Por A.S. de EL MIÉRCOLES
Fernando Ruiz Diaz, celebrando su nuevo nacimiento tras el episodio que un año atrás hizo a sus seguidores preocuparse por su salud, encabezó un show impresionante, pleno de potencia y atravesado por poderosos sentimientos (de él, con sus ojos llenos de lágrimas, y del público que lo recibió como al grande artista que es).
Todas las grandes canciones de Catupecu estuvieron en su espectáculo de más de una hora (coronando una hermosa noche dedicada al rock) y un par de covers tan emotivos como el resto de la propuesta: una fantástica versión de "Es todo lo que tengo y es todo lo que hay", de Lisandro Aristimuño (mostrando, otra vez, como lo hacen los grandes, que las etiquetas y los compartimientos estancos nada tienen que ver con el arte) y otra de "Mañana en el abasto" de Sumo, estuvieron entre los puntos más altos.
Pero (así como nadie que haya estado en 2005 cuando Catupecu la rompió en Atlético, en una fría y lluviosa noche de invierno, y se ganó el corazón de quienes allí estábamos) nadie que haya estado anoche olvidará jamás el momento en que las miles de personas presentes cantaron "A veces vuelvo", enmudeciendo de estremecimiento al propio artista ("Y es que estamos desesperados / Por encontrarnos y vernos hoy / Más deseo más me alejo / Soy un extraño aquí en mi cuerpo / Tanta calma, desespero / Salgo mucho, a veces vuelvo...").
Gracias Fernando Ruiz Díaz y toda la banda por esta noche inolvidable e inoxidable.
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