La Escuela Taller “Tadea Jordán” cumple 100 años de su fundación. Nació el 9 de mayo de 1921, por iniciativa de la comunidad uruguayense que entendía como necesidad la formación en artes y oficios destinada a mujeres.
Ese día el Consejo General de Educación de la provincia formalizó su creación, con la denominación institucional de “Taller de hilados y tejidos”, asignándole un espacio físico para su funcionamiento en la Escuela “Nicolás Avellaneda”.
La singularidad confirma una realidad histórica que tiene Concepción del Uruguay desde sus orígenes “otorgándole un lugar de privilegio a la educación”. Fue el Colegio del Uruguay, fundado por Justo José de Urquiza, el primer colegio laico de la Nación.
En el año 1933 la Municipalidad incorporó el establecimiento a su órbita, y resuelve la creación de una dirección con su propio reglamento y de sus planes de estudio a los que habrán de ajustarse sus cursos. La importancia otorgada por las autoridades municipales de entonces quedó corroborada en la adquisición inmediata de nuevos telares y la reparación de los existentes, los que se encuentran en pleno funcionamiento en la actualidad.
Desde el 27 de mayo de 1933 la Escuela funciona en el ámbito municipal y a partir del año 1990 tiene asiento en el edificio de Congreso de Tucumán 24, siendo su actual Directora Lucrecia Celoné.
La escuela brinda actualmente, capacitación a decenas de mujeres que cada año se acercan a recibir su formación y de esta manera, egresar con un oficio. “La escuela es mi vida”, sintetizó con emociones, Lucrecia Celoné, quien de niña concurría a la escuela cuando su mamá era directora, recibiendo ese importante legado de conducir una institución de esa jerarquía.
Decidieron posponer la celebración para fin de año, cuando la pandemia de tregua a las y los ciudadanos.
Quien fue Tadea
En este centenario, también vale hablar del nombre que le fuera asignado a la Escuela Municipal. Un nombre que representa el valor y el coraje que las mujeres poseen internalizado por naturaleza propia. Por designio histórico Tadea Jordán es el nombre que lleva la escuela rindiendo homenaje a una mujer valiente y decidida. Hija de Antonio Jordán y Vértiz y de Juana Tadea de Vértiz y Salcedo, de la familia del segundo virrey del Río de la Plata, Tadea Jordán estaba destinada por herencia a frecuentar salones y tertulias. Sin embargo, su vida estuvo signada por la lucha y el sacrificio
Fue contemporánea de otras mujeres protagonistas de los procesos revolucionarios, que supieron darse un lugar en la historia. Contrajo matrimonio con Juan Gregorio Ramírez, descendiente directo del marqués de Salinas. De la unión nacieron tres hijos, uno de ellos el “Supremo Entrerriano”, Francisco Ramírez. Tras el fallecimiento de su esposo, Tadea se casó con Lorenzo Francisco López –el 20 de agosto de 1789-, con quien tuvo diez hijos. El tercero de ellos sería José Ricardo, de destacada actuación política y militar en Entre Ríos.
Tadea Jordán también abrazó la causa del federalismo y la defensa de su terruño. Dotada de capacidad de organización, formó a sus descendientes en la convicción de que a la realidad había que forjarla con inteligencia y coraje. Acompañó la actuación de “Pancho” en medio de interminables campañas militares que lo llevaban lejos de su hogar. No terminó de llorar el fallecimiento de su hijo, en los trágicos sucesos de Villa de María del Río Seco, cuando Ricardo debió partir al exilio de Paysandú, para evitar una muerte segura.
Luego de la derrota -en Gená- ante los ejércitos aliados de Buenos Aires y Santa Fe, que aniquiló a la República de Entre Ríos, las tropas aliadas impusieron a Lucio Mansilla como gobernador de la provincia. La idea de una conjura creció con fuerza entre los vencidos. Y esa mujer, con la carga de los años a cuesta, realizó un trabajo de zapa llevando y trayendo noticias de los exiliados, para coordinar el levantamiento que pusiera fin a la vergonzante situación de una Entre Ríos sometida a la tutela de Buenos Aires y Santa Fe.
Ante la amenaza de un complot para asesinar a Ricardo –que se encontraba en Paysandú-, cruzó el río Uruguay a caballo para alertar del peligro que lo acechaba. Su riesgosa misión, cumplida con la complicidad de los adversarios del gobierno de Mansilla, decidió al entonces Comandante de Concepción del Uruguay a resolver su detención. El año 1824 trajo por fin un tiempo de sosiego y paz a la Villa. Con la renovación de las autoridades provinciales, el flamante gobernador Sola concedió la amnistía a quienes se habían levantado contra la administración anterior. Liberada, Tadea, pudo abrazar a su hijo de regreso del exilio, y asistir a la reparación moral que recibió Ricardo al ser nombrado por el mismo Sola, en el cargo de la comandancia de la Villa. Algunos aspectos de la vida de Tadea Jordán retratan la magnitud de su figura, que da el nombre a la Escuela. Un digno homenaje para una institución centenaria.
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