El informe sobre víctimas de la dictadura genocida que no se reconocían localmente fue presentado por el intendente Martín Piaggio y por el director de Derechos Humanos del municipio, Matías Ayastuy.
Por AILÍN BULLENTINI (PÁGINA /12)
Hay muchas maneras en las que la lucha por la memoria, la verdad y la justicia se vuelve concreta: el testimonio en un juicio, una movilización, un pañuelo blanco colgado de una ventana.
Esta mañana, el pueblo de Gualeguaychú ejerció otra: el reconocimiento de 15 ciudadanos de esa localidad entrerriana como víctimas del terrorismo de Estado.
“A partir de hoy, estos nombres, estas vidas, forman parte de la historia de todos. No los vamos a olvidar”, resumió el intendente Martín Piaggio durante la presentación oficial del informe encabezado por el Museo de la Memoria Popular gualeguaychuense y que contó con el trabajo de militantes de derechos humanos e historiadores locales. Estos 15 hombres y mujeres, en su mayoría obreros, militantes sindicales, fueron secuestrados en diversas ciudades del país durante la última dictadura cívico militar, pero nacieron en Gualeguaychú.
El informe sobre víctimas de la dictadura genocida que no se reconocían localmente fue presentado por Piaggio y por el director de Derechos Humanos del municipio, Matías Ayastuy, en un acto que contó con escasa presencia --algunos pocos funcionarios que participaron respetando la distancia para prevenir la circulación del coronavirus--. “Un acto simbólico que tiene un impacto muy grande en la idiosincrasia y la cultura de la ciudad”, destacó el secretario nacional de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, que formó parte vía teleconferencia. “Si hay algo que quisieron hacer los genocidas con las desapariciones es lograr que nosotros nos olvidemos de esas personas. Hoy, Gualeguaychú los vuelve a hacer visibles para todos. Es una reparación enorme”, remarcó.
Algunos otros reconocimientos de la iniciativa llegaron, también, por vía remota. La Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida también trasladó sus felicitaciones: “Era una asignatura pendiente. Gracias porque todos son hijos nuestros. En nombre de todas las madres y especialmente en nombre de los 30 mil”, saludó. La Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo Gualeguaychú también celebró la novedad como algo que se suma a “lo que hemos luchado por conocer la verdad de los hechos y sus consecuencias.
Atesoramos la memoria para que no se pierda; buscamos y exigimos que se haga justicia, que se someta a juicio a los responsables y que no se les otorguen beneficios”.
La periodista Blanca Rébori, por su parte, agradeció la decisión de “recuperar las historias desconocidas porque es una manera de reconstruir la historia de un país que se ha resistido a olvidar”. Su tío, Jorge Lucio Rébori, es uno de las 15 víctimas reconocidas en el trabajo presentado. En su mensaje, Blanca lo reinvindicó: “Fue abogado, filósofo, profesor de la UBA”. Fue secuestrado en febrero de 1977 en la Ciudad de Buenos Aires.
Juan Gualberto Arellano Gamboa era marmolero y militante del partido Comunista, y tenía 61 años cuando fue secuestrado, en octubre de 1977. Estaba caminando por la avenida Almirante Brown, en La Boca, ciudad de Buenos Aires. Victoria Borelli Genna tenía 32 cuando una patota la fue a buscar a la casa donde vivía, en Monte Grande, en el conurbano bonaerense.
Luis Milano Angeramo fue secuestrado en Lanús y, según el Registro Único de Víctimas de Terrorismo de Estado (RUTVE), ejecutado en un basural de Quilmes. Tenía 17 años.
¿Qué tienen en común elles y los de Edgardo Guerra, Eduardo Rey, Luis Fachino Delguis, Jerónimo Ghiglia Moscardini, Roberto Gómez, Héctor Fernández Larrama, César Hernández, Silvio Lahitte Izetta Rafael Pighetti Fernández, Jorge Rébori Maldonado, Marta Terradas Picó y Silvia Treptow que ayer el Gobierno de Gualeguaychú reconoció como desaparecides de la ciudad? Que todes nacieron allí.
“La investigación parte de la sospecha de las víctimas del terrorismo de Estado en Gualeguaychú habían sido más que las que históricamente reconocemos gracias al trabajo de Madres de Plaza de Mayo”, explicó el director de Derechos Humanos de la ciudad, Matías Ayastuy. La inciativa para despejar las dudas recayó en el Museo de la Memoria Popular, desde donde un equipo conformado por militantes de derechos humanos e investigadores que coordinó el sociólogo Ignacio Journé, se pusiera manos a la obra.
A fines del año pasado dieron con el nombre de Edgardo Guerra, que hasta el momento no figuraba en la lista de los 21 desaparecidos y desaparecidas que la ciudad rememora en cada marcha por el 24 de marzo y homenajea en una placa en el Concejo Deliberante.
Luego, apareció otra historia: la de Eduardo Rey, cuya familia aportó para su reconstrucción. Al resto, los localizaron tras contrastar diversos registros de víctimas del genocidio, como el Rutve, la base de datos Monumento a las víctimas del terrorismo de estado, la base desaparecidos.org, el acervo “Militantes del peronismo revolucionario uno por uno” del historiador Roberto Baschetti y el Registro Único de la Verdad de la Provincia de Entre Ríos, con información del registro civil de Gualeguaychú. Sus nombres fueron nombrados y vitoreados con un “presente ahora y siempre” durante la presentación del informe, esta mañana.
“Todos nacieron en esta ciudad, caminaron estas calles, nadaron en nuestros ríos y respiraron nuestro aire”, aportó Ayastu, quien abogó por el aporte de “familiares, amigos, conocidos de todos ellos puedan acercarse a aportar más datos”. El objetivo es reconstruir las historias de cada uno de esos nombres. “Para nosotros, la presentación es un punto de partida para convertir estadísticas, los números, en historias de vida. Es una manera de empezar a saldar nuestra deuda con ellas”, concluyó en diálogo con este diario. Cuando el aislamiento preventivo y obligatorio para impedir la circulación de COVID-19, informó, los nuevos nombres se sumarán a la placa homenaje ubicada en el edificio municipal.
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |