El ex vicegobernador y dos veces intendente aceptó encabezar la delegación argentina en el organismo binacional, aunque lo había desestimado ante periodistas. “Uruguay no puede perder más espacios”, argumentan en su entorno para explicar la decisión. Lauritto ya elevó los papeles a Cancillería y sólo se espera la formal designación.
Por A.S.
El Miércoles Digital pudo confirmar que José Eduardo Lauritto será quien encabece la delegación argentina en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), el organismo binacional tan codiciado por dirigentes intermedios de todas las fuerzas políticas y que, al decir de algunos de ellos, ha funcionado como una suerte de “botín político”, al menos del lado argentino: del lado uruguayo, en general, se ha jerarquizado a funcionarios técnicos más que políticos.
El ex jefe municipal hasta hace un mes ya elevó los papeles a Cancillería y solo se espera la formal designación. Aún no se sabe quiénes serán los demás delegados argentinos, pero se menciona entre los nombres que maneja Felipe Solá a Rodolfo Ojea Quintana, quien ya integró el organismo entre 2010 y 2015.
Siempre que se habla de la CARU hay polémica. Para empezar, por los formidables sueldos en moneda extranjera que perciben sus integrantes: hay que recordar que los actuales integrantes, figuras del macrismo, reconocieron en su momento a este medio que esa remuneración asciende a 8.500 dólares mensuales. Pero además porque el organismo nunca dejó de ser una suerte de premio consuelo a quienes, en cada elección, quedan lejos de sus verdaderas aspiraciones, declamadas o no.
Se abre una nueva oportunidad no solo para transparentar la CARU sino para democratizarla, incorporando la participación de las comunidades y, sobre todo, incorporando a Brasil, donde corren dos tercios del río Uruguay. ¿Será esta vez? ¿O será una nueva oportunidad perdida?
Pero lo curioso en este caso es que en los últimos días de diciembre el ex intendente uruguayense, ex vicegobernador, ex ministro y ex legislador había sido consultado por periodistas acerca de esa posibilidad y su respuesta fue una tajante negativa. Menos de un mes después, este medio pudo confirmar, de tres fuentes diferentes, que Lauritto decidió aceptar la designación. Antes de eso, se reunió con el gobernador Gustavo Bordet, quien le insistió en la necesidad de que ocupara ese lugar. Según pudo saber este medio, Lauritto viajó con el intendente Martín Oliva a reunirse con Bordet, aunque entraron por separado. El mandatario entrerriano ya tenía información sobre los nombres alternativos que el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, tiene en carpeta. Uno de ellos es Rodolfo Ojea Quintana, quien ya había sido delegado hasta 2015, y que se radicó en Gualeguay hace poco tiempo.
A lo largo de 2019 Lauritto repitió en varias entrevistas que pensaba "seguir haciendo política, de eso no hay ninguna duda”, porque “hay mucho por hacer". Pero los rumores sobre su desembarco en la CARU, que circulan desde hace por lo menos un mes, no eran de su agrado. En diciembre, en la cena de la asociación que nuclea a periodistas del departamento, este cronista le preguntó concretamente si aceptaría incorporarse a la delegación argentina en ese organismo: “Ni en pedo”, dijo sin eufemismo alguno el ex vicegobernador.
El argumento que se esgrime para explicar el cambio en la decisión es el mismo que se le escucha desde hace años al dirigente más importante del peronismo uruguayense en el siglo XXI: “Uruguay no puede perder más espacios”. El propio Lauritto dijo a diferentes voceros de su entorno que quería que quede claro para todo el mundo que si aceptaba no era por una decisión personal sino “por el bien de mi ciudad”. En cercanía de su sucesor también hicieron saber a este cronista que la aceptación de Lauritto "fue un pedido del intendente Oliva".
Lo cierto es que se abre una nueva oportunidad. Esa misma oportunidad que hasta ahora desperdiciaron peronistas, radicales, peronistas de nuevo y macristas en la última ocasión, de transformar ese organismo burocrático, carísimo y casi prebendario, usado de manera desembozada “para hacer política” mediante el empleo discrecional del dineral que cobran los delegados. Una nueva y reiterada oportunidad de convertirlo en algo diferente, no solo para transparentarlo y darle razonabilidad a las remuneraciones de sus funcionarios, sino también para democratizarlo: con la participación directa de las comunidades y, sobre todo, incorporando a Brasil, en cuyo territorio corren dos tercios del río Uruguay sobre los cuales la CARU no tiene jurisdicción. Un reclamo que se viene realizando por lo menos desde hace casi veinte años. En 2016 pareció que se había entendido, pero no pasó nada.
¿Será esta vez? ¿O será una nueva oportunidad perdida? ¿Y otra vez la única discusión seguirá siendo el medio millón de pesos que, hasta ahora usaba el PRO “para hacer política” y que a partir de ahora, cobrará Lauritto?
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |