Con motivo de la diversidad de información que circula en los medios nacionales a raíz del brote de ébola en África Occidental y una posible propagación del mismo a diversos países, la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER realizó y difundió una entrevista al médico Carlos Pepe, de vasta trayectoria profesional y docente titular de la cátedra de infectología de esa casa de estudios. Sin minimizar al ébola, el profesional fija postura y asegura que se debe priorizar la atención contra las enfermedades más habituales de contraer en nuestra zona.
¿Hasta qué punto está justificada la preocupación por la propagación del virus del ébola?
La preocupación, básicamente, y el motivo por el cual se genera el alerta, es que se trata de una enfermedad altamente transmisible, no hay vacuna ni tratamiento específico, y tiene una mortalidad del 90%. Sin embargo, hay que aclarar también, que ese porcentaje se da en pacientes infectados en ese contexto. Es decir, no se sabe cuál sería la mortalidad de pacientes infectados en lugares con un sistema sanitario más o menos apropiado y donde tenga una asistencia más precoz. La realidad es que en ese contexto de pobreza y miseria, la enfermedad es altamente letal, y es altamente contagiosa por todas las vías, y se hace imposible poder pararla. Entonces, ¿qué hace el sistema sanitario internacional ante esto? Lo primero, es alertar de que la enfermedad salió del nicho de origen, que era áfrica central y se trasladó rápidamente a sectores del África occidental. Luego corrobora que se dieron muchos casos en poco tiempo, sin que se haya encontrado hasta el momento, una forma efectiva de detener la propagación de la epidemia. Esto se agrava, sobre todo, teniendo en cuenta la globalización de los sistemas de comercialización y la frecuencia con la que se dan los intercambios comerciales, que hacen que cualquier distraído, en cualquier lado, se haya puesto en contacto con alguien que comercializó en barco o en avión con aquella zona de áfrica.
¿Hay casos registrados en Argentina?
No hay todavía casos, que hayan sido comunicados, de contagios en occidente. En realidad, el primer caso confirmado es el de un médico estadounidense que estuvo trabajando en la zona con pacientes, se infectó y lo trasladaron. Pero es cierto que el problema también, es que una vez infectada la persona, los primeros síntomas pueden asemejarse a los de cualquier otra enfermedad infecciosa más común en el lugar; con lo cual, hasta que se sospeche que es ébola puede pasar un tiempo en el que mientras tanto, la persona esté contagiando a otros. Salvo, claro está, que se sepa que la persona haya estado en el lugar del brote o en contacto directo con personas que hayan estado allí. Entonces, descartando esa última situación, lo primero que un médico debe hacer aquí, cuando se presenta un paciente con un cuadro febril y de dolores, es descartar las enfermedades infecciosas más comunes: el cuadro gripal, el dengue, la fiebre hemorrágica argentina, la leptospirosis, la tuberculosis… un montón de enfermedades que son más frecuentes y posibles. Con esto, queda claro que el tema del ébola, sería un diagnóstico de exclusión. Por ahora, como médicos del ámbito local, debemos preocuparnos por las enfermedades más frecuentes, que en esta época del año, es probable que tengan que ver con las típicas del invierno, que son principalmente los cuadros respiratorios altos (rinitis, sinusitis, bronquitis, y según la edad neumonía). Y si fuera verano, te diría que las diarreas son cuadros más que frecuentes y graves.
¿Y cómo se detectaría un caso sospechoso?
La realidad, es que en cualquier caso, no se descarta que puedan aparecer algunos casos, y ojalá que no suceda, pero para tranquilidad de la población, desde el Ministerio de Salud de la Nación se está trabajando para afrontar una posible aparición de casos en nuestro país y generó y difundió hace unos días una normativa para manejarse en caso de sospecha. Lo primero, igual, sería estar atentos al paciente que no responde en forma típica a la sintomatología y tratamiento de esas enfermedades que mencionamos antes y lógicamente, consultarlo acerca de sus posibles vínculos con personas provenientes de las áreas infectadas. Luego sí, estar atentos a que puede aparecer algún caso particular y ante ello, seguir los protocolos de salud pública nacionales o internacionales para el aislamiento del caso y el tratamiento del paciente. Pero mientras eso no suceda y aunque parezca irresponsable, no podemos darnos el lujo de distraer recursos que se necesitan muchísimo para atender las enfermedades que puedan contraer el gran porcentaje de la comunidad.
¿Hay alguna manera de prevenir el contagio?
Hoy la realidad local, para sintetizar el mensaje, es que no tenemos en nuestra práctica diaria más que aprovechar el tema del ébola para reforzar las medidas de prevención de contagio de cualquiera de las enfermedades infecciosas, costumbres y hábitos que son saludables mantener siempre y en cualquier circunstancia. Por ejemplo, lo mismo pasó con la gripe A. Es cierto que hubo casos, varios, quizás más de los que se esperaban y con una alta tasa de mortalidad. Pero no murió ni remotamente más gente de gripe A que de gripe común. Lo bueno que dejó la gripe A es que la gente aprendió o reaprendió cosas que no debería haberse olvidado nunca: que lavarse las manos es fundamental, que para toser o estornudar conviene taparse con el codo y no con la mano y luego ir a tocar al otro, y algunas cuestiones básicas de higiene que conviene recordar ahora y que sirven para prevenir cualquier tipo de contagio de toda enfermedad infecciosa. A nivel de la ciudad y con el tema del puerto, quizás sí, desde salud pública del municipio, se podría considerar el origen de los barcos que vienen al puerto o si esos barcos han estado antes en puertos del África occidental.
¿Hay algún factor particular que favorezca el contagio y la propagación de la enfermedad?
No pareciera que haya factores predisponentes particulares para contraer esta enfermedad. Lo que se puede presumir aún desde el sentido común, es que es más fácil que la contraiga aquella persona que esté desnutrida, mal alimentada, con su sistema inmunológico deprimido, con poca asistencia sanitaria y que para ella pueda ser más grave y más letal. Pero eso no es privativo del ébola, es lo mismo para cualquier enfermedad infecciosa.
DÓNDE ATIENDEN EN LA PROVINCIA
En Entre Ríos hay cuatro centros de atención que atenderán posibles casos de ébola.
El Ministerio de Salud de la Nación ha dispuesto que en cuatro hospitales de la provincia de Entre Ríos funcionen centros de aislamiento para el tratamiento de casos de ébola. Dichos hospitales, cuyo personal sanitario ya está instruido según las normas y protocolo de actuación son: Hospital San Martín y Hospital San Roque, ambos en Paraná; el hospital Centenario de Gualeguaychú y el Masvernat de Concordia.
PARA SABER
¿Qué es el virus del ébola y cómo se transmite a los humanos?
La enfermedad por el virus del ébola (denominada anteriormente fiebre hemorrágica del ébola) es una enfermedad grave y con frecuencia letal cuya tasa de mortalidad puede llegar al 90%. La enfermedad afecta a personas y a primates no humanos (monos, gorilas y chimpancés). Se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes simultáneos, uno en una aldea cercana al río Ebola, en la República Democrática del Congo, y el otro en una zona remota del Sudán.
Se desconoce el origen del virus del ébola, pero las pruebas científicas disponibles apuntan a que los murciélagos frugívoros (familia Pteropodidae) son sus huéspedes más probables.
El virus del ébola puede propagarse en la comunidad de persona a persona cuando una persona entra en contacto con un animal con el virus. La infección se produce por contacto directo (a través de membranas mucosas o heridas abiertas en la piel) con la sangre u otros líquidos o secreciones corporales (heces, orina, saliva, semen) de personas infectadas. También puede producirse infección cuando las heridas abiertas en la piel o las membranas mucosas de una persona sana entran en contacto con entornos contaminados por los líquidos infecciosos de un paciente con el virus del ébola, como prendas de vestir o ropa de cama sucias o agujas usadas.
El personal de salud se ve con frecuencia expuesto al virus cuando atiende a pacientes enfermos. Existe riesgo si no llevan puesto equipo de protección personal, como guantes, al atender a los pacientes. Los proveedores de atención sanitaria de todos los niveles del sistema de salud –hospitales, dispensarios y centros de salud– deberían recibir información sobre la naturaleza de la enfermedad y su transmisión, y acatar rigurosamente las precauciones recomendadas para el control de la infección.
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