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Gualeguaychú: 25 suicidios en 90 días

La cifra es impactante: hubo 25 episodios en los últimos 90 días, cuando previamente se habían registrado 17 desde enero a junio.

Durante el último trimestre se incrementaron los intentos de suicidio en Gualeguaychú: hay al menos uno cada tres días. Al respecto, especialistas en Salud Mental afirmaron que "es alarmante" y manifestaron la vital importancia de hablar del tema para abordar la problemática de forma comunitaria y no solamente desde el ámbito sanitario.

La crisis que atraviesa el país como factor a considerar

Está claro que los cambios profundos de los últimos meses han sido de un impacto feroz en el poder adquisitivo de la gran mayoría de los vecinos, más allá de la discusión si “estamos peor, pero vamos bien” o “estamos peor y vamos a seguir empeorando”. Además, desde lo discursivo se han hecho trizas los lazos sociales: Si estás mal es tu culpa, si no te alcanza la plata es porque no te esforzaste lo suficiente o porque sos incapaz. Todo esto ha hecho que en la manera de apreciar los hechos, desde un enfoque totalmente individualista, cada uno sienta que es culpable de lo que le pasa.

La manera de procesar problemas económicos, familiares, de salud, de vínculos o de la índole que sea, si no se aborda con un otro difícilmente se puedan afrontar y encaminar hacia una solución o hacia un duelo sano.

Lógicamente, más allá del momento coyuntural, el suicido tiene muchas otras aristas para las cuales es necesario recurrir a los y las especialistas. Una de ellas, la Lic. Irene Dreiling (MP 2693), integrante del equipo de Salud Mental del Hospital Centenario, explicó que “el suicidio es un fenómeno multideterminado, en el que intervienen factores de orden individual, familiares, sociales y comunitarios”.

“El suicidio es transversal a todos los sectores socioeconómicos y grupos etarios, aunque las últimas estadísticas nacionales arrojan un aumento en la población adolescente y joven, y una tendencia decreciente a partir de los 45 años, habiéndose reducido la población de adultos mayores, que históricamente registraba tasas más altas. Con respecto a las autolesiones y suicidios en jóvenes y adolescentes, es importante destacar que en esta etapa el sujeto se encuentra en plena consolidación de procesos que viene forjando desde la infancia, como la construcción de su identidad, sumado a la novedad de la madurez sexual y reproductiva, que conlleva múltiples cambios para el o la joven, y que es específica de esta etapa. Es un momento en el que son fundamentales las redes de sostén y apoyo, para el acompañamiento de dichos procesos. Si bien cada desarrollo es singular y está determinado por el contexto socio histórico de cada sujeto, la sociedad de consumo en la que estamos inmersos, la fragmentación y desigualdad social y específicamente la crisis socioeconómica actual, conforman una realidad compleja que impacta en mayor medida en este grupo etario”, detalló la psicóloga en diálogo con AHORA El Día.

En la misma línea, puntualizó que “muchos jóvenes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad: exposición a diversos consumos (sustancias, juegos, pantallas), exposición a determinadas violencias (abusos, bullying, violencia familiar, de género, estereotipos hegemonicos rígidos), ausencia de lazos sociales, dificultad o falta de acceso a necesidades básicas, vulneración de sus derechos, situaciones todas que los dejan en estados de desamparo extremo”.

Ante esta realidad, instó a “pensar la problemática del suicidio en jóvenes y adolescentes como no privativo del ámbito sanitario, como suele hacerse, si no como un tema de abordaje que requiere y convoca a la intersectorialidad. Se hace fundamental aquí la intervención del sector salud en conjunto con educación, servicios sociales, justicia y política, con el fin de abordarlo de manera integral y articulada, en sus distintas etapas”.

La importancia de la prevención

“Las etapas de intervención son la prevención, la atención, el seguimiento y la posvención. En todas ellas es fundamental el rol de la comunidad, por ejemplo el club de barrio, la escuela, como agentes de detección de situaciones y/o padecimientos, ya que muchas veces ofician de espacios de primera escucha para un sujeto sufriente. Es clave que este abordaje sea de manera articulada para poder realizar estos acompañamientos con ciertas herramientas pertinentes (por ejemplo cómo se asiste en una primera escucha, cómo vehiculizar determinadas situaciones, el conocimiento de los dispositivos de salud con los que cuenta la ciudad para este tipo de situaciones, entre otras)”, manifestó Dreiling.

Luego, enseñó que “la posvención es un dispositivo o una serie de intervenciones destinadas a reducir el impacto del suicidio en el entorno del sujeto, entorno que ha quedado vulnerable, así como también la población en general. También se encarga de la realización de un diagnóstico de situación, que puede también enmarcarse dentro de la prevención. En esta etapa es tan importante el rol de la comunidad y los equipos de salud (apuesta a la circulación de la palabra, acompañamiento a familiares, compañeros, el barrio, etc.) como el de los medios de comunicación. Es fundamental que, en la era de la ’viralizacion’ puedan transmitir estos hechos a la comunidad de una forma responsable, en articulación con los sectores de salud y no de manera sensacionalista y/o revictimizante, que comporta el riesgo de presentar consecuencias negativas a nivel micro (familia/barrio) y macro (población en general)”.

 

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