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FESTIVAL DE BOXEO EN PARQUE SUR EL 17 DE AGOSTO

Sueños de luna bajo la última luz

En el crudo invierno de julio y en medio del oscuro silencio de la noche seis boxeadores se dirigen un lunes al último rincón del club; que sigue apretando los muebles para abrazar ilusiones, para que entren más historias, para recibir más deportistas. Son un puñado de esperanzas jóvenes bajo la última luz del farol, una bolsa, varios juegos de manoplas, un cuadrilátero inventado y un profesor que los empuja. Ese puñado de pugilistas locales cargan historias de vida en sus espaldas que aprendieron entre golpes. Las vendas y los guantes dibujan hace un par de semanas las noches sureñas porque llegó el boxeo a Parque Sur, cuando las canchas y todas las pelotas descansan soñando volver a ser acariciadas por la gurisada cuando alumbre la luz del nuevo día.

 

Por MARCELO SGALIA

 

Bajo ese cielo de estrellas que parpadean, ellos ríen, intercambian golpes que sacuden el silencio y desembarcan sueños, aquellos que la inmediatez y las urgencias no tienen tiempo de mirar y que gobiernos como éstos viven ignorando. El barrio, allá abajo, mendiga rascando en el final de la olla para volver a calentar el necesario guiso sobrante del mediodía mientras ellos, bajo el techo que encierra las alegrías y tristezas del club, se mueven bajo la calma que reina en las noches duras de esta época.

El Club de Boxeo de Roberto Obispo desempolva los guantes en Parque y mientras el río los escucha entrenan Leandro Soirefman, Ernesto Obispo, Francisco Bidegain, Gabriel Tonelotto, Nicolás Cignarelli y Luna Palma. Son uruguayenses, salvo Francisco –oriundo de Gualeguaychú- que entrena hace más de un año con este grupo. Como Gabriel, tiene 25 años y es el más grande. Leandro y Nicolás disfrutan los 20. Ernesto anda en los 14 y Luna, la única mujer, tiene 16.

Con ella decidimos hacer la pausa esta vez. A Luna Palma le apasiona el boxeo. Se palpa en la primera charla. Emociona escucharla, tan firme y tan clara a su corta edad. Y emociona tanto arriba del ring como abajo, donde dicen que los golpes duelen más porque son los que uno no elige ni espera. Tenía varios menos que 16 años cuando se puso los primeros guantes y se subió a un ring en un deporte lleno de hombres y de prejuicios. Entrena a la par de sus compañeros; tiene 9 peleas y 2 exhibiciones y en 2017 hizo la primera en los Juegos Evita. Además, ya participó en dos Clínicas con los técnicos de la Selección Argentina y va por más.

“Luna es particular, muy especial, es lindo verla entrenar, es muy importante para nosotros. Es incansable y digna de destacar por todo lo que hace y por su vida”, elogia su profesor, Roberto Obispo.

Luna no sólo boxea entre hombres a los 16 años. Es la que está a cargo de la difusión del próximo festival, que se hará el 17 de agosto en Parque Sur, que tendrá más de 10 peleas y que el combate de fondo mostrará al campeón olímpico Brian Arregui, como detallamos más abajo. “Lo hago para ayudar a los profes”, dice con la sencillez de la humildad.

Eso es tanto como apenas el final de cada día para esta joven uruguayense. Después de largas jornadas donde el cansancio es el primer rival que busca noquearla antes de ponerse los guantes, Luna ya pasó por su escuela secundaria a la mañana, estudió inglés en un Instituto –donde está a punto de recibirse- y dio clases particulares por la tarde; ayudó a su madre con las tareas domésticas y vendieron juntas escabeches, dulces y mermeladas, para juntar unos mangos. A la noche entrena en Parque Sur al mismo nivel en los caracteres de intensidad y técnico – físico que los integrantes de la Selección Nacional, como el resto de sus compañeros.

Luna conoce el esfuerzo y el sacrificio. Hoy la realidad en la que estamos gran parte de los argentinos es muy difícil pero ama el boxeo. Vive con su madre, que labura de enfermera y un hermano de 9 años. Su padre reside en Colonia Elía. Cocinar y vender conservas le da su ganancia para “darnos algún gustito”, confiesa y sonríe. “Es complicado porque llegás cansada al final del día, pero pisamos el gimnasio y nos olvidamos de todo y los profes tienen un corazón enorme”, agrega la joven púgil de nuestra ciudad.

“Todos aportamos algo para el festival que estamos esperando. Decidimos unirnos y ayudar para que pueda hacerse. Yo estoy hablando con los medios, mis compañeros se están encargando de la publicidad y así cada uno con otra tarea”, cuenta Luna. “Más allá que nosotros podamos tener la posibilidad de pelear en nuestra ciudad lo importante es que nos hayamos unificado los boxeadores para concretarlo”, cuenta rescatando lo ya conseguido. Si queda dinero lo utilizarán para arreglar el techo de la parte donde entrenan de lunes a viernes hasta casi las once de la noche.

Le queda tiempo para enseñar con otra frase, quizás de esas que les regala a sus alumnos de 4 años o la misma edad que ella: “Todos en la vida cargamos con algo pesado, pero podemos transformarlo en algo lindo”. Eso lindo, según Luna Palma, es el festival que habrá en Parque Sur el 17 de agosto.

Estamos hechos de historias, quizás el boxeo lo sabe como pocos y resurge de esas que duelen en serio. Luna Palma, con el nombre como testigo de infinitas veladas boxísticas y un apellido que recuerda al campeón mundial argentino, Sergio Víctor Palma, en 1980, subirá al ring con la suya a cuestas. Justamente aquel campeón del mundo que lleva su mismo apellido, dijo el año pasado en una entrevista: “Cuando boxeamos, peleamos jugando; pero la vida requiere que pelees en serio”.

A los 16, Luna ya tiene claro eso. El 17 de agosto, cada esquina tendrá sus historias. La de sus compañeros, la de otros púgiles uruguayenses y entrerrianos. Y entrarán, por todos los rincones del club y todas las ventanas de las casas del barrio, como cantaría Alfredo Zitarrosa, junto a las de un pibe humilde de Villaguay que besó el oro olímpico con la imagen de su viejo tatuado en la piel, ese que la vida le robó cuando apenas tenía 8 años.

El boxeo en el club del barrio. El sábado 17 de agosto las luces del Gigante alumbrarán los sueños sobre el ring. El Sur se llenará de aplausos, voces y los puños de todos buscarán un nuevo nocaut, como los de Luna. Las manos de esa velada y el cuerpo, aún con olor a vaselina para que los piñas resbalen, levantarán un día después esos frascos de escabeches y mermeladas tras una noche esperada, esas que en el Puerto Viejo son eternas testigos de los golpes de la vida. Como Luna, como Brian, como tantos: arriba del cuadrilátero habrán subido un sábado para no besar la lona y el domingo, abajo y lejos de esas luces y más lejos de los murmullos de la gente, seguirán peleando para que la vida no les tire antes la toalla.

Confirmaciones del Festival

El festival en el Gigante se realizará el sábado 17 de agosto. Habrá más de 10 combates en la noche. Peleas femeninas y masculinas desde los pesos más bajos, 52 kilos, hasta pesos pesados, 91 kilos. El combate de fondo contará con la presencia estelar de Brian Arregui, campeón olímpico juvenil el año pasado. El oriundo de Villaguay tendrá enfrente a Agustín Garateguy de Paraná.

Como semifondo va a combatir Gabriel Tonelotto, uruguayense que está entrenando en Parque Sur, ante Franco Cóceres, en una pelea de Pesos Pesados.

Estarán los otros boxeadores del propio club y llegarán de distintos lugares de la provincia, tales como Colón, Concordia, Paraná, Villaguay, etc.

También van estar los boxeadores locales del club Ferro y de la Academia de Boxeo Amílcar Brusa.

Ya están a la venta las entradas para dicho festival uruguayense. Las populares (Tribunas de arriba): $ 100. Las plateas (Tribunas al costado de la cancha): $ 200. Y el Ring Side (Sillas con mesa cerca del ring): $ 300. Para conseguirlas pueden enviar mensajes vía WhatsApp a estos celulares: 3442-674718 y 3442-542121. Pueden contartarse en Facebook: Club de Boxeo. O en Instagram: box.cps.

Desde hoy hasta el 17 de agosto los iremos informando sobre los detalles de este nuevo festival de boxeo en el club Parque Sur a través de nuestros sitios oficiales.

 

La historia de vida de Brian Arregui

El entrerriano Brian Arregui, que llegará a combatir el 17 de agosto en el festival sureño, logró la medalla dorada para la delegación argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, al vencer en la final de la categoría welter (69 kilogramos) de boxeo al marroquí Yassine Elouarz por 5 a 0, en un repleto Pabellón Oceanía del Parque Olímpico de Villa Soldati. Arregui fue categórico en el combate más importante de la competencia, con una actuación convincente que hizo verlo ganador a los cinco jurados del combate y generó la explosión del cuerpo técnico albiceleste, encabezado por Mariano Carrera.

Para el boxeo, fue la primera medalla olímpica desde la de Pablo Chacón, en los Juegos de mayores de Atlanta 1996, en Estados Unidos, y la primera dorada desde Londres 1948, en Inglaterra. El entrerriano, de esta forma, reposicionó al boxeo argentino dentro de la escena olímpica.

Como muchas veces en el boxeo, la historia de Brian Arregui tiene dolor, humildad, salida a flote y herencia familiar en su Villaguay natal. Porque perdió a su padre Raúl a los ocho años -tiene tatuado su rostro-, comenzó a boxear cuando tenía nueve años, se convirtió en papá a los 17 -su hija se llama Briana-, y le dio la medalla de oro a la Argentina a los 18. Por eso, Arregui se puso al hombro a su familia y la mitad de la plata de la beca deportiva la envía a Villaguay para poder construir su propia casa.

(*) Periodista deportivo. Encargado de prensa del club Parque Sur.

Fotos: Prensa de Parque Sur y Facebook de Luna Palma.

 

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