El Síndico a cargo de la empresa Senor aseguró que el pasivo de la empresa es de 12 millones de pesos, pero lo único que hay para rematar está en el galpón que depende del Ente Portuario de Concepción del Uruguay, donde se desarrollará el remate. Se trata de una chatarra y algunas herramientas valuadas por el martillero público del Síndica en 52 mil pesos como precio base.
El síndico de Senor, Horacio Larrivey, se refirió a la frustrada fabricación de una máquina cosechadora en Concepción del Uruguay, a cambio de aportes estatales que terminaron en una aventura de presunta defraudación. “Armaron todo esto para hacer un fraude o le salieron mal las cosas”, dijo el síndico, en sintonía a lo que publicó El Miércoles Digital cuando los mismos dueños de esa firma confirmaron ante la Justicia las irregularidades de su constitución.
En diálogo con el programa Fuera de Juego (Canal 4 Somos Gualeguaychú), explicó además que el pasivo Senor es de 12 millones de pesos, pero lo único que existen son algunas herramientas valuadas por el martillero público del Síndica en 52 mil pesos como precio base. “El monto recaudado por el remate, apenas alcanzará para cubrir los gastos del concurso”.
La empresa se concursa, la sociedad anónima estaba integrada por Ricardo Senor, el hijo Ricadro Javier y un cantador Sergio Scravaglieri. El apellido Senor es tradicional en la agroindustira desde hace décadas. Conformaron esta industria que se llamó Grandes Máquinas para poder fabricar cosechadoras, tolvas e implementos agrícolas, que fue formalizada en 2010 con un capital inicial de 100 mil pesos para semejantes proyecto” publicó Análisis Digital.
“Ellos –dice Larrivey– ya tenían antecedente en una sociedad de hecho que funcionó en otra provincia, y el primer tramo del crédito que le otorga el gobierno provincial, lo hace a nombre de otra sociedad que no fue esta, sino que a través de un decreto y contrato mutuo se transfiere ese dinero a Grandes Máquinas”. Dice que “los proyectos, por lo menos en los papeles, era bastante ambicioso” y que “se pensaba fabricar de acuerdo a las estimaciones de ellos entre tres a cuatro cosechadoras de tecnología de punta”. Recordó que la primera máquina iba a estar terminada para noviembre del 2011 y finalmente lograron armar el primer prototipo en febrero del 2012. En mayo lo presentan en público y lo llevan a Buenos Aires.
“Aquí hubo un error conceptual en cuanto al apoyo que debe tener un gobierno hacia una industria o un proyecto de inversión”, dice el síndico y agrega: “Se le dio crédito a una empresa con escaso capital propio y la suerte de este proyecto iba de la mano de tercero, ya sea por proveedores o por el propio Estado. Al momento que ellos concursan la quiebra, el 67 por ciento del capital era de terceros y solamente el 33 por ciento era soportado por el capital de la sociedad en la cual nunca registró un inmueble, un automotor o un bien de uso”.
“Se le otorgó dinero a una sociedad que tal vez el proyecto era genuino, no sé cuáles eran las intenciones, pero con un riesgo que los empresarios no lo soportaban”, agregó.
Al ser consultado por qué cree que el gobierno nacional no haya intentado salvar la empresa para evitar el costo político Larrivey dijo: “En el proceso del concurso, ellos ni siquiera presentaron propuestas, como tampoco lograron una conformidad del gobierno. Me dio la impresión como que el gobierno le retiró el apoyo”.
En la quiebra iniciada por los empresarios Ricardo Senor, padre e hijo, y Sergio Scravaglieri, el gobierno provincial es uno de los acreedores a través del Fondo de Inversiones de Entre Ríos que reclama 6.052.707 pesos de los ocho desembolso que le dio en préstamo a la empresa y la AFIP 778 mil; mientras la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER), va por 250.000 pesos, que sumado a otros acreedores privados, entre ellos el Ente Portuario, que reclama el cobro de los alquileres. En total el pasivo llega a los 12 millones de pesos.
“Me tomé el trabajo el trabajo de sumar los ocho tramos del crédito en peso y pasarlo a dólar a oficial, que me terminó dando prácticamente 1,4 millones de dólares”, sostuvo.
EL PASIVO DE LA EMPRESA
Sostuvo que el pasivo de la empresa Senor es de 12 millones de pesos, pero lo único que hay para rematar en un galpón que depende del Ente Portuario de Concepción del Uruguay, donde se desarrollará el remate y que está bajo resguardo de Prefectura. Se trata de una chatarra y algunas herramientas valuadas por el martillero público del Síndica en 52 mil pesos como precio base.
Afirmó que “el monto recaudado por el remate, apenas alcanzará para cubrir los gastos del concurso”. “El dinero –agregó– es tan escaso que no se sabe con exactitud si alcanzará para repartirles algo a los 22 ex empleados de Senor, que están como acreedores en la quiebra”.
La quiebra está siendo administrada por el Juzgado Civil y Comercial Nº 3 a cargo del un juez suplente, Agustín Waimberg sin ninguna experiencia en carrera judicial.
Waimberg, remplazó al juez Leonardo Portela, quien decretó la quiebra de la empresa en abril del 2014.
Portela, que es de Gualeguaychú, dejó ese fuero judicial para asumir como juez suplente en el Juzgado Civil y Comercial Nº 1 para cubrir la vacante que dejó Víctor Arakaki tras acogerse al beneficio jubilatorio.
Waimberg, es de Gualeguaychú, trabajaba en el departamento jurídico del Banco Nación de esta localidad, junto a Jaimito Martínez Garbino.
Larrivey contó que la causa de la quiebra tuvo “todo tipo de demoras imaginables”, para que el remate se haga luego de las elecciones PASO, “debido a que es considerada una estafa escandalosa, donde el gobierno de Urribarri quedó inevitablemente pegado por haber autorizado el crédito y haber anunciado con bombos y platillos la instalación de esta empresa en La Histórica”.
Cabe recordar que en 2013 un prototipo de la máquina se mostró en la Plaza de Mayo. En esa oportunidad, la presidenta Cristina Kirchner se subió al proyecto de cosechadora llamada Maag Mitos, que fue la que apareció poco después en Angola y se exhibió en el marco de un viaje de promoción industrial.
La firma Senor, tenía más de cien años en el rubro de grandes máquinas agropecuarias y tuvo sus orígenes en la ciudad de San Vicente, provincia de Santa Fe, fabricó la primera cosechadora de granos de la historia latinoamericana. Sin embargo, ahora el prototipo no pasó la prueba técnica básica.
La planta se inauguró en 2011 y al poco tiempo comenzó con el armado de las primeras piezas para el primer prototipo y presentó un plan productivo para el 2012 con el fin de fabricar 18 cosechadoras. En 2013 se anunció la posibilidad de exportar esas máquinas a Angola.
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