El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
Se habla y se escribe bastante sobre “el Proyecto” que hasta hace unos meses lideraba Cristina Fernández desde la Casa Rosada. Se subraya que un par de corruptos no impedirá la permanencia de dicho proyecto. Pero una pregunta es pertinente ¿hubo un proyecto?
Por ANÍBAL GALLAY (Especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL)
Todos los habitantes de la Argentina saben que un ex funcionario de Néstor y Cristina, tenía en su casa más de 8 millones de dólares, y que pretendió esconderlos en una casa, en la que viven cuatro mujeres cuasi centenarias.
Este hecho generó un tembladeral en el kirchnerismo y una suerte de alegría en la Casa Rosada.
Surgieron arrepentidos, indignados, asqueados, todos repudiando la corrupción. Se sigue hablando de bochorno, vergüenza y obscenidad. Serán los jueces quienes dilucidaran si se trata de un actor solitario, o de una asociación ilícita y un plan estructural para robar. Mientras tanto es imperiosa preservar el principio de inocencia. Algunos periodistas, se arrogan facultades condenatorias, violentando un principio básico de la forma republicana de gobierno.
Lo interesante de esta cuestión es quienes adhirieron durante más de una década al gobierno “nacional y popular” consideran que las correrías de un corrupto, no invalida “el proyecto”. La pregunta surge sola: ¿Hubo un proyecto? Este proyecto gobernó durante 12 años, lapso que se denominó la década ganada.
Como ya se sabe el 2001, la Argentina implosionó. La incapacidad del gobierno de la Alianza llevó a una debacle. De ese terremoto surgió Néstor Kirchner, quien logró encaminar la situación. Más allá del famoso viento de cola generado por el precio de la soja, estabilizó el clima político y enderezó la economía. Había por entonces 60 por ciento de pobreza y 25 por ciento de desocupación.
Desde el 2008 el gobierno pasó a manos de Cristina quien gobernó en soledad a partir de octubre de 2010.
EL PROYECTO
La revolución cristinista no fue tal. Hubo algunas medidas interesantes, pero sin tocar la estructura. El país que dejó Cristina es tan pobre, injusto y desigual como el que recibió. Todos los números indican que el estándar de vida de los argentinos de hoy es inferior al de 1975, y sigue empeorando bajo la administración de Mauricio Macri.
Después de 12 años de vigencia de un proyecto que se dice inclusivo, el nivel de pobreza llegó al 30 por ciento de la población y la inflación fue de un 25 por ciento anual. Más del 30 por ciento de los trabajadores están en la informalidad que es un adelanto de la indigencia. A ello habrá que agregarle el monotributismo o la precariedad laboral legalizada.
El Proyecto que “emprendió una dura lucha contra los monopolios y los poderes económicos concentrados”, al parecer fue un fracaso monumental, un puro cacareo. Monopolios en el sector lácteos, cemento, alimentos y otros rubros siguen tan vigentes como en la época del menemismo.
La industria nacional es tan raquítica como la dejada en los noventa. Y para peor notoriamente subsidiada por el Estado. Solo el 17 por ciento del PBI argentino proviene de la industria, según el CIPPEC- (Centro de Implementación de Políticas Publicas para la Equidad y el Desarrollo)
La Argentina sigue dependiendo de la agricultura como hace 150 años. Como diría Carlos Pellegrini “el nuestro es un país que solo sabe producir pasto”.
El Proyecto no rompió esta matriz, a pesar de contar con “los pibes para la liberación”. Tampoco intentó romperla, valga la aclaración. Hubo mucho de puesta en escena.
Todo esto no invalida otras decisiones como la asignación universal, las paritarias, y la idea de fortalecer el mercado interno, apostar a la industria nacional…
Más bien fueron actos administrativos que no rompieron el paradigma neoliberal.
anibalgallay@hotmail.com
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