El edificio tiene severos problemas en diferentes aspectos. En noviembre del año pasado, casi cinco meses atrás, se fue la empresa que estaba a cargo de las obras de refacción en la histórica institución, culpando al Gobierno Provincial de no pagarle lo que se le adeudaba. Para entonces era muy poco lo que se había hecho. Desde entonces el abandono del edificio se agrava y en estos días tanto sus autoridades como docentes, estudiantes y familias se encuentran cada vez más preocupados por la situación. Las voces responsables desde Arquitectura dicen que se retomarán las obras en forma “inminente” pero no dan fecha cierta, y relativizan parte del reclamo.
J.R.D. de EL MIÉRCOLES
Fotomontaje de portada: M.B. de EL MIÉRCOLES
Por falta de pagos y por decisiones gubernamentales que se difieren, la histórica Escuela Normal Mariano Moreno de Concepción del Uruguay, la segunda de su tipo en todo el país, se encuentra viviendo una situación edilicia de suma gravedad: lleva meses con obras paralizadas, con todos los riesgos de seguridad que ello implica, mientras se dictan las clases (en todos los niveles: inicial,medio y superior) en situación cada vez más precaria. Las autoridades y docentes denuncian filtraciones de agua por los techos de algunas aulas, temiendo por su integridad física y en especial por la de sus alumnos y alumnas, mientras el salón de actos se encuentra inutilizable.
Lo cierto es que desde la Escuela aseguran que la empresa al irse dejó “todo tirado, roto, sucio y sin terminar”. Las actuales autoridades de la Dirección de Arquitectura se defienden argumentando que el parate viene de la gestión anterior, que dejó de pagarle a la empresa adjudicada, mientras asegura “que es inminente la reactivación”, aunque sin dar precisiones sobre cuándo ocurriría. También explican lo que pasó con las aulas que se llovieron torrencialmente el 14 de marzo, y relativizan parte de las denuncias. Paso a paso detallamos lo que se reclama y las respuestas desde las autoridades de Arquitectura.
Lo que tenían que hacer y no hicieron
En febrero de 2023 licitaron obras para la restauración del salón de actos de la Escuela Normal, y también otras de no menor importancia, como la impermeabilización de los techos de losa. (Ver nota). La obra tuvo un presupuesto oficial de 50.336.693,94 pesos y un plazo de ejecución de 150 días corridos. Dos empresas presentaron sus ofertas: Constructora Cardenal SAS; y Peterson Orlando José María, siendo la segunda la que resultó ganadora.
Según los pliegos, “el establecimiento a intervenir ocupa una superficie de 6.289 m²”, “fue construido en 1914” y por lo tanto, “partes de la cubierta del edificio se encuentran en un estado deteriorado, con filtraciones y requiere de trabajos de restauración”. El proyecto debía dar una solución a los inconvenientes que presenta el edificio en ese aspecto, y para ello se debían reparar las cubiertas “con una membrana asfáltica con geotextil de 4mm tipo megaflex geotrans”, se reemplazarían los caños de lluvia y “se conectarán a las bocas de desagües vinculadas al sistema pluvial existente”. Además, se debían reconstruir “las cámaras de inspección y cañerías del desagüe cloacal de dos de los cuerpos sanitarios”.
Falta de pagos
La empresa Peterson empezó con los trabajos en el mismo período en que el país desarrollaba, durante 2023, un intenso año electoral con vaivenes económicos. A fines de 2023 la crisis se agudizó y los pagos de las certificaciones a la empresa dejaron hacerse, según dijeron los representantes de Peterson al irse, en noviembre. Después de algunos reclamos sin respuesta efectiva, decidieron retirarse con la obra sin terminar.
Quien visite la Escuela Normal en estos días podrá ver con sus propios ojos un panorama que se mantiene incólume desde hace meses: galerías y patios rotos, baldosas levantadas, cables caidos, sectores anulados con mediasombras verdes y alambres, el salón de actos abandonado y aulas en un estado cada vez más calamitoso. Las imágenes que acompañan esta nota, que fueron enviadas a las autoridades educativas, son ilustrativas de la situación.
En diciembre llegaron los recambios institucionales en la Provincia y Nación. A la decisión nacional de frenar todo lo que sea obra pública, se sumó el Gobierno entrerriano “de barajar y dar de nuevo, revisando todo”. Aunque en estos días la misma responsable de la zonal de Arquitectura dijo a EL MIÉRCOLES “que es inminente, es prioridad”, el retorno de esta obra.
Un informe calamitoso
Terminaron las clases, pasaron las vacaciones, empezó el ciclo lectivo 2024 y todo permanece igual. Eso motivó que desde la misma Rectoría de la institución —a cargo de la docente Marina Cañete— elevaran sendas quejas a la Dirección Departamental de Educación y a la Zonal de Arquitectura.
El informe enviado a las autoridades releva las calamidades que enfrenta el edificio escolar de manera terminante:
“La empresa se retiró y dejó los techos descubiertos y rotos, además se rompieron todos los caños de las instalaciones de gas. Sacaron todas las membranas y no solo no pintaron, no pusieron membranas nuevas, esto causa que varias aulas se lluevan completamente. Avisado el arquitecto que la lluvia que entra en las aulas quemó los ventiladores nuevos, nos prometió que iban a reponerlos antes de que comiencen las clases, cosa que nunca hicieron, por lo que tenemos varias aulas que se llueven como afuera y sin ventiladores. Por otro lado subimos al techo y encontramos que han roto todos los caños de gas, algo inentendible ya que no tiene lógica. Desarmaron el salón de actos completo y se retiraron dejando todo tirado, roto, sucio y sin terminar. Los baños están inhabilitados, las cadenas no tiran, están tapados, rotos, no tienen cámara de salida, se llenan de agua. Las aulas con piso de madera ya no se pueden abrir las puertas porque están levantados y rotos. La instalación eléctrica es peligrosa y antigua. Las galerías se llueven y los pisos se levantan lo que hace peligroso los recreos de los estudiantes de los distintos niveles comenzando por el inicial. Las puertas no tienen picaportes, no cierran, y las ventanas no abren o se caen”, detallaron en el informe.
“Es inminente la reactivación”
La arquitecta Grecia Odiard asumió hace un mes la responsabilidad zonal de Arquitectura de la Provincia. Ante el requerimientos de EL MIÉRCOLES dio su mirada sobre la situación de las refacciones. Lo mismo hizo el arquitecto Javier García, inspector de la obra.
“La obra tenía un gran porcentaje de avance y tuvo que ser paralizada porque la gestión anterior contrajo una deuda con la empresa que la estaba llevando a cabo, que la frenó en noviembre. En enero hubo una orden de la provincia de paralizar las obras por 60 días porque se habían encontrado con una caja en cero”, dijo la profesional. “Decidieron parar hasta reactivar con más fuerza, con más espalda, eso es lo que se trata de lograr ahora, están en negociación”. Al momento de la nota dijo desconocer el monto de lo adeudado.
Aseguró que es “inminente la reactivación de la obra, es lo que me transmitieron desde Paraná, a todos nos urge. No quiero decir si será este mes o el siguiente, pero es muy próximo porque ya pasó demasiado tiempo con la obra parada. Esto trajo un montón de problemas, nadie lo niega, estamos desesperados para que se reactive y la escuela quede como se merece”, sintetizó. La obra seguiría con la misma empresa Peterson, “hasta ahora no hay otra información”, indicó la funcionaria.
Por su parte, García sostuvo: “Entiendo a la rectora, pero a las áreas técnicas se nos escapa, porque cuándo se va a reiniciar no es una decisión que podamos manejar. Es un edificio enorme y los de ese tamaño generalmente están en obras, ya sean preventivos, correctivos o de ampliación. Todos los años, siempre es necesario hacerle algo. Como técnico espero que me bajen la línea desde la provincia de que se puede reiniciar”. Según sus cálculos la obra está en un 50 por ciento.
Explicación por las lluvias de las aulas
El 14 de marzo el fuerte temporal que azotó la región tuvo un fuerte impacto en el establecimiento. Se viralizaron imágenes y videos que mostraban un aula en la que cayó agua en grandes cantidades mientras los chicos daban clases (Ver nota: La mayoría de las escuelas…). Desde Arquitectura dieron su respuesta: “Son aulas no contempladas en la obra, con un techo de chapa y una conversa con cargas que no desagotan por falta de limpieza, se llena de hojas, se tapa y el agua se filtra; es algo que ocurrió en otros años”.
De todas formas adelantaron que van a intervenir con una obra de emergencia para cambiar ese techo y el sistema de desagote. “Por ahí la gente ve una situación y piensa que es algo grave pero, técnicamente es fácil de solucionar porque se limpia la conversa y el agua se escurre”, remató.
Así se llovía un aula el 14 de marzo. Según explicaron "porque no se limpiaron las canaletas de desagote"
Odiard agregó: “Nos subimos al techo con la rectora, quien insiste en que es por consecuencia de la obra, tratamos de hacerle entender de que no es consecuencia de eso, sino que no son limpiadas. Tendrían que subir todas las semanas a barrerlas, más en una escuela que tiene tantos árboles alrededor, porque se llena de hojas y el agua no descarga, se hace una pileta en la parte de arriba porque es un techo rodeado por cuatro cargas, trabaja independiente respecto al resto del escurrimiento del edificio que tiene losa. La solución que quiere hacer Arquitectura es hacer una canaleta sin carga, cambiar la conversa por una canaleta que tenga un escurrimiento más simple”.
“Lamentablemente tenemos que recurrir a la autolimpieza en las escuelas porque se está complicando cada vez más. Hay cada vez más limitaciones en las incumbencias del personal de limpieza, por ejemplo no se pueden subir a más de dos metros de altura, cada vez les corresponde hacer menos cosas, entonces los edificios están cada vez más desprotegidos. Se viene complicando año a año y los que pagan las consecuencias son los edificios y los usuarios”.
Aclaró que esos arreglos del techo quieren encararlos “como parte de una obra de emergencia, lo mismo para un cuerpo de baños que está con problemas”. No obstante la profesional reconoció que hay filtraciones en otras partes del edificio que si son a raíz de la obra detenida, “pero es en menor medida”.
Las obras que faltan
Con respecto a la obra inconcusa, los funcionarios detallaron las obras que restan realizar en el salón de actos (“cambio del techo de chapas, bajada de desagües fluviales, todas las bocas de desagües, en la galería no se terminó de colocar el piso calcáreo original”) la reconstrucción interior del salón, reparar las paredes y hacer el trabajo de pintura”.
También dijo que “la obra incluye la colocación de membrana geotextil en todos los techos que estaban faltando”, dice García, quien asegura que esa parte “está terminada en un 90 por ciento”.
Sobre la situación de los pisos explicó que “la escuela tuvo pisos de madera, que con el tiempo se fueron rellenando y cambiando por piso de granito, son obras caras y por eso se hace de a poco, quedan varias aulas con el piso en malas condiciones”.
Consultado acerca de los cables que se pueden visualizar “al aire libre” en varias partes del edificio, indicó: “Hay sectores que se han ido reparando. La escuela es muy grande, son cuatro manzanas, se van haciendo reparaciones parciales”. Por su parte Odiard reconoció que está desprolija la situación del cableado que va por las galerías pero que “no hay una situación de peligro”.
Odiard también dijo que sobre las quejas por el corte de un caño de gas que denunció la Rectoría “era una parte obsoleta que estaba en desuso”.
Reclamo de docentes
También desde el cuerpo docente y a través del gremio Agmer, se presentaron reclamos por escrito acerca de la situación que aparece como cada vez más preocupante.
Gimena García, delegada gremial de Agmer en el nivel medio en la Escuela Normal, dijo a este medio que los docentes de la institución "nos encontramos en permanente diálogo y estado de asamblea. E invitamos a la comunidad educativa a sumarse a nuestro reclamo. No podemos seguir trabajando y los chicos estudiando en estas condiciones, que ponen en peligro su integridad física como también psíquica. El Estado debe dar una respuesta inmediata que esté a la altura de la gravedad en la que se encuentra nuestra institución".
En una de las presentaciones a las que accedió EL MIÉRCOLES, se expresaba entre otras cosas, en el pasado mes de febrero:
“El edificio escolar presenta muy malas condiciones generales, producto de la paralización de obra y resulta peligroso transitar muchos de sus espacios. Solicitamos nuevamente se arbitren las medidas necesarias para proteger a toda la comunidad educativa, garantizando el derecho de nuestros/as estudiantes a cursar en espacios seguros y al personal de hacer lo propio, sin poner en riesgo su integridad física y/o psíquica”.
En una nota previa, elaborada por el cuerpo de delegados gremiales, se detallaban cada uno de los problemas de “limpieza, higiene y seguridad”, y se concluía marcando:
“Como es de conocimiento de todos, al quedar la obra paralizada quedó mucha suciedad y muchos espacios peligrosos para la circulación de estudiantes y personal de la escuela: cables colgando en el patio, pasillo con huecos en paredes y caños expuestos, pisos rotos sin baldosas. Atendiendo a esta situación, consideramos que deben repararse en lo inmediato para garantizar un cursado seguro y en condiciones pues es sabido que en marzo continúan las altas temperaturas y es insostenible estar sin ventiladores y ventilación. Solicitamos se arbitren los medios necesarios para su reparación, limpieza y puesta a punto de nuestra Institución; quedando los/as docentes en estado de asamblea para tomar las acciones necesarias en caso de que no se garantice un cursado seguro a estudiantes y docentes/no docentes”.
Desidia, lógica y prioridades
Un mes después de las notas consignadas en el párrafo anterior, la asamblea de docentes de nivel superior insistió, advirtiendo sobre el riesgo “de cualquier eventualidad, circunstancia o accidente que pudiera ocurrir en nuestra institución a los/las estudiantes, como así también al personal docente y no docente” y cuestionando “la desidia del Estado”.
La arquitecta Odiard aseguró que “por ahí se tergiversa y se informa que la responsabilidad es 100 por 100 de Arquitectura, tenemos que ser un poquito lógicos en esta cuestión, nos pasa en todas las escuelas. Hay escuelas que soportan de todo y es por la voluntad del equipo directivo, ordenanzas, es muy importante trabajar en conjunto las tres partes. No todo es responsabilidad de Arquitectura”.
Desde la Escuela se reciben con preocupación ese tipo de respuestas. En las asambleas docentes y en reuniones de los cuerpos directivos surgió la reiterada propuesta de convocar a una Asamblea de toda la comunidad educativa, para que todas sus partes integrantes —familias, estudiantes, docentes, no docentes, e incluso la UADER, que sigue funcionando dentro del edificio desde hace casi 24 años— estén al atento de la gravedad de la situación y se comience a visibilizar el reclamo.
En la ultima semana, restringieron la zona de trabajo y de ciruculación en el Jardín de Infantes, por los problemas edilicios y los riesgos para personal y gurises.
Uno de los integrantes del equipo directivo reflexionó amargamente en diálogo con este medio: "¿Ustedes creen que algo así podría pasar si fuera la Escuela Normal de Paraná? ¿Casi medio año las obras paradas y el edificio en este estado? Tenemos que salir a denunciar esta situación en los medios o esto va a quedar así por años".
Mientras se espera la reactivación de las obras que prometieron las autoridades políticas, las clases se siguen dictando en situaciones que el reclamo de docentes y autoridades consideran “de severos riesgos”. El paso del tiempo no trae tranquilidad, y pese a las alternancias, parece persistir un denominador común en las diferentes gestiones: la educación pública no se revela como una prioridad para quienes rigen nuestros destinos.
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