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Santa Anita y el Estado teocrático

Santa Anita, en el departamento Uruguay, estrena bandera. En ella sobresale una cruz, símbolo del cristianismo, en contrario a los mandatos constitucionales. La historia reciente de este pueblo permite percibir las razones.

 

Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL

Foto ilustración: Facebook del Municipio de Santa Anita

Nota relacionada: La Iglesia Católica retrocede

 

Fervorosos católicos, los santanitenses vivieron un tramo de su historia en la que prevaleció el cursillismo, movimiento de derecha nacido en España en la década del 40.

Además de ello, deberá tenerse en cuenta la relación entre el Estado argentino y la Iglesia Católica. La bandera creada por Graciela Steckler pone a Santa Anita como una comunidad teocrática, contraviniendo todas las mandas constitucionales. En este caso, la Iglesia se ha metido en los asuntos del César, violentando uno de sus principios más sensibles.

La Argentina tiene una relación particularísima con la Iglesia Católica a partir de la manda constitucional, que establece la inexistencia de religión oficial, pero “el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico y romano”. Ello implica algún dinero e incide en el nombramiento de los obispos, quienes además son funcionarios públicos.

¿Cómo es posible que en una comunidad tan importante no haya ninguna escuela estatal con educación laica y gratuita?

La Argentina, con el correr de los años, ha ido asumiendo el paradigma de un Estado laico. Ello significa que las actividades públicas no deben estar teñidas de religiosidad.

Sin embargo, en estos días, apareció una bandera que identificará a la pujante localidad de Santa Anita, en el interior del departamento Uruguay. Sin entrar en detalles acerca de la estética del símbolo, se destaca notoriamente una cruz que, según los dichos de su autora, simboliza “el amor a Dios”. Se entiende que es el Dios de los cristianos. El Dios encarnado, nacido de una virgen y que murió en la cruz para redención de los pecadores.

Santa Anita

Santa Anita es una población entrerriana típica de la colonización del siglo XIX, fundada en 1900 por el cura Enrique Becher y un grupo de ‘alemanes del Volga’. A raíz de que el zar ruso dispuso que no podían vivir en Rusia, grupos de ‘alemanes del Volga’ se instalaron en al sur de la provincia de Buenos Aires y en Entre Ríos. El cantante y músico Sergio Denis era descendiente de estos inmigrantes, y su nombre era Héctor Omar Hoffmann Fenzel.

La Argentina, con el correr de los años, ha ido asumiendo el paradigma de un Estado laico. Ello significa que las actividades públicas no deben estar teñidas de religiosidad.

Entre Ríos tiene 13 colonias, pueblos y villas alemanas. Alguna adhiere al catolicismo -como Santa Anita- y otras a algunas de las versiones luteranas, como Aldea Protestante, en las cercanías de Paraná.

Santa Anita es una colonia próspera compuesta por hombres y mujeres que han hecho del trabajo y el progreso su camino al cielo. En este sentido, y seguramente sin saberlo, adhieren a la meritocracia propuesta por Calvino en los inicios de la Reforma. Ello significa que Dios prospera a quienes ama.

En materia educativa, en Santa Anita hay dos escuelas en el ámbito urbano. Las dos son privadas y confesionales.

Allí nació monseñor Pedro Boxler, obispo de Gualeguaychú hasta 1997.

El Cursillimo

En la década del 70 surgió en la zona de Santa Anita -y con mucho énfasis- el movimiento cursillista. Los pobladores, fervorosos católicos, fueron tierra fértil. Tanto que Santa Anita es la comunidad de donde surge la mayor parte de los sacerdotes. Compite, por así decirlo, con la colonia San Miguel, de la provincia de Buenos Aires.

Los Cursillos de Cristiandad es un movimiento de difusión mundial que actúa en el seno de la Iglesia católica. Se gestó en España entre 1940 y 1949, e iniciado con la celebración del llamado “primer cursillo”, del 7 al 10 de enero de 1949 en el Monasterio de San Honorato (Mallorca).

El movimiento tiene un tono similar al Opus Dei. Son movimientos conservadores, derechista.

El cursillismo es un compromiso de fidelidad hacia la iglesia. Se asiste a un curso (una vez en la vida) donde se inculcan las ideas más retrógradas de la Iglesia. Apunta a los sectores de un nivel económico de cierta solidez.

Después del cursillo, el adherente adquiere cierto status religioso y la finalidad es evangelizar desde el lugar que les toque vivir. El cursillista más destacado fue el general Juan Carlos Onganía.

El eje fundamental del cursillismo indica que sólo la Iglesia salvará al mundo.

Una bandera para Santa Anita

Tener una bandera indica reafirmar un espíritu autónomo muy acendrado. Los habitantes de Santa Anita tendrán, en los actos públicos, un símbolo patrio nacional, otro provincial y un tercero que pretende una representatividad local. Esta última será una cruz dominando todo el espacio del símbolo, propio de la religión cristiana en todas sus versiones. Hay una suerte de reivindicación de Cruzados medievales.

La Iglesia ha logrado manejar la educación y ahora le impone a la sociedad civil una bandera que es símbolo de algunos, aunque sean muchos. En Santa Anita habrá, además de cristianos, ateos, agnósticos, islámicos, budistas, pero en los hechos hay una comunidad con religión oficial, lo que contradice todas las normas constitucionales, además de leyes específicas. Así es que en Entre Ríos se ha constituido una comunidad teocrática.

Y una pregunta final: ¿Cómo es posible que en una comunidad tan importante no haya ninguna escuela estatal con educación laica y gratuita?

 

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