La declaración que firmaron los rectores expresa “su apoyo a las políticas que propone el candidato presidencial Daniel Scioli”. Toman partido por un candidato. No Jorge Gerard o Aníbal Satler, que con su voto pueden hacer lo que quieran. La Universidad Nacional y la Universidad Autónoma de Entre Ríos son las que toman partido por un candidato. Dan vergüenza ajena. Y asombro ante lo burdo del caso.
(*) Por AMÉRICO SCHVARTZMAN
Dos tercios de la sociedad argentina se expresaron en contra del candidato del gobierno que, apenas cuatro años atrás, tuvo el respaldo de más del 51% de los votos emitidos. Algo pasó, porque no es difícil detectar que la abrumadora mayoría todavía apoya y destaca muchas políticas de la década que termina, a las que considera positivas, valiosas, necesarias, u otros adjetivos de valoración afirmativa. Cada uno tendrá su propia lista, pero nadie puede negarlo: hasta Macri incorporó ese dato a su discurso.
¿Cómo se explica, entonces, el repentino hartazgo mayoritario con el kirchnerismo? Tarea para cientistas sociales. No obstante, arriesgo una hipótesis: el gobierno echó a la olla elementos que forman una mezcla indigesta. ¿Cuáles? Anoto algunos: la descalificación constante hacia todo reclamo o cuestionamiento (aun los más legítimos y honestos, como el de los Qom); la negación de los hechos mediante la manipulación o la supresión de estadísticas oficiales; el manejo de lo público como si fuera de su pertenencia privada o partidaria (por ejemplo en la publicidad oficial, al nombrar o desplazar jueces, favorecer a capitalistas amigos, incorporar sin concurso a miles de personas a las plantas estatales, ocultar información, espiar a adversarios políticos, periodistas y líderes sociales). La hornalla se prendió hace poco, cuando amplias capas sociales empezaron a percibir dificultades económicas en el horizonte inmediato, aunque aun no las vivan en carne propia. Y llegó su punto de hervor.
Una pregunta interesante es a qué sectores sociales les resultan más revulsivas esas conductas del oficialismo. Creo que, en especial, a esas capas medias de la población, informadas y críticas, que constituyen el corazón de la “clase media argentina”, denostada a veces y admirada otras, a la que la Presidenta se ufanó de pertenecer. Y que es, siempre, la que define los resultados electorales.
A esa clase media no le pasa desapercibida una declaración como la que difundieron las autoridades de casi todas las universidades públicas argentinas, en apoyo explícito a la candidatura de Daniel Scioli. La que firmaron el rector de la UNER, Jorge Gerard y el rector de la UADER, Aníbal Satler. (Puede leerse aquí: Postura de las universidades frente al ballotage). A esa clase media le parece que las universidades no deben emitir apoyos institucionales a candidaturas. Eso que el peronismo hizo históricamente desde los sindicatos y que en el mundo sindical nadie cuestiona, salvo expresiones minoritarias. Pero en el ámbito académico, en los sectores medios, eso no es inocuo. Es una torpeza más, que se suma a lo que ya hay en la olla.
La declaración expresa “su apoyo a las políticas que propone el candidato presidencial Daniel Scioli”. Toma partido por un candidato. No Gerard o Satler, que con su voto pueden hacer lo que quieran, y darlo a conocer si lo desean. Las universidades públicas de Entre Ríos son las que toman partido por un candidato. Dan vergüenza ajena. Y asombro ante lo burdo del caso. Pero además violan uno de los principios de los Estatutos de ambas: ése que consigna que la Universidad debe “estar siempre abierta a toda corriente ideológica, sin discriminaciones”. En cualquier interpretación intelectualmente honesta, es un evidente apartamiento de ese inciso del artículo 2 (sí, en ambos estatutos es el mismo artículo e inciso: el “e”).
Gerard y Satler y sus colegas no son militantes adolescentes excitados por la pasión. No. Son personas que han transitado una trayectoria académica, con décadas de docencia o investigación. ¿Es posible que sean tan torpes? ¿Que no se aviven de que esa actitud no favorece en nada a Scioli? ¿Tanto curriculum vitae, tanto paper, y estas autoridades académicas no se percatan de que usar a las universidades como si de unidades básicas se tratara empuja a montones a votar por Macri? ¿Su oficialismo acrítico les anegó los circuitos neuronales, o, perversamente, quieren favorecer al candidato de Cambiemos?
Incógnitas que quizás solo Gerard y Satler y las autoridades universitarias pueden responder.
*Director de La Vanguardia. Autor de Deliberación o dependencia. Ambiente, licencia social y democracia deliberativa (Prometeo 2013)
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