Se cumplió este lunes un nuevo aniversario de la desaparición de Violeta Graciela Ortolani de Garnier. Se marido, el uruguayense Edgardo Garnier desapareció meses después. En 2017 su hija Adriana recuperó la identidad.
Notas relacionadas:
El abrazo a Adriana Garnier: “Yo necesitaba compartir esta alegría con todo mi pueblo”
De sentir que no era querida...
Violeta nació en la Ciudad de Buenos Aires el 11 de octubre de 1953. A los tres años falleció su mamá y fue criada por una tía en la ciudad bonaerense de Bolívar. Compañera, sensible, alegre. Le gustaba mucho la matemática y le apasionaba la investigación espacial. Era católica practicante. Estudió en La Plata Ingeniería Química y trabajaba en el Hospital de Niños. Comenzó su militancia política en la Facultad, donde conoció al uruguayense Edgardo Roberto Garnier (desaparecido el 8 de febrero de 1977).
Durante sus estudios y militancia, Violeta y Edgardo vivieron en Ensenada en la misma casa que otros compañeros estudiantes de Ingeniería, entre ellos Marita Aiub y Rafael Caielli, también desaparecidos junto con su hijo, a quienes se continúa buscando.
Violeta y Edgardo se casaron el 7 de agosto de 1976 en una sencilla ceremonia religiosa realizada en Bolívar. Ella estaba embarazada de 3 meses; la pareja pensaba llamar a su bebé Vanesa, si era nena; Marcos o Enrique, si era varón.
Violeta fue secuestrada el 14 de diciembre de 1976 en el Barrio La Granja de La Plata, con un embarazo de 8 meses. El 4 de diciembre de 2017 Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución de la nieta 126 Adriana Garnier Ortolani, cerrando así la búsqueda que había iniciado Edgardo y que había continuado su familia. 41 años después recibieron a Adriana en Concepción del Uruguay, celebrando este hecho a pesar del dolor causado en el pasado.
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |