El Ministerio Público Fiscal completó el aporte de todas las víctimas, testigos y peritos oficiales, y la defensa inició su turno de convocatoria a declarantes.
Por NAHUEL MACIEL del diario EL ARGENTINO de GUALEGUAYCHÚ
El Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy viene desarrollando desde el 1° de abril el juicio oral (no público) en el que está imputado el abogado Gustavo Rivas por graves delitos según la carátula de la causa N° J/454 “Rivas Gustavo/ promoción a la corrupción de un menor, promoción a la prostitución de un menor de 18 años de edad reiterada”, de acuerdo a los Artículos 125° y 125° bis del Código Penal.
El Tribunal está integrado por los jueces Alicia Vivian (quien lleva adelante el debate oral), y los vocales Arturo Exequiel Dumón y Mauricio Derudi. El Ministerio Público Fiscal estará representado por los fiscales Lisandro Béhéran (en su carácter de coordinador general) y Martina Cedrés (quien llevó adelante la Investigación Penal Preparatoria); mientras que la querella es ejercida por los abogados Alfredo Vitale y Estela Esnaola (una víctima cada uno); en tanto que la defensa de Rivas la ejerce el abogado Raúl Eduardo Jurado.
Con la audiencia de ayer (la número once), el Ministerio Público Fiscal completó el aporte de todas las víctimas, testigos y peritos oficiales, y la defensa inició su turno de convocatoria a declarantes.
El Ministerio Público Fiscal se inició de oficio luego que la Revista Análisis revelara el 27 de julio de 2017 una investigación periodística que permitió romper con 40 años de impunidad, “en un secreto a voces” que se vivía en Gualeguaychú y que nadie se atrevía a señalar.
De acuerdo a la Investigación Penal Preparatoria (IPP) que llevó adelante el Ministerio Público Fiscal, las víctimas de Gustavo Rivas tenían al momento de los hechos denunciados entre 14 y 15 años, aunque hay otras personas que tenían 17 años de edad.
La otra coincidencia entre ellos es que todos manifestaron haber ido –en distintas oportunidades e incluso en épocas diferentes- a los domicilios de Rivas (su actual residencia de calle Mitre y la casona familiar de calle Urquiza de Gualeguaychú; su casa de descanso en 30 de Marzo y Larroque de Pueblo General Belgrano) siempre en grupo, nunca de manera individual; además de otros encuentros realizados en una embarcación del imputado de nombre “Frenesí”.
Para la parte acusadora, Rivas, siendo adulto, ejerciendo plenamente la abogacía y en otros momentos incluso la docencia, desplegaba con su conducta una aptitud clara para desviar el libre crecimiento y desarrollo sexual de sus víctimas, todos menores de edad.
Para ello organizaba “la previa”: se trata de un encuentro regado con abundante alcohol que les daba a los menores, como una forma de desinhibir e intensificar de esa manera la vulnerabilidad de las víctimas y él incrementar su influencia o poder.
Todas las víctimas denunciantes de Rivas pudieron declarar en este juicio, en testimonios lacerantes que dieron cuenta del infierno que vivieron cuando apenas despertaban a la adolescencia y fueron sometidos a experiencias tan extremas como perversas de índole sexual.
Gualeguaychú ya no es la misma desde que se dio a conocer periodísticamente estos casos a través de la Revista Análisis y aunque el Tribunal impuso a las partes un “bozal” y prohibió brindar información sobre lo que ocurre dentro de la sala de audiencia, se pudo corroborar lo siguiente a lo largo del juicio:
1) Se confirmó de manera inequívoca que las víctimas al momento de los hechos eran menores de edad.
2) Que su vulnerabilidad era potenciada por Rivas cuando les ofrecía alcohol a esos menores de 14-15 años. Con el agravante que el imputado además de abogado, durante varios años ejerció la docencia.
3) Que los hechos quedaron probados por los distintos relatos (que incluso se prueban entre sí).
4) Que todas las víctimas como los testigos fueron coherentes con lo declarado en su momento en Fiscalía cuando se desarrollaba la Investigación Penal.
5) Que esta experiencia extrema les dejó huellas imborrables en su vida, afectándolos en su vida emocional.
6) Que las imágenes fotográficas (más de 200) e incluso fílmicas que se aportaron como pruebas materiales confirman el relato de las víctimas y de los muchos testigos que declararon ante el Tribunal. Tanto de los hechos en sí mismos como de los lugares que fueron señalados que ocurrieron esas prácticas.
7) Que los actos fueron de suficiente entidad corruptora; por “haber determinado a sus víctimas a un estado sexual corrupto mediante actos prematuros y de actividad sexual exacerbada”; además de que fueron “perversos” y “excesivos” tal como lo sostuvo la Fiscalía a lo largo de su Investigación Penal.
8) Que así como el 27 de julio de 2017 se rompió “el secreto a voces” gracias a la publicación de la revista Análisis; a partir del 1° de abril pasado, con el inicio del juicio oral, ya no hay lugar para la indiferencia o el mirar para otro lado.
La audiencia se retomará hoy -será la última de esta semana- con la convocatoria de testigos por parte de la defensa y tal como se había previsto de acuerdo a la dinámica del debate, el juicio se extenderá hasta el lunes y martes de la semana que viene. Luego, se pasará a un cuarto intermedio para la semana del 6 al 10 de mayo, lapso en que se deberá confirmar la fecha de los alegatos de clausura.
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