Hay quienes se espantan con la foto de una requisa a los presos de alto perfil y justifican “la reacción narco”, mientras guardan impúdico silencio cuando escuchan a un ex ministro pedirle a una narco, que le negocien un encuentro con el máximo líder de Los Monos. Los mensajes del teléfono de la narco y la necesidad de tomar medidas.
Es mentira que los narcos mataron a dos taxistas y fusilaron a un colectivero porque se enojaron con esa foto. Antes, el viernes, habían baleado a un colectivo que llevaba al personal penitenciario de la cárcel de Piñero. Es insoportable ver morir a trabajadores, y en lugar de repudios a los criminales, escuchamos en la Cámara de Diputados, denuncias contra quienes toman las medidas que ya bajaron en casi un 60% por ciento los crímenes en Rosario, en apenas tres meses.
El narcotráfico es difícil de combatir, porque la demanda de drogas es la que ordena el mercado. Y ese no es un problema de Rosario, ni de la provincia de Santa Fe. Es un problema en el mundo y sabrán quienes ordenan ese negocio por qué no han decidido hacer lo único que se puede hacer para terminar con este sangrado diario de la humanidad: legalizar el tráfico de drogas, prevenir el consumo y recaudar impuestos en un negocio que además de matar, compite ilegalmente.
Pero mientras eso no se decida, no hay alternativas: O se lo combate con las fuerzas que se tengan, o se negocia con ellos y se les entrega la administración de la seguridad pública y la vida de miles de personas inocentes.
Y entonces, vayamos a los datos que importan.
Dato 1: En lo que va del año, y trazando una comparación con los años 2022 y 2023, según datos del Observatorio de seguridad pública de Santa Fe, los crímenes bajaron casi en un 57 %: fueron 48 en 2022, 57 crímenes en 2023, contra 26 del mismo periodo en el año que transitamos.
¿Suerte? No. Decisión política de aislar a los presos de alto perfil- con participación en bandas delictivas- e inhibirlos de cualquier comunicación con el exterior. Era una obviedad, lo sabíamos todos, los fiscales se cansaban de repetir: “El 70 % de los homicidios en Rosario, se ordenan desde las cárceles”. Pero para la gestión Perotti, no importaba. El jefe del servicio penitenciario durante los 4 años, el pastor evangélico Walter Gálvez, demoró todas las acciones que pudieran reducir la libertad de acción dentro de los penales. Los inhibidores de celulares, demoraron tres años en licitarse e instalarse, los presos se fugaban por arriba, por abajo, adentro de carritos de supermercados o desde los hospitales.
Esa inacción, se confirmaba con las palabras de algunos miembros del Servicio que reconocían “que las cárceles están bajo dominio narco”, como dijo Walter Orellano, mientras sufría las persecuciones dentro del sistema.
Los medios santafesinos, no mencionaban a Gálvez, lo ignoraban. Como tampoco se preocuparon cuando el insolente Marcelo Saín, vino a desarmar todas las estructuras funcionales de la policía, abrirles el juego a los narcos dentro de las cárceles, y ocupar la mayor parte de su tiempo como Ministro, en organizar persecuciones a políticos, empresarios, jueces y periodista, a “pedido de Omar Perotti”, como terminó confesando el ex jefe de la Policía Aeroportuaria, en sus infinitas incontinencias verbales en Off, en On, por WhatsApp.
Para Perotti las cárceles, los narcos, dejaron de ser un problema y se convirtieron en espacios abandonados y gobernados por los más fuertes. Así, desde 2019 hasta 2023, los homicidios en Santa Fe y Rosario, se multiplicaron por tres, mientras en el resto del país esos números bajaban.
Dato 2: Mientras se tramitan sanciones para un fiscal que se ocupaba de las causas que “más interesaban a Saín”, el fiscal informante en la Comisión de Acuerdos, Leandro Mai, ventiló un audio que parece terminar de explicar todo: Marcelo Saín mantenía una relación “amigable y húmeda” con una ex miembro de la banda de Esteban Lindor Alvarado, que pasó a ser “testigo protegida” del Fiscal Matías Edery, para luego convertirse en protegida y prestanombres del Jefe de los Monos, Ariel “Guille” Cantero.
Si. En mayo de 2020, mientras ocupaba el centro del poder de la seguridad de la provincia de Santa Fe, Marcelo Saín se mensajeaba con Marina Ortigala, y le proponía un “encuentro”.
Extraído de la prueba presentada por el Fiscal Leandro Mai, ante la Comisión de Acuerdos de la Legislatura de Santa Fe, el Miercoles 6 de marzo de 2024.-
Saín dejó de ser ministro en marzo de 2021, y Ortigala se convirtió en la “dueña” de 14 propiedades de Los Monos, y luego en detenida e imputada, por extorsiones y amenazas de muerte contra Agencieros del juego legal en Rosario. Hoy está detenida, pero antes de estarlo, le prometió al ex Ministro- en funciones de asesor de Aníbal Fernández- un encuentro con el mismísimo “Guille” Cantero. Así queda expuesto en los mensajes de audio que se enviaron con Saín, y que fueron aportados como pruebas en la legislatura por el fiscal Mai:
¿Para qué quería Saín, funcionario de Seguridad de la Nación, visitarlo a Cantero?
¿Qué vínculo tienen, estos estrechos lazos de Saín con Ortigala y Cantero, con la “liberación” de las cárceles en Santa Fe, durante el gobierno de Omar Perotti?
¿Cuantas muertes se hubieran evitado, si los presos de alto perfil hubieran estado verdaderamente aislados durante ese lapso, y no en dominio pleno del espacio carcelario?
Hoy, cuando los narcos matan con la furia de quienes manifiestan enojo, hay quienes prefieren poner el ojo sobre la foto “a lo Bukele” que mandó a publicar el equipo de comunicación del gobierno de Pullaro, pero parecen ignorar la gravedad de las omisiones y las acciones de la gestión anterior.
El doble discurso, la hipocresía, de quienes ven en las acciones contra el narcotráfico, un “avance de las ideas y las acciones dictatoriales, contra la libertad de los santafesinos”, es la misma que les valió para convertirse en presentadores de libros del propio Saín, después de haber sido ministro.
¿A quién perjudica y a quienes beneficia el discurso de las “garantías constitucionales de los presos”, las amenazas veladas de que las fotos producen “reacciones como estas”?
Definitivamente en Santa Fe, terminó una época. No habrá forma de darle batalla a nadie, si el poder político no enfrenta al narcotráfico de la manera más dura posible.
Los choferes muertos, son víctimas de las acciones del narcotráfico. No de las reacciones ante una foto.
La facilidad para matar, impacta de una manera cruel en el ánimo de los rosarinos que vuelven a temer por sus vidas.
¿Es o no es terrorismo, salir a matar al azar?
Por estas horas, el equipo especial de fiscales armado para esclarecer los hechos, ya tendrían detenidos, dicen, a los autores de los atentados. Es decir, el ESTADO funciona.
Desde el gobierno provincial, reclaman más asistencia de recursos federales, y la ministra Bullrich, dice que mandará a personal de las F.F.A.A para ayudar en la logística.
¿De qué lado estamos, repito, los que queremos vivir en paz?
La corrección política, las ideas de la criminología crítica que supo poner de moda el ex ministro de la CSJN, Eugenio Zaffaroni y que con dificultad podrían ser aplicadas en sociedades hiperdesarrolladas como la sueca o la dinamarquesa, no pueden seguir delineando los límites al delito.
(*) Esta columna de Opinión de Coni Cherep fue publicada originalmente en el portal conicherep.com. Se reproduce por gentileza de su autor.
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