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Al rescate de la única palmera cien por ciento argentina

En un campo del Ejército en Corrientes quieren crear una reserva de 250 hectáreas para proteger a la palmera de Bonpland (Butia noblickii), nativa de Corrientes.

 

Por LOLA LÓPEZ *

 

El objetivo es crear una Reserva Natural Urbana de la Defensa en el Campo de Instrucción “El Arenal”, a cargo del Regimiento III de Artillería del Ejército Argentino en Paso de los Libres, Corrientes, para preservar uno de los escasos palmares de Butia noblickii, palmera que crece exclusivamente en arenales costeros del río Uruguay, al sudeste de esa provincia. La reserva tendría unas 250 hectáreas aproximadamente.

“La intención es suscribir un acuerdo entre la Municipalidad de Paso de los Libres, el Ministerio de Defensa y nuestra Fundación para crear una reserva natural urbana para el disfrute de los pobladores locales y de miles de turistas que transitan a escasos metros del predio, en su paso hacia Brasil”, explica Gustavo Aparicio, naturalista y director de Conservación de la Fundación Hábitat y Desarrollo, impulsora de la iniciativa.

Cabe destacar que la ciencia también se interesa en esta especie: la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y el Instituto de Biologia Subtropical (IBS) están desarrollando el proyecto de investigación “Diagnóstico del estado poblacional y reproductivo de la palmera endémica amenazada Butia noblickii y desarrollo de técnicas de propagación para su conservación y restauración”.

“Se plantea utilizar la reserva con fines educativos, deportivos y turísticos de bajo impacto como salidas de avistaje de aves, cabalgatas o excursiones en bicicletas, a la vez que se pretende propiciar el uso sostenible de esta palmera mediante la elaboración de dulces y licor a partir de la pulpa de sus frutos, de snacks -como almendras o maníes- a partir del consumo tostado de sus semillas, y de la elaboración de artesanías con las fibras de las hojas. En todos los casos se trata de actividades que históricamente se realizaban en la zona y que con el paso del tiempo fueron cayendo en desuso”, explica Aparicio.

Esta palmera, cuyo nombre científico es Butia noblickii y su nombre común es “Palmera de Bonpland”, está reconocida como una especie endémica de esta zona de Corrientes, es decir, una palmera que crece exclusivamente en este lugar.

Esta palmera, cuyo nombre científico es Butia noblickii y su nombre común es “Palmera de Bonpland”, está reconocida como una especie endémica de esta zona de Corrientes, es decir, una palmera que crece exclusivamente en este lugar. Para facilitar su divulgación, la Fundación Hábitat y Desarrollo le asignó el nombre de “palmera de Bonpland” (nombre acordado con los científicos) dado que el pueblo de Bonpland es la “localidad tipo” donde se colectaron las muestras para describir la especie y porque allí vivió el famoso botánico francés que acompañó a Humboldt en su viaje por América del Sur e incrementó significativamente el conocimiento de la flora sudamericana.

Observando las imágenes de Google Earth y realizando recorridas en el campo pudo constatarse que no quedan más de 12 arenales costeros en toda la provincia de Corrientes y que posiblemente sólo 6 de ellos contengan palmeras. Todos los palmares están ubicados en campos privados, excepto el que se encuentra junto a la ciudad de Paso de los Libres, que pertenece al Regimiento III de Artillería, y un arenal al norte de Campo Ávalos, también del Ejército Argentino; por este motivo es el lugar ideal para implementar una reserva natural a la cual el público puede acceder.

“La Palmera de Bonpland crece en los arenales costeros del rio Uruguay. Es una palmera del grupo de las yatay pero que no sobrepasa los 5 metros (la yatay llega a 15 o más) y es la única palmera exclusivamente de la Argentina”, destaca Aparicio.

“A nivel ecosistémico las palmeras son muy importantes porque generan mucha cantidad de alimento de buena calidad para la fauna del lugar. Históricamente los indígenas iban a cazar a lugares con palmeras porque ahí se aseguraban de que hubiera fauna y, además, ellos mismos comían sus frutos y los llevaban en travesías largas ya que los “coquitos” se pueden transportar secos y tienen gran valor nutritivo”.

A la importancia como recurso se le suma que históricamente los troncos se usaron para construcciones, por ejemplo para corrales para el ganado y las hojas para techos y rellenos de colchones. “Las palmeras están asociadas a las culturas locales desde siempre”, resume.

Ahora, retomando la pregunta inicial de por qué es importante proteger una palmera, la respuesta es más abarcativa y tiene que ver con que lo importante es no se pierda ninguna especie por acción humana: “El primero es el ético”, comienza Aparicio. “Que se pierdan especies por culpa de los humanos (y no por la evolución dinámica de los ecosistemas) implica que no nos importa que un compañero de vida desaparezca y esto es grave porque significa que estamos desconectados de nuestro entorno, del que somos parte”.

“Ahora bien, desde un punto de vista más estratégico y político, pensemos que nuestro país lo que tiene como distintivo y valioso es riqueza de suelo y biodiversidad. Entonces perder eso que es lo que nos distingue en el mundo (y que los europeos no tienen), es perder recursos estratégicos”, describe.

“En el caso de la palmera también lo estético es importante: el palmar es un lugar donde la gente local realizaba festejos, era `la zona linda`, el lugar desde el cual se ve el río Uruguay, es un lugar de pertenencia. Antes era muy común juntar los coquitos (como llaman a los frutos de la palmera), los tostaban y los comían con la cerveza o vermú, lo que implica también que hay cuestiones culturales”.

“También hay razones médicas y biológicas para evitar que desaparezcan especies y las palmeras del género Butia en particular ya que se han hallado características antioxidantes que pueden mejorar la calidad de vida. Y a todo esto se le suma que el palmar puede convertirse en un recurso turístico que a la vez motorice la economía local”, asegura Aparicio.

“Hoy el poblador local ve que el turista pasa de largo por Paso de los Libres para ir directo a Brasil, es decir, ve que hay oportunidades de turismo que se pierden y en este sentido la reserva puede representar un gran cambio, ya que si se logra que un pequeño porcentaje de los miles de autos que siguen de largo se queden en Paso de los Libres y consuman productos y actividades ofrecidas por la gente del lugar, representaría una gran una oportunidad de desarrollo para la ciudad”.

*Nota publicada en Bichos de Campo 

 

 

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