Tras la aprobación de la Cámara de Diputados de la Nación del viernes 2 de febrero de 2024 llega esta reflexión en décimas que compartimos con nuestros lectores y lectoras.
Por A.S. de EL MIÉRCOLES
Lo que está en juego señores
y es bueno que se comprenda:
que no se compre (y no vendan)
la verdad y los valores,
bienes comunes mayores
que son parte de un legado
derruido, depreciado,
pisoteado pero vivo.
Irán rumbo del olvido
quienes lo hayan olvidado.
Nunca la patria se vende.
Ella es algo inmaterial
y no siempre lo real
es igual a lo aparente:
si la patria es nuestra gente
(coinciden Borges y Fierro)
a sus palabras me aferro:
quien no cuida a sus hermanos
dice "patria" pero en vano.
Y es el peor de los yerros.
Concentrar todo el poder,
desamparar a mi gente,
socavar más el ambiente,
liberar al mercader,
aumentar el padecer
de pymes y jubilados,
gurises y asalariados,
para juntar metal vil
y saldar al FMI
dinero que se han fugado.
De eso se trata el programa,
el gran paquete aprobado
ayer por los diputados.
Y cual loros lo proclaman
como solución al drama
de mi gente y de mi tierra.
Subieron la motosierra
a un Ómnibus normativo
que luce, por mil motivos,
más como tanque de guerra.
Una guerra ya vivida,
para quien tenga memoria.
Dará otra vuelta la noria
de esa historia conocida
de tragedias repetidas
(porque así es la humana esencia).
Estos tiempos de indecencia
como otros, también pasarán.
La memoria guardará
los nombres de la vergüenza.
3 de febrero de 2024
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