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La gran cadena nacional

Desde la asunción del presidente Macri, la política comunicacional ha cambiado. Lo primero fue la derogación de la Ley de Medios. Era inevitable dado los compromisos asumidos durante la campaña, amén de tener una deuda notable con el grupo Clarín. Los candidatos de Cambiemos tuvieron una silla a su disposición, durante la campaña en todos los programa políticos del grupo Clarín. Favores que el gobierno debió devolver.

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Por ANÍBAL GALLAY

 

El presidente Mauricio Macri decidió poner al frente de los medios estatales al ingeniero Hernán Lombardi, quien dirige –entre otros- las 49 emisoras de Radio Nacional. Y en nombre del federalismo decidió unificar la programación, de modo que se convirtieron en meras repetidoras de LRA 1 de Buenos Aires. Como una graciosa concesión permite que algunos y muy contados programas de las radios provincianas sean retransmitidos en esa gran cadena nacional. Por supuesto que la elección de programas provincianos se hace en Buenos Aires.

Los habitantes de Buenos Aires suelen tener una autoestima importante. Todos saben que el obelisco es un mojón para indicar que allí está el centro del universo.

Es conocido el desprecio de los porteños, en general, de todo lo que no gire alrededor del obelisco. La notable cantidad de términos despectivos habla de ello. Así es habitual hablar de bolitas, paraguas, chilotes, yorúas, brasucas… Y para otros argentinos no porteños hay términos especiales: cabecitas negras, pajueranos…

Las decisiones tomadas por el funcionario Hernán Lombardi se asientan en estos prejuicios. Solo los productores de Buenos Aires pueden poner al aire, programas radiales dignos. A ello hay que agregarle el concepto del pensamiento único, tan querido por las dictaduras. Y resulta más extraño aun al provenir de quienes se pretenden restauradores de la república.

Ahora, con esta centralización y esta cadena nacional permanente, los habitantes de La Rioja saben que los subterráneos funcionan normalmente, y en Corrientes estarán enterados que hay dificultades de tránsito en la 9 de Julio. En ambos casos son informaciones vitales para la vida de riojanos y correntinos, valga la ironía. Y todo el país podrá escuchar los domingos a la tarde a Graciela Borges hablar maravillas de sí misma. Y no podía faltar un programa educativo llamado “bien aprendidos” que se emite los sábados ¡a las seis de la mañana! Parece un chiste de Les Luthiers.

Es altamente llamativo que esta centralización se haga en nombre del federalismo. Los programa de LRA 1, toman unas pocas noticias de las radios de provincias, con algún colorido folclórico, pero nada de política, nada de opiniones, nada de crítica. (Les puede pasar lo mismo que a los cocineros argentinos obligados a pedir perdón, como sirvientes sorprendidos tomando el wiski del señor.)

Radio Nacional pone en el aire algunas frases como “la radio de todos”, “todas las voces”, “la red federal”. “Todas las voces” son todas, pero solamente las de LRA 1. Y la radio de todos, es la que se emite desde Buenos Aires. Las 49 emisoras del interior a repetir calladitas lo que el ingeniero Lombardi ordena.

El concepto de federalismo que tiene el ingeniero Lombardi, es por lo menos cuestionable. Un federalismo que implica acallar radios, y que solo se escuche la que emite programas porteños no deja de ser una concepción novedosa. Se trata de un federalismo altamente centralizado.

 

rubengallay@hotmail.com

 

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