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Foto: Pablo Piovano

Dos años de la muerte de Fabián Tomasi, símbolo de la lucha contra los agrotóxicos

Hace dos años, el 7 de septiembre de 2018, Fabián Tomasi falleció en el hospital de Basavilbaso. El entrerriano dejó su testimonio para tratar de cambiar, desde su enfermedad, el mundo contaminado por el uso de agrotóxicos y se volvió símbolo en la lucha por un campo sin venenos.

"Soy la sombra del éxito sojero", señaló en una de esas tantas entrevistas, mostrando cómo su trabajo como fumigador en la empresa Molina y Compañía S.L.R., en la localidad de Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, fue el desencadenante de la enfermedad, que alteró la tonicidad de sus músculos y la forma de su cuerpo.

En octubre de 2016, Fabián había preparado un mensaje para niños y niñas de una escuela primaria, contando su historia, y lo compartió en las redes. Ese breve texto resume de manera notable su historia y su lucha. (Para leerlo se debe hacer click aquí).

 

LO QUE PASÓ

Fabián padecía una polineuropatía tóxica metabólica severa, que causa una disfunción de una parte del sistema nervioso.

Su cuerpo se intoxicó con químicos cuando a partir de 2005 empezó a trabajar para una empresa de fumigación aérea.

Su tarea, según contó en numerosas oportunidades, era abrir los envases con sustancias –entre ellos glifosato– que dejaban al costado de la avioneta, volcarlo en un recipiente de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo a través de una manguera para que la aeronave rocíe los campos sembrados con soja.

Su lucha quedo inmortalizada y se convirtió en tapa del libro "Envenenados: Una bomba química nos extermina en silencio" de Patricio Eleisegui, un libro que revela por medio de historias de vida como la de Fabián las contrariedades de un modelo agroeconómico que desde la retórica, desde el aspecto discursivo, se muestra contrario a lo que concreta en la práctica. Y renuevan la idea de que, a la hora de garantizar el rédito económico, poco importan las consecuencias negativas.

Fabián la venía peleando desde hace mucho tiempo, siempre con ganas de dejar testimonio para tratar de cambiar, desde su enfermedad, el mundo contaminado.

Su lucha, incansable, se apagó pero seguirá en quienes lo han tenido como referente.

 

 

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