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Gobernar es incluir

El concejal Juan Martín Garay afirma en esta columna de opinión que la prioridad en la Argentina actual es incluir a millones de hogares que están en la pobreza o la indigencia. 

 

Por Juan Martin Garay (*)

 

“La privación de lo necesario para vivir humilla al hombre; es un drama ante el cuál la conciencia de quién tiene la posibilidad de intervenir no puede permanecer indiferente” JUAN PABLO II.

“Hoy sabemos cuál es la realidad que nos golpea. Saber que uno de cada tres argentinos se encuentra bajo la línea de la pobreza es algo que nos tiene que doler, nos tiene que dar bronca y comprometer a trabajar juntos para que cada día podamos reparar más y más situaciones; caminar juntos hacia pobreza cero”, -septiembre de 2016- Mauricio Macri en conferencia de prensa, minutos después que Jorge Todesca -titular del Indec- difundieran lo datos estadísticos DE ESE MOMENTO.

"Mantenemos y confirmamos el rumbo de nuestro programa económico, estamos convencidos del camino que elegimos porque es el que nos va a sacar definitivamente para el sendero de recuperación, que quizás sea más moderada, pero va a ser mucho más estable" -MARZO DE 2019- DANTE SICA -ministro de Producción y Trabajo- en conferencia de prensa Luego de DAR A CONOCER DATOS DEL INDEC JUNTO A Carolina Stanley -Ministra de Desarrollo Social-.

Los datos estadísticos que verán a continuación nos muestran una mirada del momento social en el que nos encontramos inmersos en cuanto a la injusta y desgarradora manifestación de la indigencia en la Argentina. En nuestro país 3,3 millones son indigentes, comparemos desde 1974 (año de la mayor y mejor distribución de la riqueza) al hoy.

Como se puede apreciar, claramente estamos ante un problema muy grave, puesto que antes se hablaba de altos índices de pobreza, hoy se habla no sólo de la pobreza sino de los elevados indicadores de exclusión. Las consecuencias se miden en millones de hogares por debajo de la línea de pobreza, con una indigna sensación de humillación, confusión y  desconfianza.

Según expresaba Natalia Donato en su nota para Infobae en marzo de este año -al conocerse datos precisos del INDEC- la pobreza volvió a los niveles existentes cuando Mauricio Macri asumió la presidencia, a pesar de los deseos del Gobierno de ir reduciendo el flagelo hasta llegar a "pobreza cero". El INDEC informó que en el segundo semestre de 2018 el número de personas pobres creció al 32%, frente al 25,7% del mismo período del 2017. En el primer semestre del año pasado había sido 27,3%.

A marzo de este año, eran 14,3 millones de personas en el país, casi 3 millones más que el año anterior, cuyos ingresos no alcanzan para cubrir los servicios básicos.

A su vez, la indigencia -es decir, las personas que no tienen ingresos suficientes para hacer frente a las necesidades alimenticias- trepó al 6,7%, frente al 4,8% del mismo período de 2017. De esta manera, había a diciembre pasado casi 3 millones de personas por debajo de la línea de indigencia, 870.000 más que los que pasaban hambre en el segundo semestre del año anterior.

Donato daba cuenta -además- del informe de la UCA, donde la Universidad difundió datos de pobreza del tercer trimestre del año pasado en diciembre y había reflejado cifras más altas que las que surgen de la base de ingresos del INDEC y su cruzamiento con la canasta de pobreza. Frente al 28,1% que surge de esa información para el período julio-septiembre, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA informó una pobreza del 33,6%, lo que implicaba la existencia de 13,6 millones de personas en esa condición en las zonas urbanas del país. Los indigentes, para la UCA, llegaron al 6,1% (2,47 millones de argentinos).

A su vez, la UCA dio a conocer su informe de pobreza multidimensional, que realiza una medición sobre seis dimensiones de carencia humana, como son la alimentación; los servicios básicos; la vivienda digna; el medio ambiente; los accesos educativos; el empleo y la seguridad social. Medida por estos diferentes derechos sociales, la pobreza aumentó del 26,6% al 31,3% entre el 2017 y el 2018.

El 27 de junio, en una nota para BAEnegocios, Juan Strasnoy Peyre nos ilustra con un título dando cuenta que aumentó la desigualdad y la pobreza, donde ésta última se disparó al 35%, el mayor nivel desde 2008. También nos informa que el 10% más rico de la población concentró un tercio del ingreso total.

Peyre da a conocer datos de Daniel Schteingart, analista del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), quien estimó que la pobreza trepó al 35,2% en el período que comprende el cuarto trimestre de 2018 y el primero de 2019. Un dato que el organismo estadístico no publicará ya que sólo da a conocer los números de los semestres calendario. Esto significa que el porcentaje de argentinos que no llega a cubrir sus necesidades básicas trepó 9 puntos en un año. Cuatro millones de personas pasaron a ser pobres en ese lapso, la mayor suba desde la crisis de 2002. Esto significa que más de 15 millones de habitantes viven en situación de pobreza. Schteingart, además, planteó que la indigencia llegó al 7,3% en ese período, el valor más alto desde 2014.

La Deuda Social no es un problema estadístico, sino ante todo humano

Este proceso ha dejado como consecuencia una gran realidad insoslayable, una gran deuda, la deuda social. Las circunstancias nos indican, lamentablemente, lo siguiente: los que más pierden y sufren con todo este gran problema político-social que nos aqueja son los pobres y los marginados, los excluidos. Hay una simple expresión popular que expresa y resume en gran medida lo que ocurre “el hilo se corta siempre por lo más delgado”.

Ante el escenario electoral en marcha a nivel nacional, debemos interpelarnos entre todos los argentinos para que la deuda social no sea dejada a un lado, no debe ser postergada, puesto que la misma no es solamente un gran problema instalado en lo más profundo de nuestra sociedad, sino que representa un desafío y una nueva oportunidad para sembrar esperanza de la mano de acciones concretas que traigan como natural consecuencia la cosecha de “un cambio real”, es decir: el advenimiento de un nuevo comienzo, para todos, con todos, porque los números deben cerrar, sí, pero “con la gente adentro”.

A fines del siglo XIX se dijo que “gobernar, es poblar”; luego, promediando el siglo XX y con las conquistas sociales a la postre, se expresó, “gobernar, es traer felicidad al pueblo”. Inmediatamente de la crisis iniciada por la Revolución Libertadora (Fusiladora), y a través de un proceso sumamente perjudicial a los intereses nacionales, muchas cuestiones intensamente importantes como lo son la cultura y el trabajo se fueron perdiendo periódicamente. La Revolución Argentina, luego de caída ésta, deja una situación social altamente preocupante. En ese momento se llega a la necesidad de afirmar que “gobernar, es crear trabajo”. Más acá en el tiempo, en este inicio de siglo XXI, y con el influjo de estos últimos años, podemos afirmar que “gobernar, no sólo es crear trabajo” sino que -además- “gobernar es incluir”.

 

(*) Concejal del Partido Justicialista - Presidente del Bloque de Concejales del PJ/FPV, Concepción del Uruguay.-

Nota: los datos del gráfico son en base a INDEC y al Movimiento Los Sin Techo de la Ciudad de Santa Fe.-

 

 

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