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OPINIÓN

"Los docentes seguiremos poniéndole el cuerpo, pero en estos tiempos no queremos morirnos", dice Víctor Hutt

El docente y gremialista Víctor Hutt asegura que ante la decisión del Gobierno provincial en volver a la presencialidad escolar el lunes 10 de mayo: "Estaríamos ante una medida que demuestra una total irresponsabilidad de parte de las autoridades que toman las decisiones".

 

    Por VÍCTOR HUTT

En Entre Ríos pareciera que luego de haber cortado la presencialidad escolar en varios departamentos en alerta epidemiológico el 3 de mayo, se pretende volver a la presencialidad el 10 de mayo, una semana después.

De ser verdadera esta información estaríamos ante una medida que demuestra una total irresponsabilidad de parte de las autoridades que toman las decisiones.

Desde el punto de vista epidemiológico, suspender la presencialidad y al día siguiente anunciar que se volverá a abrir en una semana, demuestra una tremenda desprolijidad e improvisación. Se anunció la suspensión el domingo 2 de mayo, pero el lunes 3 de mayo la Ministra de Salud anuncia que se volverá a la presencialidad el 10 de mayo, si se anunció la medida seguramente es porque entendieron que situación era demasiado crítica, ¿al otro día dejó de ser crítica?, ¿en menos de 24 horas la provincia salió del alerta epidemiológico?

Las escuelas estuvieron abiertas durante todo el 2020, que los docentes hemos luchado siempre y seguiremos poniéndole el cuerpo al sistema educativo, pero que en estos tiempos no queremos morirnos.

Impensable, o se arrepintieron de la medida del domingo o existieron algunas cuestiones que forzaron a cambiar la decisión rápidamente, queremos conocer esos motivos, mientras tanto nos parece que estamos sufriendo un mamarracho en lugar de cuidado de la salud y la vida.

En cuanto a lo que padece la escuela con estas medidas, debemos decir que se observa que poco interesa la Escuela o la Educación en sí misma, y la idea de presencialidad está por encima del concepto de Educación.

En estos tiempos previos, desde el comienzo del año, las escuelas estuvieron dedicadas a la presencialidad, con mucho esfuerzo de todos, comenzamos a desarrollar el proceso, con muchos inconvenientes, el trabajo segmentado con burbujas disminuye notablemente el contacto de los estudiantes con las escuelas, los cierres permanentes de burbujas por contagios, el aislamiento de docentes que afectan a muchas escuelas por cada docente, muchos docentes y estudiantes que contrajeron la enfermedad y pasar días de miedo e incertidumbre, familiares contagiados a partir de los contactos escolares y el trabajo en el miedo permanente al contagio hicieron que fuera muy poco lo que pudiéramos avanzar.

Impensable, o se arrepintieron de la medida del domingo o existieron algunas cuestiones que forzaron a cambiar la decisión rápidamente, queremos conocer esos motivos, mientras tanto nos parece que estamos sufriendo un mamarracho en lugar de cuidado de la salud y la vida.

Mientras transitábamos las escuelas, viendo el crecimiento de las curvas de contagio, el crecimiento de las muertes bajo los efectos de la segunda ola de Covid, íbamos diseñando las pautas para el cierre de la presencialidad y el trabajo virtual, algo que se iba haciendo de resolución evidente cada día que pasaba, íbamos pensando herramientas, estrategias, preparándonos de acuerdo a nuestra experiencia del año anterior.

Finalmente llegó la virtualidad a Entre Ríos, en las ciudades con mayor desarrollo epidemiológico en principio, nos enteramos de la noticia el domingo 2 de mayo por la tarde, todos al mismo tiempo, supervisores, directivos, docentes y estudiantes, inmediatamente nos pusimos a trabajar para tener listas las herramientas para la virtualidad.

La experiencia que puedo describir es la de mi escuela, desde el domingo al comienzo de la tarde nos enteramos por la prensa del pase a la virtualidad, hasta altas horas de la noche del domingo nos pusimos a trabajar, horas y horas, como hicimos durante el 2020, pero no sólo el equipo de conducción, también la mayoría de los y las docentes, sin que nadie se los haya exigido, sólo por su preocupación y dedicación al trabajo docente y pensando en que los estudiantes se encuentren con un trabajo virtual disponible, tanto fue el trabajo de los docentes el domingo que al arrancar el lunes gran parte del trabajo estaba terminado, desde allí seguimos perfeccionando y contamos con la mayoría de los estudiantes conectados virtualmente con sus docentes.

Además nos conectamos con otros grupos de directivos y nos mostraron que en todas las escuelas se estaba trabajando de la misma forma, todos listos para pasar de un día para el otro de la presencialidad a la virtualidad.

La idea de presencialidad está por encima del concepto de Educación.

El mismo lunes a la tarde escuchamos declaraciones de la Ministra de Salud de la Provincia anunciando que al lunes siguiente se volvía a la presencialidad, mientras nosotros trabajábamos denodadamente para preparar la virtualidad, las mismas autoridades que el día anterior habían resuelto suspender la virtualidad estaban anunciando el retorno a la presencialidad.

Decisiones inentendibles, por lo poco que sabemos sobre epidemiología, tenemos entendido que en una semana no se puede revertir un proceso de contagios, que se necesitan al menos 15 días para evaluarlo, aquí se cambió la resolución en 24 horas, por lo poco que sabemos entendemos que la baja de temperaturas complica el cuadro de la enfermedad y que las clases presenciales con ventanas abiertas son un contexto preocupante para las enfermedades respiratorias, que agravan el cuadro epidemiológico.

Pero si bien no entendemos mucho de epidemiología, algo sabemos sobre educación y allí entendemos que algo que necesitamos son las certezas para planificar un proceso, venimos de un proceso presencial sobre el cual no sabíamos hasta cuando se desarrollaría, de acuerdo al crecimiento de la curva de contagios, un día arrancamos en un proceso de educación por medio de la virtualidad, nos ponemos a planificar ese proceso preparándonos para un tiempo largo en ese contexto, si a la semana siguiente nos vuelven a cambiar la metodología y eso puede volver a durar una semana, se nos hace imposible planificar el proceso educativo, esto mismo impacta fuertemente en los estudiantes, que necesitan centrarse en el hecho educativo y lograr una continuidad de algún tipo, nada de eso está ocurriendo.

Si nos dicen que debemos sacrificar el desarrollo del sistema educativo en función del cuidado de la salud y la vida, lo entendemos y apoyamos esas medidas, pero si observamos que se mantienen abiertas las escuelas en forma presencial en medio de la segunda ola de la pandemia no estamos seguros de que se esté cuidando la vida, pero si además vemos que las escuelas se cierran una semana y se abren la siguiente, lo que sentimos es que no sólo que la vida importa poco en esas decisiones sino que además la escuela no importa nada, aunque se utilice como discurso el valor que se le da a la educación en estos días para ocultar la poca importancia que se da a la vida desde algunos sectores.

En el medio de las decisiones hemos visto movilizaciones de ciertos sectores de la sociedad en contra del cierre de la educación presencial, nos preocupa que pequeñas movilizaciones que muestran desprecio por el cuidado de la vida sean determinantes en las decisiones de un gobernador que tendría que tener como principal valor el cuidado de la vida, y que también debería tener como valor el cuidado de la escuela, algo que no ha demostrado en sus años de gobierno y que precisamente esos sectores que hoy marchan jamás se lo exigieron en tiempos no pandémicos, jamás vi a esos sectores que hoy marchan por “la presencialidad” reclamando por la desinversión en la escuela pública, por el desvío de fondos de la escuela pública a la escuela privada.

Al gobernador, a esos sectores que marchan por “la presencialidad” y no por la educación, les decimos que la educación no se cierra al suspender la presencialidad, que las escuelas estuvieron abiertas durante todo el 2020, que los docentes hemos luchado siempre y seguiremos poniéndole el cuerpo al sistema educativo, pero que en estos tiempos no queremos morirnos, no queremos que se mueran nuestros estudiantes y sus familiares, no queremos que las escuelas sean el engranaje que mueven la maquinaria de los contagios del Covid, queremos, como siempre hemos querido, que las escuelas sean el engranaje de la democratización del conocimiento, de la igualdad de oportunidades, que no existan escuelas privadas donde abunden las oportunidades para unos pocos y una escuela pública empobrecida donde cada vez haya menos condiciones para encontrar oportunidades.

Esperamos que pasemos la pandemia con vida y si tenemos vida invitamos a todos esos sectores que hoy reclaman la presencialidad a construir una escuela pública que democratice el conocimiento, que llegue a todos y cada uno de los pibes y pibas de nuestro suelo, inmediatamente después de que deje de correr riesgo nuestra vida, no habrá tiempo perdido si nos comprometemos en ese proyecto, mientras tanto seguiremos manteniendo a la educación de pie en la virtualidad, seguiremos educándonos, pero privilegiando el cuidado de la vida.

Señor gobernador, no cometa el error de volver a la presencialidad si no están dadas las condiciones, ese error se pagará con vidas de los nuestros y no necesito explicarle lo que eso significa.

(*) Víctor Hutt, docente, padre, directivo de escuela.

 

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