El 10 de septiembre de 1815 (hace máomeno 200 pirulos) la Banda Oriental del Uruguay estaba acechada por los enemigos portugueses, españoles y porteños.
Por JULIO MAJUL
En un descuido de tan poderosos imperialismos, la orientalidad tuvo, por vía del genio de José Artigas, uno de los momentos más lúcidos de la historia de toda Abia yala, o sea la tierra que los europeos denominaron América.
Ese día, Artigas dicta el Reglamento de Tierras para la Banda Oriental. Es una especie de decreto (en términos contemporáneos) y técnicamente se denomina “Reglamento provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de la campaña y seguridad de sus hacendados”. La historia lo recuerda abreviado como el Reglamento de Tierras de Artigas de 1815.
Hace poco el Banco Central uruguayo emitió una moneda especial en recordación del hecho, y nuestro gran historiador Juan Antonio Vilar dio una instructiva charla en Paraná sobre la cuestión.
DE QUÉ HABLA EL REGLAMENTO DE TIERRAS
Resulta por demás instructivo saber de qué trata el Reglamento.
Dispone la entrega de tierras a “brazos útiles para la población de la campaña”. Y enfatiza: “con prevención de que los más infelices serán los más privilegiados”. Y enumera como ejemplo a “los negros libres, los zambos, los indios, los criollos pobres, las viudas pobres con hijos”. (Esto en los arts. 6 y 7. En el art. 19 prohibe la venta). Los terrenos serían entregados, no vendidos. Se prohibe también la matanza de ganado sin marca.
A los beneficiados con el reparto les impone la obligación de construir un rancho y dos corrales “en el término preciso de dos meses”; y en caso de no cumplir, “será el terreno donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la provincia”.
Los terrenos a repartir serían grandes, por cierto: “una legua y media de frente por dos de fondo”, o sea más o menos 7.500 hectáreas, calcula Juan Vilar. Pero podría ser bastante más, por cierto.
MÁS DETALLES IMPORTANTES
Los terrenos que se repartirían serían los de “malos europeos y peores americanos”; o sea que se confiscaría (como dice Vilar) a los enemigos de la Revolución y de la causa federal.
En otra parte del extenso articulado se ordena desterrar y aprehender a vagabundos, malhechores y desetores.
Pese al poco tiempo de paz que gozó la Banda Oriental desde entonces, Artigas alcanzó a concretar algunas entregas de tierras; se cree que luego fueron anuladas por las sucesivas oligarquías extranjerizantes que gobernaron la Banda Oriental.
SIGNIFICADO PROFUNDO
Juan Vilar, en su obra “Revolución y lucha por la organización”, que le editó la UNER, recuerda que esta formidable tentativa de reforma agraria, nunca imitada en nuestra tierra, la realizó Artigas antes del nacimiento de Carlos Marx, y sin haber oído ni nombrar a los socialistas como Saint Simon, que propiciarían luego políticas semejantes.
OTRA DEUDA CON EL PENSAMIENTO ARTIGUISTA
Los artiguistas de corazón que aún hay (pocos pero hay), a ambos lados del Uruguay, estamos en grave deuda en cuanto a la difusión de lo más importante de José Artigas: su pensamiento, profundamente arraigado a la defensa de la tierra americana y a la igualdad de los hombres. Una Abia yala unida e igualitaria sigue siendo el mandato que nos da Artigas hace dos siglos.
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