La directora de la Producción de la Municipalidad uruguayense, Victoria Giarrizzo, propone opciones y herramientas para hacer frente a los problemas de la economía argentina, especialmente en este contexto de crisis por la pandemia, y de paso revertir conductas sociales arraigadas. Sobre este y otros temas profundizó con El Miércoles Digital.
Por EQUIPO de REDACCIÓN DE EL MIÉRCOLES DIGITAL
En el programa radial ‘En La Víspera’, que se emite en LT11 los martes a las 22 producido por la cooperativa El Miércoles, Giarrizzo habló de su último libro, sobre su mirada sobre lo cíclico de las crisis en nuestro país y algunas alternativas para salir de esta.
La actual directora de la Producción de la Municipalidad de Concepción del Uruguay realizó un doctorado en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), dirige el Centro de Economía Regional y Experimental, es investigadora y docente de esa alta casa de estudios. Aparte, preside “Movida Argentina”, una ONG que se especializa en generar emprendimientos sociales en barrios de emergencia. Fue periodista y columnista en publicaciones especializadas de Ámbito Financiero y El Economista y es autora de varios libros sobre economía como ‘Atrápame si puedes: el secreto de la inflación argentina’ y su última obra: ‘Alberto tenemos un problema. ¿Y si reseteamos la economía?’, que ya está en las librerías de la ciudad.
SOBRE SU NUEVO LIBRO
“La crisis argentina viene de lejos. La cuarentena terminó detonándola. Un solo dato: desde la democracia hasta ahora, de siete gobiernos, cuatro nos dejaron con recesiones. La palabra crisis la tenemos grabada con fuego. Nacimos en crisis, crecimos en crisis y si no cambiamos el rumbo, vamos a morir en sucesivas crisis económicas y sociales”, dice en la sinopsis de ‘Alberto, tenemos un problema’.
¿Por qué lo planteó desde ese lugar?
Tenemos muchos problemas. Pero si miramos esta crisis profunda que tenemos, si miramos para atrás, veremos que esta crisis no es nueva. Desde el retorno de la democracia hasta ahora tuvimos siete gobiernos y cuatro de ellos nos dejaron con recesión. Lo que hace esta crisis es detonar algo que ya venía dándose en la economía argentina. La propuesta es que hoy se destruyó tanto la base de la economía que es un buen momento para empezar de nuevo.
“La generación de riqueza no es sólo producir a tasas chinas, sino que la riqueza quede en el país”
¿A eso se refiere con “resetear la economía”?
Exacto. Todos los que llegan al poder piensan en la herencia recibida y no en la herencia que van a dejar. Hoy hay cosas muy malas como la emisión desmedida, pero es necesaria porque, a su vez, obliga a asistir a sectores muy vulnerables. La pregunta es: ¿cómo hacemos para recuperarnos en una macroecomía con agujeros por todos lados, y no tener después inflaciones elevadas o ataques de mercado? La propuesta es -ya que por un lado el gobierno gastará mucho dinero en obras públicas- direccionar esa obra pública. ¿Hacia dónde? A enfrentar el problema habitacional, porque sabemos que ese déficit fue el caldo de cultivo para este virus y, además, porque tenemos tres millones de hogares que viven cerca de basurales, que no tienen acceso a agua potable, entonces sería la obra pública para suplir déficits sociales y, por otro lado, para reducir costos logísticos. En los próximos meses iremos a una economía de bajo consumo, ¿cómo serán rentables las empresas en una economía donde se consumirá menos? Entonces, uno de los costos a resolver es el del transporte. Argentina es un país de norte a sur y de este a oeste muy extenso, donde se necesita desarrollar otros mecanismos de transportes como el ferrocarril. Por lo pronto, sería un buen punto donde insertar obra pública y desarrollar las vías férreas o ampliar las rutas para que puedan trasladarse los bitrenes, que abaratan los costos de transporte. Y por otro lado, el tema tributario, que hoy es un tema que pesa mucho en las empresas. Todos los gobiernos que llegan dicen que bajarán impuestos y hacen al revés, terminan subiéndolos por el miedo a perder recaudación, y eso les permite hacer políticas discrecionalmente.
“Esta crisis lo que hace es detonar algo que ya venía dándose en la economía argentina”
Será una oportunidad...
Es una oportunidad única en el país, porque será tan fuerte el déficit fiscal de este año que un punto más o un punto menos no te cambiará la aguja de lo que está pasando y no habrá, posiblemente, otro momento donde el mundo, los mercados, te habiliten hacer una reforma tributaria y exponerte, al principio, que tengas una caída de la recaudación. Por otro lado, tenemos el problema de los dólares. Argentina necesita generar dólares, caso contrario queda expuesta a los ataques especulativos todo el tiempo.
¿Cómo se generan?
Exportando o con menos importación o con inversiones extranjeras que hoy no pasan. Lo que hay que hacer es ver cuáles son los sectores que más déficits te generan, en aquellos que más dólares te llevan para producir, por ejemplo, el sector de autopartes, se van más dólares de los que ingresan en ese sector que llegó a ocho mil millones de dólares al año. Ahora menos, porque no se venden autos y no se producen. Lo que se puede hacer es desarrollar la industria de autopartes. Algunos especialistas dirán que todos los países del mundo importan partes, no se produce todo en un solo país, pero no todos los países del mundo tienen los problemas de dólares que tiene la Argentina. Por ejemplo, producimos una heladera, pero su motor lo importamos. Producimos una bicicleta y muchas de sus partes se importan. No se trata de salir a financiar proyectos o proveer a todos los sectores, sino de ver cuáles son los sectores estratégicos, porque los recursos del Estado no son ilimitados. Sería una sustitución selectiva de importaciones.
Para muchos sectores hablar de sustituciones de importaciones es inaceptable.
Sí, los sectores más ortodoxos enseguida dicen “vivir con lo nuestro, eso se probó muchas veces y no resultó". O los que dicen que se debe importar mucho porque eso derrama conocimiento dentro de la economía, y eso sabemos que no es tan así. Cuando uno habla de importaciones no es todo, sino haciendo una sustitución selectiva mirando aquellos sectores más deficitarios en materia de dólares.
“Argentina es un gran exportador de dólares”
REFORMA EDUCATIVA Y EL PROBLEMA DE LAS MATEMÁTICAS
Argentina tiene mayor heterogeneidad y capacidad de producir muchas cosas, tenemos un sector agroindustrial que es muy fuerte y generador de dólares. Muchas de las economías asiáticas pudieron crecer y desarrollarse a partir de la sustitución de importaciones para desarrollar un sector industrial fuerte y proveedor de la economía local, lo que terminaron haciendo es importar materias primas para exportar industria. Nosotros tenemos un sector industrial muy chiquito pero a la vez se está desarrollando todo lo que es servicios, como software y alta tecnología, que es importante y de prestigio en el mundo. Son los que hay que apuntalar porque, a su vez, el principal cuello de botella que tienen es que no pueden llenar la demanda de mano de obra, muchos puestos sin cubrir porque las carreras universitarias como licenciaturas en sistemas, programación y todo eso, son largas, no tienen títulos intermedios, no terminan de captar a los alumnos. En Argentina hay un tema con la formación en matemáticas, que es la que permite que más gente quiera ser ingeniero, etcétera, es muy rígida, y de una manera que ya no se enseña más, eso desalienta a muchos chicos a que no puedan o no crean que son buenos en matemáticas, cuando un músico con capacidad de pensamiento abstracto podría ser bueno perfectamente en matemáticas. Sin embargo, es como si “sos músico, no sos bueno en Matemáticas” o si lo sos en Ciencias Sociales, no lo sos en Matemáticas. Ahí se requiere de una reforma del sistema educativo, se está intentando vincular el sistema productivo con el educativo para generar profesionales que puedan cubrir esos puestos vacantes.
¿Habría que ver la inversión en la investigación?
Se puede impulsar todo lo que sea investigación y desarrollo. Argentina invierte menos del 0,5 por ciento del PBI en investigación y desarrollo, el promedio del mundo invierte el dos por ciento y los países desarrollados entre el tres y cuarto. En materia de investigación científica estamos muy abajo. Eso no significa que el gobierno deba salir a apoyar todos los proyectos de investigación, que es lo que muchas veces se hace. No, busquemos proyectos vinculados a la crisis sanitaria, al sector tecnológico, a la agroindustria, a cosas que podamos desarrollar. Este gobierno, de alguna manera, está yendo en ese camino, hay muchos programas que se lanzaron, pero muchos de ellos son complejos, hay que ver adónde funcionan.
Entrevista "En la víspera" el martes 8 de septiembre a las 22 por LT 11 y Radio UNER.
EL SECTOR BANCARIO NO PIERDE
Argentina necesita bajar los costos de la producción de las empresas, costo tributario, logístico y el financiero, que es fundamental. Si vemos lo que pasó con la pandemia, vemos que todos los sectores cayeron de una manera estrepitosa: turismo, construcción cayeron más del 80 por ciento anual en los peores meses de la pandemia. El sector bancario siguió teniendo rentabilidad positiva. Aquí es el país del mundo donde el sector bancario tiene más rentabilidad. Las tasas de interés que cobran a las empresas y a los consumidores son altísimas, casi usurarias. Por ejemplo, ahora salió el plan de financiamiento de tarjetas de créditos: te cobran una tasa del 43 por ciento mensual, pagás diez mil pesos de cuota fija más 4.300 pesos de intereses en el mismo resumen de tarjeta. Es carísimo para la situación que tienen las familias. Lo mismo para las empresas: hoy, una tasa del 24 o 25 por ciento anual para la rentabilidad que tienen las empresas es altísima. Las tasas las tenés que regular. Este gobierno viene bajando tasas, pero hay mucha tensión con el sistema financiero. Tenemos una ley de entidades financieras de la época de la Dictadura que nunca se cambió por la tensión política que se genera con los bancos.
Cuando sobre medidas para iniciar un círculo virtuoso de la economía argentina, que permita salir de alguna de las situaciones que más caracterizan lo cíclico de la economía argentina, desde los sectores ortodoxos hacen referencia a la necesidad de producir más riqueza antes de distribuirla. O flexibilizar ciertas normas, como las de protección ambiental o reducir el costo laboral, ¿qué visión tiene al respecto?
Argentina es un gran exportador de dólares. Soy de las que piensan que hay que distribuir la riqueza pero a su vez hay que generar más riqueza. Argentina genera mucha riqueza, pero parte de la misma se te va del país, es la famosa fuga de dólares que hay. Si miramos lo que fue el período Cambiemos veremos que 800 empresas, que son las grandes, significaron el 80 por ciento de la fuga que hubo. Es decir, se fugaron 87 mil millones de dólares. ¡Imaginate ese dinero invertido en el sistema de producción local! Tendríamos una riqueza para distribuir enorme. Es una contradicción que, si declarás los ingresos que te llevás afuera, es legal, nadie te lo puede prohibir. Lo hacen funcionarios del gobierno, y sobre todo se veía en el período Cambiemos: teníamos al ministro de Economía (Nicolás Dujovne), que sabía que el gran problema era la falta de dólares y tenía todos los suyos en el exterior. Es contradictorio y alevoso de visible. Si todos llevamos la plata afuera del sistema financiero, el país es insostenible. La generación de riqueza no es sólo producir a tasas chinas, sino que la riqueza quede en el país. En el libro se toca el tema de ¿qué entiende la gente por fuga de capitales?, y en la Argentina cree que fugar divisas es sacar las divisas del país, pero fugar capitales también es cuando la ponés en una caja de seguridad, cuando la llevás a tu casa. Cuando a la gente le decís que elija dónde poner su plata: en un banco local, afuera, la casa o una caja de seguridad, la mayoría eligen estas últimas. Pero si le decís que así se va a desestabilizar la economía o generar problemas de ataques especulativos, aumenta significativamente la cantidad que deja el dinero en el sistema financiero local. La gente lo entiende. Los políticos más ortodoxos no, tienen esa visión de liberar los capitales. Es como que no existiera esa parte teórica dentro de su formación.
“Argentina es el país del mundo donde el sector bancario más rentabilidad tiene”
Aquí es importante lo que se llama “economía del comportamiento”, el cruce que pueden aportar las ciencias sociales, la sociología, la psicología...
Exacto. Es un poco a lo que me dedico: a estudiar estos patrones para ver por dónde atacar los problemas. Por ejemplo, cuando el Banco Central informó para refinanciar las tarjetas de abril, la gente pensó que era 147 pesos de cada mil de intereses, parecía barato, cuando llegaron los resúmenes de tarjetas era carísimo, los 147 eran cada mil pesos refinanciados, entonces era 4.300 pesos cada diez mil. El Banco Central informó mal porque no tiene en cuenta cómo la gente interpreta el tema de las tasas, en Argentina no mira tasas, sino cuotas. La forma de decirlo era que, de cada diez mil pesos pagarás 4300 de interés, la gente lo entiende claramente y puede decidir si le conviene o no. Muchos inversores no lo hacen porque piensan que no van a conseguir un crédito, que hay líneas de financiamiento, pero creen que no van a acceder. Lo que el gobierno debe hacer es poner gente para que una empresa que quiera acceder a una de las líneas que saca, la asista en el llenado de formularios para no desalentar ese inversor, que si no se van a comprar Leliqs, Lebacs, bonos del gobierno...
Sale del circuito productivo y se va al financiero
Se va al financiero o a la construcción, que genera emplea en un momento, pero después no genera más. Concentrás las viviendas en un sector, que es el de mayores de recursos. Tampoco termina siendo sano, porque genera una reactivación momentánea. En la construcción se paga lo que es la construcción productiva y la construcción improductiva, la primera es, por ejemplo, ampliar una fábrica o instalaciones para producir más. Cuando se habla del impuesto a la riqueza es una forma de distribuir la riqueza desde aquellos sectores de muy altos niveles de ingresos hacia el resto de la población. Si es justo o no, debemos mirar hacia atrás, porque posiblemente nos encontremos que muchos de esos sectores generaron riquezas bajo el ala del Estado. Seguro que te encontrarás con los que lo hicieron honestamente, pero la mayoría lo generaron con el apoyo estatal.
“Si todos sacamos la plata fuera del sistema financiero el país es insostenible. La gente lo entiende, muchos políticos no”
¿Es viable que se cobre el impuesto a las riquezas, aparentemente como un aporte extraordinario por única vez? ¿O crees que se debería institucionalizar como algo permanente?
Afecta sólo a 12 mil personas, las de mayores niveles de ingresos. No son muchos. Lo que se está dando en el mundo es que esas personas muy ricas, que tendrían que tener 200 años para gastar todo su dinero y ni aún así podrían, empiezan ellos mismos a donar parte de esa riqueza, para distribuirla. Hubo un movimiento, no hace mucho, donde se invitaba a sumar a los mil hombres más ricos del mundo a donar parte de su patrimonio. Muchos aceptaron, otros no. Ahora, con la pandemia, también se vio gente rica que decidió donar dinero a investigaciones. En Argentina todavía esa cosa solidaria no está, entonces debe ser un poco compulsiva, pero la realidad es que hay mucho capital muerto que no va al sector productivo, y si lo hace va a otros países, no se invierte acá. Una opción sería “no te gravo, pero el equivalente de lo que deberías pagarle al Estado en impuestos lo invertís en producción en la economía argentina”.
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