varias veces por semana. No obstante su estado de salud, Héctor se encontraba en plena actividad en su pasión de siempre, con los ensayos acostumbrados preparando una nueva edición de las “las Escenificaciones Teatrales de la Villa de la Concepción del Uruguay”, el exitoso ciclo que había ideado, escrito y dirigido en los últimos años. Precisamente hace escasos días se había anunciado el regreso de las Escenificaciones para este fin de semana: la séptima edición de esta exitosa propuesta teatral de la que Héctor fue el alma.
Había nacido en Concepción del Uruguay el 14 de noviembre de 1939, y el amor por las tablas había llegado a él antes de cumplir los 20 años: sus inicios en la actuación se remontaban al año 1958, con el padre Alberto Paoli, un sacerdote apasionado por el teatro que impulsó la actividad durante décadas. Héctor emigró luego a Buenos Aires, donde trabajó en la vieja Radio El Mundo, actuando con luminarias del radioteatro como Susy Kent, Mario de Rosas, Guido Gorgatti y Carmen Vallejos. También fue extra de cine y trabajó como actor en el Canal 7 de la capital.
A su regreso a Uruguay, Ferrari se sumó al legendario “Grupo 69”, con Enrique De Michele, Eugenia Orlegui y Osvaldo Neyra, entre otros. En 1978 inició su carrera como director de teatro, con la obra “Los Templos”, de la escritora uruguayense Elba de los Santos.
Apasionado por el teatro criollo, entre otras obras dirigió auténticos clásicos rioplatenses como “Juan Moreyra”, o “El conventillo de la Paloma”, de Alberto Vacarezza. También “El gran deschave”, de Armando Chulak y Sergio De Cecco, o el grotesco de Jacobo Langsner, “Una corona para Benito”.
Además, Héctor fue un comprometido adherente al peronismo, y tuvo una incursión en la gestión pública durante la intendencia de Luis Bermúdez. En ella fue director de Cultura de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde 1995 hasta 1998, año en que se alejó “por cuestiones particulares”, según contó un par de años después al semanario El Miércoles.
“La vida misma”
“Nací en la calle Rosario, en un barrio llamado La Broza donde soñar a ser actor era una utopía”, contó Héctor hace unos años, celebrando su amistad con otro enorme teatrista uruguayense, Félix Gutiérrez. “Nosotros jugábamos al teatro y hacíamos jugar a los otros gurises que nada tenían que ver con este ‘metier’. Nosotros insistíamos que teníamos que ser actores. Vos eligiendo autores: Arthur Miller, Shakespeare, Dostoievski. Y yo elegía los autores rioplatenses que me apasionaban. 70 años juntos con una amistad y un respeto mutuo”.
Héctor tuvo tres hijos, diez nietos y cinco bisnietos. Y seguía tan activo como siempre, y su esposa (con la que se habia casado en 2022), Friné Forno, era la productora de sus obras. “Estos dos últimos jueves ensayamos y Héctor estaba con una lucidez y vitalidad únicas”, contó Mili Rey, en el papel de La Delfina.
En el libro de Quichino De Michele sobre el Grupo 69, Héctor dejó algunas definiciones como ésta: “El teatro me dio la posibilidad de ser muchas personas a la vez. He sido un ejecutivo, un médico, un pordiosero. El hombre odioso, malo, de ‘Filomena Marturano’. El homosexual de ‘Convivencia’. El músico fracasado de ‘Stéfano’, el esposo torturado de ‘La valija’. El teatro me dio la posibilidad de crecer, de tener una personalidad, de sentirme seguro. El teatro es la vida misma”.
Mili Rey agrega que Héctor era un gran “puestista”, es decir, que sobresalía en las puestas en escena. En el libro, Héctor dice algo sobre eso, cuando recuerda que fueron los De Michele quienes lo empujaron a dirigir. Y señala que si bien trabajó menos con el Gringo De Michele que con Porota, su mejor labor fue en una obra dirigida por él: “La valija”. Dice lo siguiente: “Creo que fue mi mejor trabajo como actor”. Y luego añade:
“A mí (el Gringo y Porota) me han regalado no sólo el haber participado como actor junto a ellos, sino el haberme empujado y acicateado para que dirija. La continuidad del teatro depende de que haya directores. Yo he dirigido porque Porota me pidió que lo haga. No sé si soy bueno. Sé que soy un buen puestista. Que tengo la imagen de ellos como hacedores, como respetuosos de los actores y del público. Y me enorgullezco de haber trabajado con ambos”.
Las escenificaciones
Su último obsequio a la ciudad de sus amores fue el ambicioso y exitoso proyecto de las escenificaciones teatrales de las historias de la Villa de Concepción del Uruguay. Se trata de cuatro escenas teatralizadas que cuentan la historia de Concepción del Uruguay, sus protagonistas históricos y el aporte realizado por nuestra ciudad y la provincia al país.
Un trabajo descomunal que se ha convertido a lo largo de seis ediciones, en un recurso turístico de la ciudad, que se presenta en los escenarios reales ubicados en el centro de la Histórica. El propio Héctor lo describia de este modo:
“En muy pocas provincias del país tienen la oportunidad de contar nuestra historia en vivo. Tenemos los espacios que se necesitan: el Colegio Nacional donde el encuentro de Urquiza, Larroque, Zubiaur, la doctora Teresa Ratto, el general Roca y el presidente Frondizi estén interpretados por actores nuestros. La residencia del General Urquiza donde la tragedia de abril se vive con un dramatismo cuando Nicomedes Coronel termina con la vida de Urquiza con cinco puñaladas. Francisco Ramirez, La Delfina y Norberta Calvento en una escena de romanticismo y tragedia, donde Calvento ya anciana sueña con Ramirez y la Delfina. Y un final de ficción en el centro de la plaza entre Ramirez y Urquiza que es coronado con el aplauso de un enorme público. Este es un espectáculo totalmente gratuito, con música, color, vestuario de la época, para que ustedes lo hagan suyo. No dejemos que se pierda en el tiempo”.
Hace casi un año, en EL MIÉRCOLES, Quichino De Michele comentaba elogiosamente la puesta de las historias de la Villa:
“El teatro popular, simple, del pueblo, con el pueblo, con la participación de la gente, tiene muchos mentores, habladores y filósofos que lo sostienen, pero pocos que realmente lo llevan a cabo en el tablado. Mucha charla y pocas puestas. Es que no es fácil. He aquí uno de sus realizadores, desde un pueblito del interior: HECTOR FERRARI con mayúsculas. (…) Haber logrado combinar, ¡y que funcionen más o menos bien!, semejante cantidad de variables con personas, escenografías, tecnicaje, actores, apoyos, público, etc, en una puesta, es de por sí, digno del más grande elogio. Y hacerlo en cuatro locaciones, logrando que el público siga el espectáculo caminando tres cuartos de kilómetro, como si fuera lo más normal, es directamente apoteótico. Haber encontrado y elegido cuatro lugares de actuación en los que los protagonistas realmente han estado hace 150 años, también resulta un hallazgo escenográfico digno de todo respeto”.
Tributos al teatrista
Algunos testimonios del reconocimiento a Héctor Ferrari, recogidos por esta redacción:
Mario Lorán: “Sencillamente un hombre de teatro que desde hace muchos años supo mantenerse activo, promoviendo proyectos e interesándose (como el pasado sábado) en la manifestación por los atropellos a las instituciones relacionadas al arte y a la cultura”.
Quichino De Michele: “Nada, Héctor... no pienso molestarte en estos putos momentos, solo quería agradecerte por haber acompañado a mis viejos en estas locuras de los escenarios, por haberte animado como nadie al teatro popular y en espacios abiertos, históricos y citadinos, por resignificar lugares a través de la representación dramática, por subir tanta gente arriba de los tablados. ¡Chapeau!”
Maricarmen Galván: "Héctor... hondo pesar por su partida. En mi recuerdo quedarán por siempre los momentos compartidos, como actor, como director, como puestista. A los artistas no los despedimos con 'minutos de silencio'. ¡Los despedimos con un aplauso!"
Miguel López: "Partió Héctor, un prolífico hacedor de Teatro. Deja un gran vacío Las condolencias a su familia".
Mona Gastiasoro: "Héctor para mí era un eterno hacedor, era un excelente puestista y tenía una visión impresionante como productor, para encontrar la forma de hacer lo que tenía en mente. 'El conventillo de la Paloma' fue una de esas primeras locuras: una apuesta grande, con señores actores... Lo vi por ultima vez el sábado cuando hicimos esta movida (el reclamo de la comunidad artística) y él llegó muy temprano, se sentó en su sillón y estuvo. Héctor va a seguir estando".
Carla Velázquez: "De tu mano estrené por primera vez una obra de teatro... gracias por confiar en mí para dar mis primeros pasos en este arte que tanto amo! Un gracias eterno! Con Amor, Carla Velazquez ("Anita" de "Damas")".
Solange Restaino: "Teatrista de la vida. Teatrista en lucha. Teatrista hasta los últimos minutos en este plano. Teatrista que pensaba cómo iba a hacer el ensayo del próximo jueves y las funciones de 'Historias de la Villa Concepción' este 6 de enero. Héctor, te conocí de la mano de Mario Duten, y fuiste un crítico espectador de cada una de mis propuestas teatrales. ¡Gracias! Un gran aplauso para esta gira final".
Carlos Vecchio:
"Murió Héctor Ferrari, cuyo nombre abraza gran parte de lo que denominamos teatro.
De él fueron las noches engalanadas de belleza, de música y de alegría.
De él fueron las multitudes de aplausos y momentos de plenitud que no olvidarán quienes tuvimos la dicha de vivirlos.
De él, de Héctor Ferrari fueron, y lo son, el sortilegio de la transmutación y la metamorfosis de una persona común en un personaje escénico y un personaje escenificado en una persona común.
Supo, además, que el humor se sustenta en las flaquezas humanas y que, por lo tanto, realidad es humorificable.
Condujo multiplicados elencos y variopintos libretos que recrearon las épocas y situaciones, las personalidades y costumbres que hicieron el deleite de todos aquellos que gustamos de la historia, el arte y la cultura.
Amalaya la huella que se lo llevó.
El gran Héctor se fue y en la escena hoy nos falta un actor.
Una flor de Nomeolvides irá pintando el ojal de los viejos smokins y chalecos de compadritos arrableros
Se abrirán paso en nuevos personajes pero siempre detrás de ellos estará la llama vertical de una memoria viviente.
Siempre detrás de ellos estará como el gran actor y director que fue y lo sigue siendo, Héctor Ferrari".
También lo despidieron en las redes sociales su hija Mariana y Walter Magri:
Mariana Ferrari: "Buen viaje pa, que las mansas aguas del Estigia te trasporten a nuevos escenarios. Cuento contigo hasta el infinito y más allá. Te amo."
Walter Magri: "¡Hasta siempre amigo Héctor Ferrari! Fuiste el director que creyó que podía ser posible una obra de teatro que recorra cuatro escenarios distintos. Quienes te conocimos y las 'Escenificaciones teatrales de la Villa de Concepción' te vamos a extrañar mucho".
En nombre de la redacción de EL MIÉRCOLES, queremos decirle al querido Héctor Ferrari: tu nombre seguirá vivo y atado al teatro uruguayense, al que le diste tu vida entera. Hasta siempre, y gracias por todo.
Este miércoles a las 8 partirá el cortejo fúnebre desde Casa Cevey hacia el crematorio en el Jardín de Paz.
Fuentes utilizadas:
- Testimonios de Maricarmen Galván, Mona Gastiasoro, Miguel López, Mario Lorán, Quichino De Michele, Solange Restaino, Mili Rey, Carlos Vecchio, Carla Velázquez.
- “Pequeña crónica del Grupo 69 y otras historias”, de Quichino De Michele (1997)
- Facebook de Héctor Ferrari, de Walter Magri y de Mariana Ferrari
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