Además de una introducción política histórica, entre otros puntos el autor de este texto apunta sobre la evolución de la situación demográfica entrerriana, "la provincia se transformó en uno de los territorios argentinos que expulsa a muchos de los que nacen en sus tierras", sintetiza.
Por GUSTAVO SURT (*)
El federalismo que hoy vivimos no es el que alguna vez soñaron Urquiza, Ramírez, Artigas, López Jordán, Zapata y tantos otros.
El triunfo de Urquiza en Caseros dio a la provincia de Entre Ríos el mayor protagonismo que tuvo en la historia. El General Urquiza convocó a la Convención Constituyente y se sancionó la Constitución de 1853. Como es sabido, Buenos Aires estuvo ausente, ya que se había iniciado la etapa de secesión nacional porque Buenos Aires se plantó frente a Urquiza unos meses antes.
Más allá del hecho que la Confederación lograra acordar y promulgar la Constitución, Buenos Aires siguió manejando algo de primordial importancia: el puerto, lo que era una ventaja económica y política innegable.
La guerra con Buenos Aires continuó, pero finalizó en 1861 cuando Urquiza y Mitre se enfrentaron en Pavón.
No pocos historiadores afirman que Urquiza venció pero abandonó el campo de batalla, por lo que Mitre, inesperadamente, resultó triunfante. Posiblemente este sea uno de los primeros grandes enigmas de la historia nacional. ¿Qué pasó para que Urquiza deje el triunfo en manos de Mitre?, ¿hubo un acuerdo previo? Tal vez no se conozca nunca el real motivo, más allá de suposiciones, pero es posible que allí se plasmara el comienzo del fin del federalismo.
Más allá de esto, lo cierto es que a partir de ese hecho Buenos Aires puso en práctica su hegemonía sobre el resto del país. Esa hegemonía, de una u otra manera, con distintos visajes y a veces curiosa metamorfosis, perdura en nuestros días.
Pero hay algo que es real: Entre Ríos fue la provincia que, por propio peso, enfrentó a Buenos Aires y lo hizo cuando Rosas era el mandamás y también cuando lo era Mitre.
En esa época, Entre Ríos era la tercera provincia en cantidad de población. Eso está marcado en el primer censo nacional realizado en el año 1869. En la provincia había entonces más de 134 mil habitantes. Ese número era el 7,5 por ciento de los habitantes del país, y esa proporción se mantuvo por un cuarto de siglo. Después las cosas fueron cambiando de manera negativa.
En 1947 Entre Ríos era la quinta provincia en cantidad de habitantes, pero el porcentual había caído. Ya no sumaba el 7,5 por ciento de los argentinos, sino el 5 por ciento. Desde entonces, y esto más allá que sea penoso, es también innegable: la provincia se transformó en uno de los territorios argentinos que expulsa a muchos de los que nacen en sus tierras.
La pérdida de poder económico fue un punto de primordial importancia, de manera que la provincia fue desplazada hacia lugares inferiores en la escala poblacional de Argentina.
En 2001, Entre Ríos poseía sólo el 3,1 por ciento de la población argentina. En tanto, si tomamos en cuenta el censo de 2010, queda ratificado que la tendencia expulsora no sólo se mantenía, sino que los estudiosos la consideraban crónica. El dato que no puede ser dejado de lado que se extrajera del censo mencionado, es que la población entrerriana había crecido menos del 7 por ciento en una década, muy por debajo de la tasa de otras provincias.
Sin duda que no es ésta “la Entre Ríos que Urquiza soñó”, como dice la Marcha de Entre Ríos que escribieran Isidoro Rossi y Andrés Longo en la década del 30 y aún se entona en los actos oficiales. Tampoco es la provincia que otros jefes federales soñaron, aunque la marcha no los mencione.
Muchísimas veces se habló de este tema que, al menos nosotros, consideramos que va de la mano del federalismo. Y hay que admitirlo: el federalismo que hoy vivimos no es el que soñaron Urquiza, Ramírez, Artigas, López Jordán, Zapata y tantos otros.
Por supuesto que siempre se está a tiempo para cambiar las cosas. No creemos que eso sea tarea de un gobierno, sino que tendría que ser tema central para los entrerrianos, y además una cuestión de Estado para los distintos gobiernos que se sucedan, sin importar el color político de cada uno de ellos. Dar lucha nuevamente. Esa es la cuestión.
(*) Gustavo Surt es periodista y músico. Vive y trabaja en Chajarí.
Artículo publicado en el sitio de Facebook del autor y reproducido con su autorización.
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