En el sur de Entre Ríos, en el departamento de Gualeguaychú, una escuela de jornada extendida, la N° 66, la primera escuela NINA de la provincia, lleva –increíblemente- el nombre del hijo de Mitre.
Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Esta es una escuela rural que se destaca -como en muchos otros casos- por brindar contención, en todo sentido, a un grupo de niños y adolescentes de la zona. La escuela que lleva el número 66 cumplirá en noviembre 86 años y, desde 1957, lleva el nombre de “Bartolito Mitre”.
¿Pero quién era Bartolito Mitre?: Nació en Montevideo en 1845 y era hijo de quien fuera luego el general Bartolomé Mitre, presidente de la Nación y defensor a toda costa del centralismo porteño. Inició la carrera de Derecho y quedó en eso. Luego fue acompañante de Domingo Sarmiento cuando este fue enviado a Estados Unidos y Europa. Entre 1882 y 1893 dirigió el diario La Nación junto con Emilio Mitre. Falleció a los 55 años, en 1900. Un año después, la Biblioteca La Nación publicó ‘Páginas serias y humorísticas’, libro del que sería raro encontrar algún ejemplar porque no hubo otras ediciones. Una calle en Montevideo lleva su nombre. En 1957, y durante la llamada “Revolución Libertadora”, se decidió que una escuela en Entre Ríos llevara su nombre.
En verdad, su mérito mayor fue ser hijo de Mitre. Su nombre, en verdad, era Bartolomé Mitre y Vedia, pero fue habitual llamarlo Bartolito. Él mismo escribió algunas páginas sobre su vida y la resumió: “Con mi escaso bagaje escolar me lancé a cuerpo perdido en el mar de la vida, y fui versista, cronista, comisionista, martillero, traductor, cónsul, diplomático, soldado, maestro de escuela, pescador, fondero, autor de libros y de otras cosas, redactor y director de diarios, lector por sesiones, acusador y acusado alternativamente en cuestiones que no me llevaban un pito en la parada y en las que me pusieron de oro y azul; miembro de cien comisiones en las que no se ganaba más que dolores de cabeza; revolucionario sin tajada y empleado público, que es lo único que me pesa”.
Parece la biografía de un buscavidas, pero Bartolito tenía todo asegurado, y tanto que no necesitó andar ocupándose de las rispideces de la vida, como les ocurre a los comunes mortales.
De todos modos, su vida importa poco, pero sí cabe dilucidar por qué una escuela entrerriana lleva su nombre. El problema no tiene respuesta, salvo deducir que el mero apellido implicaba que debía ser homenajeado.
Su única conexión con la educación es cuando confesó haber sido maestro de escuela, pero sin especificar detalles ni circunstancias.
Quizás fuera saludable revisar esta decisión de 1957 y mudar el nombre de esta escuela por algún entrerriano que haya aportado al quehacer cultural. No estaría demás considerar la figura del poeta Jorge Enrique Martí, fallecido en 2018, un escritor entrerriano de fuste y enaltecedor de la literatura argentina. No va en desmedro del hijo de Mitre, sino en favor de alguna coherencia necesaria.
rubengallay@hotmail.com.
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