El genocida Eduardo Genaro Díaz Bessone, jefe del Segundo Cuerpo del Ejercito durante la última dictadura y responsable de la represión en las provincias del litoral argentino no será juzgado ya que fue apartado de las investigaciones por la Cámara Federal de Casación Penal. Díaz Bessone estaba imputado por delitos de lesa humanidad ocurridos en Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y Concordia en la mega causa denominada "Albano Harguindeguy". El fallo del tribunal se base en el "deterioro severo y progresivo de su salud". El ex militar había sido condenado por el Tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario a prisión perpetua, en el año 2012.
La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la resolución que dispuso apartar al ex comandante del Segundo Cuerpo de Ejército Ramón Genaro Díaz Bessone del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Concepción del Uruguay, Concordia y Gualeguaychú durante la última dictadura cívico-militar.
En abril de 2012, a poco de iniciado el debate, el Tribunal Oral Federal de Paraná decidió suspender el proceso contra el represor y apartarlo del juicio invocando razones de salud. La resolución que confirma la incapacidad de Díaz Bessone fue dividida. El tercer integrante de la Sala I del tribunal de casación consideró que la decisión adoptada por el Tribunal Oral Federal de Paraná “no encontró sustento en estándares científicos inobjetables, de modo que se decidió en forma arbitraria”. “Díaz Bessone no está en condiciones psíquicas de estar en juicio en la audiencia de debate, pues no posee aptitud para afrontar en plenario una intervención activa y efectiva en ejercicio del derecho de defensa, de intervenir en aquellos actos que imprescindiblemente requieren de su personal participación; tampoco puede tomar decisiones acerca de cuál ha de ser su comportamiento durante el debate oral, como que está incapacitado de controlar materialmente la recepción de la prueba y contrarrestar aquella que le fuere adversa”, manifestaron los jueces, luego de entrevistar personalmente al ex militar y de recibir los informes de los profesionales del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Estudios médicos posteriores confirmaron un agravamiento en el cuadro que padece el represor y dos años después el tribunal de casación confirmó aquella disposición que adoptaron en su momento los jueces Lilia Carnero, Roberto López Arango y Noemí Berros. Más aún, el 22 de octubre del año pasado, el juez federal Leandro Ríos tomó una idéntica decisión en la causa denominada Área Paraná II, en la que también estaba imputado, y antes había sido separado de la causa madre.
Irreversible
Según informó El Diario de la ciudad de Paraná, Díaz Bessone, de 88 años, sufrió un severo accidente cerebro-vascular mientras se desarrollaba un juicio por crímenes de la dictadura en Rosario y por el que finalmente fue condenado a la pena de prisión perpetua. Esto ocurrió unos días antes del comienzo del debate oral y público en Paraná, donde se le imputaban delitos contra 31 víctimas, de las cuales tres permanecen desaparecidas.
La Sala I del tribunal de casación, con el voto mayoritario de Luis María Cabral y Juan Carlos Gemignani, fundamentó su decisión de convalidar lo dispuesto por los magistrados entrerrianos en las pericias médicas realizadas al represor.
De los informes surge que Díaz Bessone “padece un deterioro cognitivo grave con un pronóstico malo por la cronicidad, irreversibilidad y progresividad de la afección y secuelas que padece en sus condiciones neurológicas y psiquiátricas”; dicen los médicos que no habla, tiene problemas motrices, amnesia y a veces no controla esfínteres. Así vive hoy quien está señalado como el arquitecto del plan sistemático de exterminio de opositores políticos.
Disidencia
La resolución que confirma la incapacidad de Díaz Bessone fue dividida. El tercer integrante de la Sala I del tribunal de casación, Gustavo Hornos, consideró que la decisión adoptada por el Tribunal Oral Federal de Paraná “no encontró sustento en estándares científicos inobjetables, de modo que se decidió en forma arbitraria, debiendo al menos realizarse informes periciales que –complementando los existentes– otorguen certeza o disminuyan el margen de error en cuanto a la capacidad mental del imputado de continuar en juicio”.
Sin embargo, su voto no tiene consecuencias prácticas. Es que aún si hubiera sido acogida por los otros dos camaristas, y en caso de que hoy estuviera en condiciones de afrontar un proceso penal, habría que conformar un nuevo tribunal para juzgar solo a Díaz Bessone.
Ministro represor
Díaz Bessone nació en la ciudad mendocina de San Rafael, el 27 de octubre de 1925. Con 18 años ingresó al Colegio Militar y egresó como oficial del Grupo de Artillería. Durante la dictadura de Juan Carlos Onganía cumplió funciones en la Secretaría de Seguridad, dedicada a la planificación estatal; asumido Alejandro Agustín Lanusse, fue designado en la Secretaría de Estado de Planeamiento y Acción de Gobierno; e interventor federal en Mendoza entre marzo y mayo de 1973. Luego, entre el 3 de septiembre de 1975 y el 29 de diciembre de 1976, fue comandante del Segundo Cuerpo de Ejército y jefe de la Zona de Defensa 2.
Ya durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional se desempeñó como ministro de Planeamiento, entre octubre de 1976 y diciembre de 1977, y desde allí fue uno de los artífices de un delirante proyecto para perpetuar el régimen militar. Una disputa interna terminó por eyectarlo del cargo, y unos meses después pidió el pase a retiro. Desde entonces fue procesado, indultado, vuelto a procesar y condenado. Presidió el Círculo Militar, publicó un libro apologético de la dictadura y en 1998 no tardó en expulsar de esa organización al jefe del Ejército, Martín Balza, cuando hizo la autocrítica sobre lo sucedido en la dictadura.
Foto: Análisis Digital
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