"Nunca será saludable el silencio cuando por nuestras narices se están atropellando los Derechos Humanos" opina Mario Daniel Villagra en el siguiente artículo.
Por MARIO DANIEL VILLAGRA (Especial para EL MIÉRCOLES)
Consultada sobre el presidente y la gestión Milei, una escritora argentina radicada en Francia dijo "no sé qué pienso porque no vivo acá" (Argentina), declaración que me parece criticable al menos por tres motivos:
- Por un lado, es algo parecido a la pereza intelectual, en tanto que el panorama muestra que el oficialismo no solo niega sino que visita a los genocidas, es decir, hay indicios, pruebas para saber qué pensar (y ni que hablar de las pruebas económicas sociales). ¿No será que sacrifica el derecho de opinar por temor a perder algunos compradores del libro? Todo indica que, para hacer uso del título de ciudadano, hay que estar conscientemente activo, participando en la vida política, porque, de lo contrario, la pereza terminará poniendo boca abajo y mirándole la espalda a los Derechos Humanos.
- Entonces, denunciar una cosa y otras no, podrían dar a entender que un reclamo es más válido que otro, y, en ese sentido, que uno es genuino y otro no, en suma, que el reclamo es parcial, y si es así, es oportunismo.
- Por otro lado, el argumento de que "no vivo acá", es refutable, en tanto que una mirada externa brinda la posibilidad de la distancia, es decir, de tener dos perspectivas: la de ser un argentino en el exterior. Por tal motivo, cuidado, porque los militares argumentaban, justamente, que uno desde el exilio no podía hablar por tal condición. Ahora bien, puedes o no estar, como escriba, comprometido con la realidad, pero como ciudadanos del mundo, me parece hasta peligroso no decir "no sé lo que pienso" viniendo de alguien que trabaja con las palabras, es decir, las parteras del pensamiento. Sobre todo sabiendo, como decía Cortázar, que un escritor, escritora (o como se quiera identificar cada quien) tiene más herramientas de alcance, por ser un ciudadano público, y lo público es político.
En fin, el silencio es un tipo de respuesta, se sabe, pero nunca será saludable el silencio cuando por nuestras narices se están atropellando los Derechos Humanos. Salvo que, como es inteligente, al estilo ajedrez, esta declaración fue solo una apertura, y ahora tengamos que esperar el remate en otra jugada de derecho a réplica.
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |