Mientras cada día hábil es una zona "liberada" para continuar el vaciamiento y profundizar el endeudamiento del país, los "republicanos" se brotan, cuando se cuestiona, que de esta manera no se puede seguir un día más. Es evidente, casi delicuencial, el perjuicio que causa a toda la sociedad argentina, la timba financiera que ocasiona el macrismo.
(*) Por LUIS ALBERTO FERNÁNDEZ
La usura en otro tiempo en esta misma sociedad, se sancionaba y era una acción execrable que invalidaba a quien la practicaba; hoy en día es el mérito de los Caputos, Sandleris, Sturzeneggers, de aquellos que abusan a un país que han maniatado con sus jugarretas y el verso liberal. En tanto, pretenden que hasta el último argentino pague sus enjuagues de usura y robo económico, inclusive con el hambre y desnutrición de la mayoría de los gurises de nuestro pueblo.
Es harto evidente, que un orden institucional que permite impunemente un daño tan plausible, evidente e inmodificable como el que genera el macrismo, se deslegitima a si mismo al no tener herramientas para reorientar este tipo de gestiones fallidas, o en el caso que la justicia lo establezca, diríase delicuenciales.
Nada ha dicho este poder (Legislativo) sobre una deuda sideral que ha contraído el ejecutivo sin respetar el marco legal correspondiente (que es ser aprobada por el congreso).
Y esto último es una de las fallas más flagrantes en nuestra Argentina, la Justicia, el sistema judicial, y esto involucra a todo el Poder Judicial (a pesar que exista el axioma del corporativismo que dice; "no es la institución el problema, sino algunos de sus integrantes", pues bien, es tan nociva y explícita la labilidad que encarnan algunos de sus miembros, que en tanto el resto no se involucre en sanear el sistema, adhiere pasivamente a una complicidad que deslegitima el poder), es burda, disipada y ofensiva la manipulación judicial, que garantizando impunidades, gira sus decisiones de acuerdo al viento político que sopla.
Otro valoración en el mismo sentido, le corresponde al Poder Legislativo. En un año que amerita un profundo análisis y acción legislativa por la gravedad de la crisis en la que nos han involucrado, se ha tomado impúdicamente un recurrente receso parlamentario. A caballo del verso de la gobernabilidad, permitieron las tropelías que nos agobian, y en el año electoral miran para otro lado permitiendo estrujar gasta la última gota económica a los facinerosos del mercado. Nada ha dicho este poder sobre una deuda sideral que ha contraído el ejecutivo sin respetar el marco legal correspondiente (que es ser aprobada por el congreso).
Sin embargo, todos hablan o acuerdan con el silencio el respetar las condiciones, a costa de más pobreza y más hambre. Seguramente es más importante o menos comprometido, dedicarse al ejercicio electoral. Es de recordar también la permeabilidad de muchos legisladores, quienes en actitud obsecuente hacia los gobernadores acólitos al poder nacional, votaron las leyes de ajuste, esos mismos gobernadores que hoy enjuician al estado nacional por la eximición del IVA a los alimentos esenciales, pero renunciaron a las deudas por la retención de enormes recursos coparticipativos.
Y que expresar del Poder Ejecutivo, si es la raíz y el producto de nuestros males. Sin lugar a dudas, que algo es necesario cambiar, desde el poder o desde un efectivo reclamo y acción del pueblo.
Lo preocupante sería comenzar a escuchar el reconocimiento de lo injustamente actuado por el ejecutivo, como inexorable e impunible, y como contrapartida obligar a pagar los platos rotos conculcando derechos de los trabajadores, profundizando la pobreza e indigencia de jubilados y sectores populares. En cierta manera, preocupa, que se valide aquel pensamiento, en el cual la existencia HUMANA de la gran mayoría de los ciudadanos, es inviable en términos de un puñado de trogloditas, que lo único que hacen es acumular mentiras pintadas a las que llaman dinero, cuyo montón acumulado denominan capital, cuyo garito de acción llaman mercado y a cuyos dueños los pregoneros del saqueo denominan exclusivamente "gente" (la gente desconfía del populismo… y cosas por el estilo).
Se necesita de inmediato una acción ciudadana, que demande y exija judicialmente la impericia o acción delictiva que ha generado esta realidad, que demande otras herramientas institucionales que no nos hagan caer en estas expoliaciones, que reivindique el concepto, que estado no es la garantía de las injusticias y desigualdades que generan los poderosos, sino la herramienta que la mayoría del pueblo dispone para lograr una sociedad más justa y HUMANA.
(*) Nota publicado en el sitio "Por el camino" el 15 de septiembre.
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