En lo que hace a los combustibles hubo en las últimas horas dos hechos significativos: uno, positivo, como la rebaja en los precios de las naftas comercializadas por la petrolera estatal YPF –la segunda en lo que va de 2018-, y otro, negativo, como la suba en el gasoil, en ambos casos del orden del 1,4 por ciento.
Así el litro de litro de la nafta Súper pasó a estar a 41,56 pesos; el de la Infinica, a 46,77; el del Diesel 500, a 37,99; y el del Infinia Diesel, a 46,02.
En los centros de expendio afirman que la medida obedece a la gran brecha que había entre los valores de las naftas premium y las de 95 octanos, hecho éste que provocó que los clientes se inclinaran por las últimas.
“Los coches nuevos, a inyección electrónica, tienden a usar productos de más de 99 octanos, cuyos costos en el marcado habían quedado muy elevados en comparación a los de las naftas base (de las de 95 octanos). En virtud de ello, se decidió rebajar los precios, en aras de que se vuelva a optar por las premium, pues los autos nafteros, en función de potencia y la performance, se equiparon con los diesel”, se indicó en La Calle.
De acuerdo a lo expuesto, el hecho de que los valores se retrotrajeran provocó “una actitud positiva en los clientes”, después de haber sufrido reiterados aumentos, muchos más duros que los de 2017. Y hasta, incluso, hubo algunos incrédulos y que pensaron que se trataba de una broma”, se admitió.
“Esto es una caricia al bolsillo”, coincidieron en afirmar muchos uruguayenses al concurrir a las estaciones de servicio.
En el caso de los diesel se dio una situación inversa. En este sentido, se considera que se adoptó esa medida para igualar el nivel de la demanda.
Cabe recordar que “cada movimiento ascendente en los surtidores se ve acompañado por un efecto similar en los restantes sectores de la economía y en productos tales como el PVC, las bolsas de consorcios y los pañales, que tienen químicos derivados del petróleo”
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