El embarazo de María, la frustrada paternidad de José, el nacimiento de Jesús y los primeros años del niño, constituyen una historia llena de fantasías, e ingenuidades muy coloridas. Es parte de lo que algunos escritores consideran relatos de literatura fantástica.
Por ANÍBAL GALLAY de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Desde ya que, para los cristianos, en sus diversas versiones, se trata del nacimiento del hijo de Dios. De acuerdo a las promesas, Jesús es la encarnación de la divinidad. Según la teología, Dios amó tanto a los hombres que envió su hijo como víctima expiatoria. Así cada hombre tiene la posibilidad de acceder a la vida eterna, pero necesita una fe incólume que le permita creer en lo increíble, incluyendo la divinidad del encarnado.
Era común entre los pueblos antiguos sacrificar animales e inclusive seres humanos para tener en calma a los dioses. Yahveh terminó con esas orgías y sacrificó a su propio hijo para que todos sean salvos y alcancen la vida eterna. La eternidad es un tema que supera estas líneas. En Navidad nace Dios para ser el cordero propiciatorio. Agnus Dei qui tollit pecata mundi traducido como “cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.
En Belén de Judea, nació hace más de dos mil años un niño, a quienes las religiones cristianas consideran Dios encarnado. María era la madre, pero su embarazo se debió a “obra y gracia” del Espíritu Santo. El ángel Gabriel ya se lo había anunciado y la tradición estima que fue el 25 de marzo.
Habrá que aclarar que Papa Noel no tiene ninguna relación con todos estos hechos. Hubiera sido llamativo que apareciera en Judea conduciendo un trineo con tracción a sangre de reno. La Coca Cola ganó la partida y la Navidad, con todas sus ingenuidades y fantasías literarias, se transformó en una fiesta comercial y de consumo.
La biología estuvo acertada porque María parió exactamente nueve meses después y se produjo en Belén, a donde llegaron para censarse según lo dispuesto por el emperador Augusto.
Era un poco complicado porque cada uno debía concurrir a la localidad en la que habían nacido. La tradición y los evangelios narran esta historia indicando que debieron refugiarse en una cueva, y allí improvisaron una suerte de sala de parto. Las tradiciones incorporan pastores, animales incluyendo el asno en el que viajaron María y José.
Regresaron a su tierra, Nazaret, y continuaron su vida. Es difícil que fuera carpintero en un lugar donde no había maderas. Sólo en el Líbano podía conseguirse, pero los egipcios eran grandes compradores. Algunos historiadores indican que es posible que José tuviera un taller destinado al arreglo de herramientas e incluso fabricarlas. Los Evangelios no hablan que pasaran necesidades, pero la vida sencilla, e incluso la pobreza, era lo común. José tenía un asno lo que habla de una situación económica mayor que la media.
Solo uno de los Evangelios habla de la niñez de Jesús. En una ocasión, seguramente para la pascua judía, el niño se perdió entre la multitud. Al fin lo encontraron en el templo debatiendo sobre las escrituras. María le hizo algún reproche, pero le respondió: “no sabéis que debo ocuparme de las cosas de mi padre”.
Las historias más relevantes están en los Evangelios apócrifos, que no son reconocidos por los cristianos como válidos. Allí se repiten hechos atribuidos al niño. En uno de ellos el maestro le da alguna reprimenda verbal, y Jesús entonces lo deja muerto, como si fuera un milagro.
Otro hecho similar es cuando tiene una discusión con un compañero de juegos y Jesús entonces lo deja muerto. Además, se trata de niño caprichoso, engreído, soberbio, y por supuesto abusa de sus poderes.
La Iglesia católica adoptó las fiestas romanas del Nacimiento del Sol, inicios del invierno, por la del nacimiento de Jesús. Le cambió el contenido a una fiesta romana. Nada nuevo bajo el sol ya que repetirá la técnica en América y África.
Es relevante también la visita que realizaron unos personajes que la tradición menciona como “Reyes Magos”.
Los Evangelios apócrifos los mencionan como Gaspar, Melchor y Baltazar. La tradición cuenta que fueron guiados por una estrella y que al llegar a Judea se entrevistaron con Herodes.
Bastante ingenuos le indicaron cual era el motivo de su visita. Al saber Herodes que traían regalos para el futuro rey, se enfureció mando a matar todos los niños menores de dos años. Así hicieron los soldados romanos. Esto no tiene ni siquiera una pizca de veracidad. Herodes no hubiera podido llevar esta acción sin alguna aceptación de Roma. No hay ningún registro de semejante masacre.
Los llamados reyes dejaron como regalos oro, incienso y mirra. Eran materiales propios para regalar a un rey.
Salvo lo ya narrado no hay referencia alguna de Jesús en su adolescencia y su adultez. Reaparece cuando tenía más de 30 años. Historiadores no religiosos expresan que tuvo algún estudió entre los esenios, un grupo religioso, se diría renovador.
Son conocidas las críticas de Jesús hacia los saduceos y fariseos, quienes, en la práctica era dueños del templo. Será en el propio templo donde Jesús se violenta y echa a los mercaderes. Y lo más relevante cuando impidió que una adultera fuera lapidada, tal como lo ordenaban las sagradas escrituras.
La Iglesia católica adoptó las fiestas romanas del Nacimiento del Sol, inicios del invierno, por la del nacimiento de Jesús. Le cambió el contenido a una fiesta romana. Nada nuevo bajo el sol ya que repetirá la técnica en América y África.
Habrá que aclarar que Papa Noel no tiene ninguna relación con todos estos hechos. Hubiera sido llamativo que apareciera en Judea conduciendo un trineo con tracción a sangre de reno. La Coca Cola ganó la partida y la Navidad, con todas sus ingenuidades y fantasías literarias, se transformó en una fiesta comercial y de consumo. San Francisco comenzó con la costumbre del pesebre, y el hijo de María paso a ser rubio y de ojos celestes. Un milagro de la genética.
rubengallay@hotmail.com
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