Hubo diferencias en los informes periciales en cuanto a las velocidades de los autos protagonistas del siniestro vial en que murió Emiliano Chaix. Un perito aseguró que “hubo intentos de frenada” de parte de Torrán antes del impacto.
Por JORGE RUBÉN DÍAZ de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Colaboración: M.B y M.R.
La jornada arrancó con el testimonio de Gloria Lucía Castillo, madre de Emiliano Chaix. Con profundo dolor imposible de transcribir en una nota periodística, contó que al enterarse del fallecimiento de su hijo “no lo podía creer, él era un soporte que me había quedado después del fallecimiento de mi marido y porque mis hijos mayores se habían ido a vivir a La Plata”.
En varios pasajes de su relato repitió “no lo puedo creer”, y detalló: “nos veíamos todas los días o día por medio, no dejábamos de escribirnos”. Relató en medio del llanto la vinculación con su hijo. “Tenía muchos proyectos, le decía que se dedicara a una sola cosa y él me contestaba ‘no, hay que variar’. Le ponía mucho empeño en sus cosas”, dijo.
Contó que fue una sola vez al psicólogo. “Solamente rezo, rezo mucho. Voy a la Basílica. Mi hermana que me acompaña me pide que vuelva a ser la de antes, yo no tengo ganas, no quiero andar, hacer deportes”, agregó.
Héctor Tomás Maher era médico de Emiliano Chaix y su pareja Daiana Arce. A esta última la vio en varias oportunidades tras el accidente “me refirió a lesiones cervicales y hematomas. Me fue a ver por su estado anímico, por su cuadro post traumático, insomnio, trastornos alimenticios, pérdida de peso, angustia”.
La vio en cuatro ocasiones y en la segunda le extendió el certificado donde constaba su estado pos traumático, ante ello la defensa planteó que si estaba capacitado como médico clínico para diagnosticarlo, a lo que el profesional respondió “luego de 30 años de trabajo podemos diagnosticarlo y tratarlo pese –reconoció- a que es un campo más de la psiquiatría”.
Alexis Gabriel Paccot es compañero y amigo de Emiliano Torrán. Lo conoce desde 2017. “Al momento de conocerlo no tenía problemas de adicciones, los había tenido antes, desde que volvió de estar internado en Buenos Aires como 6 o 7 meses, empezó a ayudar en la Fundación ’90 días’ ir a los comedores”. Recordó que solía ir a jugar al básquet a la Fundación “a acompañar, estar con los grupos”.
Mantuvo con él una charla telefónica en la tarde-noche anterior al accidente “él esperaba a la madre para llevarla al comedor, al otro día íbamos a ir a Colón, solos”. Luego siguió “después del accidente me envió una foto de la camioneta chocada con el mensaje ‘se acabó la joda´, yo lo vi como a las 8 de la mañana”.
Indicó que “siempre manejaba bien, normal, no era de pasar semáforos en rojo”.
“HUBO INTENTOS DE FRENADA”
Durante casi una hora el ingeniero David Cabrera, perito de tránsito en el Poder Judicial, hizo referencias a lo que pudo analizar en el lugar de los hechos. Sin ahorrar detalles técnicos y sus modos de realizar el trabajo en concreto, señaló que “por instinto natural es probable que la Renault Captur haya querido realizar una maniobra de esquivo”.
También se refirió al resultado de otras pericias, por ejemplo a la del licenciado Héctor Adrián Jacquet, que el lunes dijo que el vehículo guiado por Emiliano Torrán circulaba a 67,19 km por hora al momento de colisionar al Fiat Palio de la víctima, que conducía a 32,56 km por hora (Ver nota: Perito policial confirmó...)
Para Cabrera, la Renault lo hacía a 73 km por hora pero el Fiat bajó a 17 km por hora. De todos modos subrayó que la suerte de Chaix estaba echada: “A 73 km por hora no es una velocidad pequeña en una calle muy angosta, salvo un pequeño giro a la derecha o a la izquierda, muchas posibilidades no tenía de esquivarlo, y también las probabilidades para el conductor del Fiat son nulas”, pero no quiso diferenciarse demasiado del trabajo de sus pares y aseguró que, “hilando fino, de las tres personas que trabajaron, ninguna dijo disparates”.
Para ser didáctico, mostró el siguiente cálculo: “A 73 km por hora implica que en un segundo recorre 28,20 metros. Es decir que para frenar necesitaba 30.40 metros, casi media cuadra”.
A pesar de que en varias partes de su exposición el profesional remarcó que “hubo intentos de frenada”, sin embargo aclaró que “en los últimos tiempos con la aparición del sistema de frenos ABS complica los peritajes, porque suelen no quedar huellas”, y destacó: “Ni a mí, ni a mis colegas nos consta que esas huellas de frenada que había ahí eran realmente de esa Renault. No hay forma de saberlo fehacientemente. Pudo haber sido de otro vehículo”.
Ante la insistencia en la indagatoria de la defensa, Cabrera opinó: “No me sentiría cómodo conmigo mismo en decir que el señor Torrán siquiera tuvo la intención de frenar. Me basé en mi experiencia para hacer el informe, pero siempre sobre hipótesis”. “A un conductor estándar no le hace gracia impactar autos”, ironizó.
LAS DECLARACIONES POR OTRA CAUSA DE AGRESIONES
Dentro de esta causa se encuentra -de manera paralela- otro legajo acumulado que fue caratulado: “Torran, Emiliano; Ocampo Guillermo; Paccot Alexis Gabriel y un menor s/amenazas, daños y lesiones”. Éstos fueron denunciados por haber golpeado a los hermanos Maximiliano y Jonathan Núñez el 7 de mayo de 2017 en inmediaciones de la UTN, en el barrio Puerto Viejo.
El primero en declarar fue Maximiliano Núñez, recordó que en esa jornada iba en bicicleta a pescar con su hermano hacia la Isla del Puerto por la calle Juan Perón. “Nos alcanzó una camioneta. Los que iban adentro nos insultaban, el muchacho que iba adelante parecía que iba a abrir, nos invitaban a pelear”, contó. Cuando le preguntaron quién iba adelante en la camioneta, dijo: “Se llama Guillermo, pero no sé el apellido”. Y siguió: “Llegamos a la altura de la UTN. Dos quisieron golpear a mi hermano y el otro se me vino a mí con el matafuegos y pude detener el golpe. Seguían así hasta que llegó un policía de civil que los venía siguiendo”.
Dijo no reconocer al conductor pero cuando supo que no tenía alcohol en la sangre, “me dio bronca porque pudo haber agarrado para otra parte y evitar todo”, declaró. Sin embargo, en otra parte confundió parte de lo relatado con anterioridad al decir que eran dos los que siguieron a su hermano y “dos se me vinieron a mí, dos se quedaron arriba del auto”.
Hugo Francisco Ratto es el policía de civil mencionado por Núñez. Vive en la calle Juan Perón y esa noche estaba de franco cuando escuchó gritos que venían desde la calle. “Pensé que habían atropellado a dos personas”, explicó, que fue hasta el lugar y se encontró con los dos hermanos en Perón y Cochabamba. “Llamé al Comando Radioléctrico les di las características del auto que me describieron ellos para que los buscaran”, prosiguió.
Ratto dijo que conoce a Torrán porque su hija asistía a la ‘Fundación 90 días’ y que sostenía charlas con su madre, quien le contaba de los problemas que había tenido su hijo. Consultado sobre las referencias de Torrán por parte de su propia hija fue contundente: “Me decía que era una buena persona”.
También declaró el cabo de Policía Lisandro Monzón, quien acudió al llamado de Ratto e insistió con el pedido de localización del vehículo denunciado por los Núñez. Luego se encargó de trasladarlos a la Jefatura Departamental de Policía para que hicieran las correspondientes denuncias. Sobre el estado de los jóvenes señaló que “estaban asustados”.
Juan Pablo Herlein fue quien detectó al vehículo de Torrán cuando escuchó por la radio policial el pedido de detención. “Tenía una calcomanía que la diferenciaba, era color champagne. Cuando pasó en rojo el semáforo de Yrigoyen y Constituyentes, ahí nos decidimos a detenerlos. Le hicimos señas que se detuvieran y no hubo mayores problemas”. Reveló que no usó las sirenas “porque no funcionaban”. Ante la lectura de su informe de detención que había hecho en Jefatura, recordó que Torrán era el conductor.
En tanto, el oficial principal Edgardo Ariel Fernández constató la detención: “Se hizo secuestro del vehículo. Sólo un muchacho se mostraba alterado, el resto bien, incluso lo frenaban para que no entorpeciera, todo de muy buenos modos”, comentó.
La médica policial Marina Bofelli fue la encargada de examinar a los hermanos Núñez y a Torrán en la Comisaría Primera, y que salvo Ocampo el resto no tenía rastros de alcohol.
Este miércoles a las 8.15 seguirán las testimoniales y el debate.
LAS PARTES QUE INTERVIENEN
El Tribunal de Justicia está compuesto por Mariano Martínez, Evangelina Bruzzo y Rubén Chaia.
El Ministerio Público Fiscal está a cargo de la acción penal y está representado por la fiscal María Albertina Chichi. La causa tiene dos legajos: Nº3546/18 -que está caratulada “Torran Emiliano s/homicidio culposo agravado y lesiones graves culposas”- y su acumulado, Legajo Nº2256/17 -caratulado: “Torran, Emiliano; Ocampo Guillermo; Paccot Alexis Gabriel y un menor s/amenazas, daños y lesiones”-.
Los abogados que intervienen son Sebastián Rodrigo Arrechea, que representa a la familia Chaix y a Daiana Arce en la parte penal. Francisco Martínez representa a Arce por sus lesiones y Jorge Delorenzi es abogado de Arce en el fuero civil. En tanto, Luis Osvaldo Carrozzo es querellante por parte de la madre y los hermanos de Emiliano Chaix.
La defensa del acusado corre por cuenta de los abogados José Ostolaza y Pablo Sotelo.
Por otra parte, y de manera paralela, habrá una acción civil por parte de la familia Chaix contra Torrán y Ciabatoni (madre de Torrán) y la aseguradora Rivadavia Seguros, que es representada por Marcó.
CAUSA CIVIL
De manera paralela se desarrolla de una causa civil iniciada por Gloria Castillo (madre de Chaix), Héctor y Hernán Chaix (hermanos de la víctima), promovida por daños y perjuicios contra Emiliano Torrán y Elvira Ciabatoni (madre de éste), que es la titular del vehículo que conducía Torrán. También fue citado en garantía a Seguros Rivadavia.
Mientras se desarrolla el juicio, Emiliano Torrán se encuentra alojado en la UP4 y está estudiando abogacía en la Universidad Siglo XXI.
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