Un sondeo reveló que el 76 por ciento de las periodistas y comunicadoras de Entre Ríos recibió agresiones psicológicas en su ámbito laboral y el 68 por ciento se sintió descalificada por ser mujer.
Además, el 52 por ciento sufrió acoso, mientras que el 64 por ciento presenció situaciones de acoso a colegas.
Los datos surgen de una encuesta realizada por la licenciada Sandra Miguez para el Círculo de Mujeres Periodistas del Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación (Setpyc), cuyos resultados fueron presentados en el Primer Encuentro de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina, realizado en La Pampa.
Entre el acoso y la agresión
La encuesta reveló que el 76 por ciento de las periodistas entrerrianas sufrió agresiones psicológicas; el 72 por ciento recibió insinuaciones o coqueteos que experimentó como acoso; en tanto el 68 por ciento se sintió descalificada por el hecho de ser mujer frente a sus compañeros varones.
Por otro lado, el 52 por ciento sufrió, al menos, una situación de acoso en el ámbito laboral, mientras que el 64 por ciento presenció o conoció el caso de alguna colega acosada en su trabajo.
Respecto del tipo de acoso, el 52 por ciento sufrió insultos verbales y el mismo porcentaje registraron otros dos ítems: abuso de autoridad o poder, e intimidación verbal, escrita o física.
En tanto, el 44 por ciento padeció situaciones de humillación en público; el 12 por ciento fue amenazada con perder su empleo por embarazo o licencia por cuidado de hijos/hijas; el 16 por ciento recibió amenazas o insultos por internet; y el 4 por ciento, amenazas anónimas.
Otro dato que surge del sondeo es que el 92 por ciento de las periodistas escuchó comentarios o chistes de connotación sexual sobre mujeres en su ambiente laboral.
En tanto, el 32 por ciento fue tocada sin su consentimiento su lugar de trabajo; el 16 por ciento sufrió agresión física; y también el 16 por ciento recibió propuestas o insinuaciones de favores sexuales en relación a cambio de algún beneficio profesional o material.
Preferencia por el anonimato
La encuesta fue “una primera aproximación y un primer intento de sistematizar información para analizar las condiciones de nuestra tarea”. En las conclusiones del trabajo se señaló, como un dato fundamental, que la mayoría de las encuestadas prefirió mantener el anonimato al brindar las respuestas.
“Esto sugiere el grado de presión al que estamos sometidas las mujeres en nuestros propios espacios de trabajo, el temor que encierra la posibilidad de ser despedidas o sancionadas, ya que a quien se denuncia, por lo general, es un jefe inmediato o personas que tienen mayor injerencia en el ámbito laboral”, se lee allí.
“Doble amenaza”
Otro punto que se destaca es el contexto actual de “restricción y cierre de empresas, lo que hace que el mercado laboral de los medios de comunicación esté cada vez más limitado y, por ello, la posible denuncia es desestimada, como parte de los mecanismos de resguardo frente al riesgo de la pérdida de la fuente de ingreso y como estrategia de autocensura”, se señaló.
Esto, asimismo, supone “una doble amenaza para aquellas trabajadoras de los medios que, en caso de hacer efectiva una denuncia, no encontrarían otro espacio de trabajo en otros medios, con lo que se ven obligadas al silencio y a soportar diferentes formas de abuso y acoso”.
Fuente: La Calle
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