En una nota que escribí hace poco más de un mes recordaba una frase de Carlos Alberto Montaner: “Los que tenemos años, memoria y buena biblioteca, sabemos muy bien todo lo que ha sucedido”. Agrego que algunos hemos sido –aunque de lejos—contemporáneos de hechos trascendentales de la historia.
(*) Por PABLO SCHVARTZMAN
Dentro de unos días cumpliré ochenta y ocho; una de las ventajas del anciano es poder hacer un balance de su vida, mirar hacia atrás y analizar lo que presenció, de cerca y de lejos, en el transcurso de los años. Los aciertos y los errores, las alegrías y los dolores, las catástrofes y los golpes de suerte, en fin lo bueno y lo malo.
No he llegado a mucho. No he actuado en política, ni en las finanzas, ni en la educación, sino que mi vida fue rutinaria y morigerada, no viví de cerca los tejemanejes –generalmente no muy diáfanos—de las altas esferas, pero si no fui protagonista sí he sido, por mi innato interés en la historia, un espectador atento de todo lo que sucedía a mi alrededor, en mi reducida comarca natal, en mi país y en el planeta.
Desde muy chico estuve enterado de los adelantos, de los retrocesos, de las noticias en general y me acostumbré –fuera de las influencias que me pudieran marcar—a analizar lo que sucedía. Y quiso el destino de que sea contemporáneo de personajes y sucesos que han marcado este último siglo y que, sin exageración, fueron la génesis de lo que se aproxima.
Y a esto quería llegar: estuve al tanto del auge y la caída de individuos y movimientos que nos afectaron a todos. Políticos, farsantes, estafadores, criminales, seres providenciales, dementes y embaucadores que parece imposible que lograron imprimir su sello en grandes multitudes, en viejos y nuevos países de distintas culturas, pero a los que manejaron, manipularon y marcaron. Pensemos en algunos de nuestro país: Yrigoyen, Uriburu, Perón, López Rega, Videla, Kirchner; en los del continente: Batista, Trujillo, Somoza, Villarroel , Rojas Pinilla, Stroesner, Guevara, Pinochet, Chávez; en los europeos: Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Petain, Laval, Pavelich, Eichmann; y en los de Asia y África, que integran la lista: Nasser, Idi Amin, Saddam Hussein, Ghadafi, Bin Laden.
Todos ellos han estado en la primera fila de las noticias de este último siglo… y todos ya son historia. Quedan algunos de sus cachorros que, seguramente, darán todavía algo que hablar en los próximos tiempos, pero ya sin el protagonismo que tuvieron sus antecesores.
Nuestros tiempos actuales, apasionados, tecnológicos, complicados y controvertidos, ¿habrán aprendido la lección?
(*) El autor es: Investigador, numismático y poeta. Autor de Entre Ríos en anéctodas, publicada por El Miércoles.
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