El jefe de Gabinete del Gobierno Nacional le respondió con dureza a nuestro columnista Aníbal Gallay en el asunto de la carne. O por lo menos eso dice Isaías Gottlieb, que se lo encontró en la calle.
Isaias Gottlieb, fantasmagórico colaborador de este periódico, dice que se encontró por la calle con el jefe de Gabinete macrista, Marcos Peña, quien viene desarrollando una frenética labor de defensa de la languideciente gestión de Cambiemos. Dice Gottlieb que Peña estaba “muuuuy enojado” con nuestro columnista Anibal Gallay.
Hay que recordar que Gallay escribió dias atrás una columna de opinión bajo el titulo “Carne que desconcierta”, (hacer click para ver nota) en la que afirmó: “La Argentina tiene una población de 45 millones. Suponiendo que todos los argentinos pudieran acceder a esas 240 toneladas, implican 5,3 gramos semanales para cada uno. Para una familia de 4 personas significan 21 gramos semanales u 85 gramos mensuales. Como se ve la medida tomada no sirve para nada”.
Peña parecía muy enojado. “Ustedes los de El Miércoles siempre se la pasan bombardeando a este pobre gobierno. Pero bolacean. Porque en realidad, alcanza bien la carne”.
¿Cómo es eso?, le pregunté, si la cuenta de Gallay es muy clara y contundente.
“Pero no, querido”, me dijo el funcionario. “Porque de los 45 millones hay que descontar. No todos comen carne”, dijo, escupiéndome un poco, quizás por la excesiva irritación que le produjo la nota, aunque intentaba sonreir mientras lo decía.
“Hay que descontar”, insistió. “Veamos: en la Argentina hay cinco millones de vegetarianos, veganos, y otros grupos que no consumen carne”.
Ah, mire usted, repuse. No sabía. ¿Está chequeado ese dato? Siguió Peña:
“Totalmente. Hay otros cinco millones de personas sin dientes, que no pueden masticar la carne ni ninguna otra cosa sólida. Para estos ciudadanos, a los que no vamos a dejar de proteger, vamos a anunciar el Plan Compartir, que consistirá en que estos desdentados chupen la carne que comerán sus compatriotas, de paso la tiernizan antes de que los demás la mastiquen”.
Peña agregó que a ese Programa él quería ponerle el nombre “Carne para Todos y Todas”, pero al resto del gabinete le sonaba muy kirchnerista. Prosiguió:
“Hay otros cinco millones de personas con sobrepeso, que no deben comer carne, asi que no están incluidos en el cálculo. Éste es un gobierno que cuida a sus ciudadanos”.
Ante mi gesto de sorpresa –yo ignoraba estas estadísticas, pero ya se sabe que ahora el INDEC no nos miente– agregó:
“Por otro lado hay diez millones de niños menores de 18, a los que se les aplicará otro nuevo Programa del Ministerio de Acción Social, que se llamará 'Mamá Nutre', y es una gran idea de (Nicolás) Dujovne y Carolina (Stanley) para paliar los efectos de la crisis: en esos casos reemplazaremos la carne por la leche materna. La lactancia materna, créame, es muy importante”.
Ya veo, le dije. Igual le pregunté si no le parecía un poco difícil concretarlo, pero dijo:
“Si pudimos lograr que la gente extrañe a Cristina, nosotros podemos lograr cualquier cosa”. Y siguió: “Hay además, según nos explicó el ministro de Salud, cinco millones de personas que tienen colesterol alto y por eso no deben comer carne bajo ningún concepto. El gobierno se hace cargo de ayudarlos a mejorar su salud”.
Debo confesar que eso me pareció razonable. Peña continuó:
“También hay 14 millones de personas que nunca antes comieron carne porque son indigentes desde hace 25 años, entonces ¿por qué comerían carne ahora?”
Lógica pura, me pareció. Y explicó luego: “A lo sumo escarbaban en los basureros, pero ahora ya no pueden porque Larreta los hizo inteligentes. A los basureros, claro. Los indigentes nunca serán inteligentes porque nunca serán gente como uno”.
Asombrado por los cálculos de Marquitos, pensé que había terminado cuando agregó:
“Como ve, si siguió la cuenta, queda solo un millón de argentinos, de los cuales el 50 por ciento son funcionarios de nuestro Gobierno, que por suerte podrán ahorrar al gastar mucho menos en carne”.
¿Y la otra mitad?, inquirí.
“El otro 50 por ciento son kirchneristas presos, que no necesitan comprar carne porque nuestro Gobierno los alimenta muy bien en la cárcel. Eso sí, no siempre con carne, solo a veces, si nos sobra de lo que compremos para nosotros”.
Aun sin salir de mi asombro, pude escuchar el párrafo final de Marquitos:
“Como puede verse, las cifras que maneja el señor Gallay en El Miércoles son falaces, propias de destituyentes populistas como lo son todos los que escriben en ese sitio infecto, que miente a sus lectores y asegura que Benedetti no ganó en Entre Ríos, algo totalmente desmentido por las encuestas que nos ha enviado Duran Barba. Así que ya saben, así les va a ir si le creen”.
Me limpié el rostro, humedecido por la saliva del jefe de Gabinete, y me retiré, apenado por la poca seriedad informativa del sitio en el que colaboro, y –debo confesarlo– bastante perplejo por la contundencia argumentativa del funcionario.
Fotomontaje: Marbot
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