Un panorama político donde se mueve la superficie y no las estructuras.
Por ANA HERNÁNDEZ
"Ella hace ravioles, él hace ravioles", sería la gran metáfora de los últimos días en los movimientos estratégicos de campaña de vista a las elecciones nacionales. Tal como publicó la candidata a vicepresidente del Frente Juntos. Como lo mencionaba en otra nota cuando la doctora daba la noticia de su fórmula.
EL TABLERO NACIONAL
En un movimiento ajedrecístico con efecto sorpresa y corriéndose, pero centralizando la escena. Con elecciones desdobladas en todo el país, distintas provincias en los últimos días tuvieron elecciones provinciales. Los resultados esperables, excepto Santa Fe que estaba más disputada.
En casi todas las provincias los oficialismos se repitieron. Pacto de conveniencia de la mayoría de los gobernadores con "el uno" del Ejecutivo Nacional. También le podemos poner el nombre de garantía de gobernabilidad si se quiere.
Muchos gobernadores que hoy son reelegidos pudieron tener más o menos en orden sus cuentas debido a que votaron distintos proyectos de leyes, acordaron el recorte presupuestario en sectores sensibles, así como también el proyecto “Escuela 2030”; en el cual promueve la precarización laboral y fue firmada por los veintitrés ministerios provinciales de Educación. Tan solo por mencionar algo.
El gran vacío en pleno cierre de lista ha sido no solo la feminización, sino el cupo de mujeres feministas, movimiento político que ha erupcionado desde las napas en todo el país, gran protagonista de todo el 2018, desde un aspecto socio –cultural.
Macri contó con una legitimación mayoritaria. En la práctica se necesita de un buen diagnóstico y nadie quiso ser kamikaze ante un nuevo gobierno que representa al poder hegemónico. Estos aprendieron de política, ya no tuvieron que contratar a nadie, sino que uno de ellos fue elegido democráticamente.
Por lo tanto, el panorama venidero en una economía deudo dependiente, como casi es habitual con intermitencias en nuestra historia, los movimientos no son tajantes ni determinantes. Aunque nos permite preguntarnos por esta corrida de figuritas y nombres personales que pueden llegar a estar en un bunker un día y en la unidad básica otro.
Para pensar más en lo profundo, comprendiendo a su vez a la política no como la consecución de una ideología hecha práctica: si es así mejor sentarse a leer Napoleón, Rousseau o Marx en el café de la esquina. Sino como un movimiento constante de las relaciones de fuerza. Y en eso andan las alianzas tratando de construir mayoría.
El mapeo hoy electoral a nivel nacional va diciendo que están ganando los oficialismos, y la gran pregunta es: ¿la sociedad quiere que todo cambie para que todo siga igual?
El sociólogo licenciado Ricardo Rouvier, de “Rouvier & Asociados” dijo en una entrevista para La Rueda Mágica de Radio Uner, “en octubre vamos a tener un diseño institucional muy parecido al de estos últimos cuatro años. Hay que comprender que todos estos sucesos que se producen con fuerte personalización, porque estamos hablando de personas conocidas, públicas. Uno que ha fijado la mirada en los movimientos de los personajes y a veces no observa que todo eso está sostenido por un tinglado muy débil, demuestra que los partidos políticos casi son inexistentes y por eso se permite, cosa que no se permitiría con un sistema partidocrático más consolidado, de que los dirigentes vayan de aquí para allá. Este movimiento nervioso de los dirigentes políticos que van, salen y entran, como de distintas estructuras, acuerdos o alianzas políticas se debe a que Argentina vive una crisis más profunda de la cual no quiere hablar, no quiere ocuparse que es la debilidad de sus partidos políticos, consagrados además en la Reforma Constitucional de 1994, donde textualmente habla de las columnas de la democracia, o sea esas columnas son muy débiles”.
BUSCANDO MAYORÍA
Los movimientos son consecuencias de la grieta, se busca construir mayoría, intentan que los gobiernos tengan la suficiente estabilidad y aval legislativo como para que puedan funcionar sin estar negociando cada cosa, a cada paso. Ya sabemos, así como no sabemos quién va a ganar las elecciones, sí sabemos que cualquiera que gane va a ser minoría. Por lo tanto, este movimiento de elegir a Miguel Ángel Pichetto como Vicepresidente en la fórmula presidencial es un movimiento en espejo al movimiento que hizo Cristina.
Mientras elige una personalidad que negocia, tracciona y opera, enfrente cierran con un operador y medio como lo calificó el autor de “Las flores robadas de los jardines de Quilmes”.
Para otra nota queda la palabra deslealtad y traición, porque para los fines de la política si se quiere, tiene otras connotaciones y significado al de los afectos. Pichetto siempre fue leal coherente en los espacios que acompañó. Incluso en la última apertura legislativa Cristina Kirchner destacó como alguna vez el hoy candidato de Macri, le cedió su lugar en la comisión que investigaba la AMIA en la Cámara de Diputados cuando la compartían.
En un pecado periodístico de pensar “bien”. Se puede deducir que Miguel Ángel Pichetto toma nota del protagonismo que le otorga la presidencia de bloque, y paralelamente de su postergación en los diferentes gobiernos peronistas. En su tránsito por la tercera edad pega un batacazo, como cuando Toto corre el tren en cinema Paradise.
El caso de Massa es un movimiento típico, porque el ex intendente de Tigre y su aparato político ayuda sumando votos al sector, y también legisladores con él a la cabeza, porque eso si nadie se posterga, hasta Del Caño no quiso negociar el primer lugar.
Eso también diferencia a la ex Presidenta. Sergio Massa, luego de haber visitado distintos bunkers y de la mano de una negociadora como es Malena Galmarini, se quedó en el último café.
En la mayoría del territorio se han reconfirmado los gobiernos, con algunas excepciones como Santa Fe, pero que obedece a un análisis provincial sobre cómo se reconfiguró El Frente Progresista, no ahora sino hace ya cuatro años con la alianza Cambiemos. Sumado a una muy virtuosa política cultural y de derechos humanos en la provincia vecina, pero con otros grandes problemas.
Este movimiento nervioso de los dirigentes políticos que van, salen y entran, como de distintas estructuras, acuerdos o alianzas políticas se debe a que Argentina vive una crisis más profunda de la cual no quiere hablar, no quiere ocuparse que es la debilidad de sus partidos políticos,
Vamos a tener al final de la historia, en octubre o noviembre, un diseño institucional muy parecido al que tuvimos estos últimos cuatro años. Es decir, una base territorial donde se repiten los gobiernos, en lo que hasta ahora es una mayoría peronista, pero no es lo mismo el peronismo cordobés que el peronismo de Tucumán.
Tampoco el santafesino tan dudoso que lo celebraron tanto Fernández como Macri. Un ramillete de peronismos que se han unificado, homogeneizado detrás de una fórmula fuerte como la de Fernández-Fernández. Lo único claro que la jugada en espejo lo único que confirma es que el próximo gobierno será con matices peronistas y consensos cuasi obligados, y refleja la necesidad futura de nuevas construcciones políticas por afuera de los partidos y nuevas formas y perfiles de liderazgos o capaz con mucha suerte, sin ellos.
El gran ausente
El gran vacío en pleno cierre de lista ha sido no solo la feminización, sino el cupo de mujeres feministas, movimiento político que ha erupcionado desde las napas en todo el país, gran protagonista de todo el 2018, desde un aspecto socio –cultural. Un actor político insoslayable pero que no fue convidado, ni participe activo como tal hasta la hora del cierre de listas. Tal vez el movimiento feminista deberá releer el contexto y como tantas veces ya lo hizo, arrebatando los espacios y derechos. Merece este momento analizar si las viejas estructuras partidarias fisuraron, o si más bien esta gran ausencia de representatividad tiene múltiples causa. Como puede llegar a ser que las alianzas constituidas las interpelaron como militantes partidarias y no como militantes feministas, si es que puede discernirse. Queda como pregunta abierta, porque dada la contemporaneidad no habilita para posibles respuestas.
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