La agencia Télam (cada vez más penosamente oficialista) tiene decenas de empleados muy bien pagos. Pero no puede corregir eficazmente un título. ¿O será que Capitanich habla tanto y sale tan seguido que no hay modo de que no se les escape? Para colmo, como el resto del periodismo solamente copia y pega, ese “desastrozo” salió en todo el país. Así estamos.
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