El Miércoles Digital Concepción del Uruguay – Entre Ríos
En el primer día del paro de Agmer, el gobernador dijo que "en las escuelas públicas de gestión privada se iniciaron las clases normalmente aunque los sueldos que se pagan son los mismos que en las públicas". En esta columna, el docente concordiense Juan Menoni le respondió con contundencia.
ASUNTO SEPARADO
En la localidad de Seguí, Entre Ríos, en la calurosa mañana del lunes 2 de marzo de 2020, el Gobernador de la provincia, Gustavo Bordet, inauguraba el ciclo escolar, en pleno paro docente de 72 horas.
Visiblemente enojado, y sin respuestas a los reclamos de las y los trabajadores de la educación, apeló a los recursos de siempre: victimizarse, desacreditar a los trabajadores y amenazar con descontar los días de paro, desconociendo, una vez más, el legítimo derecho a huelga.
Hasta ahí, nada nuevo.
Sin embargo, en su afán de defenderse, el Gobernador apeló a un argumento que pone al desnudo un debate profundo y pendiente; sin querer, o queriendo, Bordet puso en evidencia una de las grandes paradojas históricas de nuestro sistema educativo: “en las escuelas públicas de gestión privada se iniciaron las clases normalmente porque Sadop no adhirió al paro y los sueldos que se pagan a los docentes son los mismos que en las públicas", dijo el gobernador sin ruborizarse.
¿Qué encierra esta afirmación?
1- El Estado que debería poner todos sus esfuerzos económicos, intelectuales y de infraestructura al servicio de la Escuela Pública, subsidia y abona los salarios de las eufemísticamente llamadas “escuelas públicas de gestión privada”, instituciones que en su mayoría están bajo el control de la Iglesia Católica , que cobran cuotas (en algunos casos muy altas) y que además son un poderoso instrumento de adoctrinamiento ideológico-religioso.
2- Los docentes de esas escuelas, no están satisfechos con sus sueldos, la mayoría de ellos no hacen paro, justamente por la precariedad de su situación laboral.
3- Muchos de estos docentes, trabajan en doble turno en una escuela estatal y otra privada, esquivando el régimen de incompatibilidad; esto les permite subsistir, pero a ojos vista son sobreexplotados y esa sobreexplotación va en detrimento de la “calidad educativa”.
El Estado (...) subsidia y abona los salarios de las eufemísticamente llamadas “escuelas públicas de gestión privada”, instituciones que en su mayoría están bajo el control de la Iglesia Católica , que cobran cuotas (en algunos casos muy altas) y que además son un poderoso instrumento de adoctrinamiento ideológico-religioso.
¿Qué sucedería si el estado abonara los sueldos de los médicos de las clínicas y sanatorios privados?
¿Qué sucedería si el estado abonara los sueldos de cualquier otra empresa privada?
Es absurdo.
¿Por qué subsidia, entonces, a esas escuelas?
Pues, por el vínculo que en nuestro país tienen la Iglesia y el Estado.
Se me podrá decir que muchas de estas escuelas privadas están enclavadas en barrios humildes, que becan a muchos pibes y que cumplen una valorable función de contención social, pero esta afirmación es también una verdad de Perogrullo y que devela nuevamente una triste realidad: Esas escuelas están donde está ausente el Estado y la Escuela Pública.
Será hora entonces Gobernador de no enojarse, de no desacreditar, de dar respuesta inmediata a los legítimos reclamos salariales de los docentes, de no amenazar con descuentos, de apostar definitivamente a una escuela pública digna, y de no poner excusas que, como en este caso, develan males mayores.
Será momento también de abrir un debate profundo:
Iglesia y Estado, asunto separado.
(*) Juan Menoni
Artículo publicado en su cuenta de Facebook.
"Asunto separado"juanmenoni.
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