El ambicioso trabajo de Guille Lugrin estudia el cancionero de raíz folklórica de la provincia, en una recopilación de amplio espectro, que se constituye como el primer estudio serio, detallado y sistemático sobre el pasado y el presente de la música entrerriana de raíz folklórica, que es mucho más que la proverbial chamarrita.
Por A.S. de EL MIÉRCOLES DIGITAL
“Con la rigurosidad de un ensayo y la sencillez de una anécdota mechada de testimonios, este libro está abierto a amantes de la música, a docentes, a especialistas, y siempre con palabras accesibles a las mayorías. Desde artistas de la intuición hasta exponentes de la academia, hacen de esta obra una puerta de entrada a la subyugante cultura del Litoral que se manifiesta en la más serena canción de cuna tarareada por un criollo, como en el más vibrante sapucay tallado en la garganta de una mujer”, dice Daniel Tirso Fiorotto en el prólogo del libro de Guille Lugrín, que acaban de editar en conjunto el Movimiento De Costa a Costa y la cooperativa El Miércoles, de Concepción del Uruguay.
Se trata, como el subtítulo lo anticipa, de una mirada detallada, amplia y profunda al cancionero popular de la provincia, que Lugrin aborda desde su pertenencia a ese colectivo novedoso y disruptivo que es el Movimiento De Costa A Costa. Este trabajo es el primer estudio serio, detallado y sistemático sobre el pasado y el presente de la música entrerriana de raíz folklórica, que es mucho más que la proverbial chamarrita.
Su autor es no solamente un estudioso apasionado de la temática sino además un protagonista de un movimiento sociocultural, de raíces amplísimas, que abarcan –casi como los siete mil cursos de agua que se despliegan por él– todo el territorio entrerriano, de manera semisubterránea, tan viva y nutricia como a la vez oculta para buena parte de la población.
Es que la gente de Entre Ríos, mayoritariamente urbanizada y aislada de su propio entorno por obra de un esquema comunicacional centralista, ignora todo (o casi todo) acerca de los más genuinos sentires y productos culturales de su propia tierra, mientras consume todo (o casi todo) lo que los grandes emporios de la industria cultural le inyectan a través de los medios porteños. ¿Tiene sentido darle batalla a esa realidad agobiante? La obra de Guille Lugrin tiene como soporte subyacente la respuesta afirmativa a este interrogante.
En este pionero trabajo, Lugrin toma el pulso que late vivo de ese movimiento, lo describe, lo comparte y lo entronca con la labor del colectivo que integra y que contribuyó a fundar: el Movimiento de Cultura Entrerriana De Costa a Costa. Se trata de un ensayo de agradable y necesaria lectura, destinado a convertirse en un clásico en su rubro.
Un hallazgo del notable trabajo de Guille Lugrin radica en que conecta el pasado con el presente, al incorporar la historia reciente del Movimiento De Costa a Costa, enlazado con el riquísimo patrimonio que se registra en el libro. Y un detalle (una yapa, en realidad) en esa misma dirección es que Lugrin se tomó el trabajo extra de subir a You Tube una enorme cantidad de material e incluir en el libro, en el inicio de cada capítulo, los códigos QR de modo que sus lectores puedan, si lo desean, escuchar cada una de las canciones que menciona en el trabajo.
Qué recuperar de las tradiciones
¿De qué sirve conocer el cancionero folklórico?, se pregunta Lugrin en su obra. Y se responde echando mano a algunos ilustres, comnvencido de que ayuda a comprender el pasado e imaginar un futuro junto a los comunes a uno mismo. “Siempre libertad creadora, sin abandonar la herencia de los antepasados, pero permitiendo que, desde adentro, nuestro tiempo y sus sonidos se sumen a la tradición”. Cita a Marcelino Román en una copla donde consigna: “Tradición no es lo gastado/ que ya no tiene destino. / Si no la voz de los padres/ que nos habla en el camino”. O al catamarqueño Luis Franco según quien hay dos modos de amar la tradición, y el “modo bueno” consiste en conservar los elementos utilizables del pasado para injertar en ellos el porvenir. Es que “hay tradiciones que merecen ser salvadas, defendidas, continuadas, pero no en sus exterioridades, no como veneradas formas inertes, sino en sus elementos vitales, dinámicos, susceptibles de ilimitada proyección”, cita Lugrin a Juan Alfonso Carrizo. Quizás por eso la recuperación histórica, que tiene en efecto la rigurosidad de un ensayo, no abandona nunca el tono amable, el mismo que Guille tiene cuando comparte un diálogo profundo sobre algun tema espinoso o cuando comparte el mate en rueda de amigos.
La palabra del autor
Trabajaste muchos años en el material que forma parte del libro. ¿Cómo y cuándo nació la idea de reunir esa investigación en un libro?
Trabajo en esto desde el año 2004 o 2005 cuando estaba en Buenos Aires. Comencé a armar (sin querer) un archivo de música entrerriana. En realidad, compré un disco doble de los Hermanos Cuestas y empecé a rastrear autores y a escucharlas. O sea, comencé realmente desde el inicio. Por lo más conocido que se pueda pensar. Pero eso llegó a ser más de mil carpetas y quince gigas de discos, grabaciones caseras y más. Tengo colaboradores en varios puntos de la provincia que digitalizan y me pasan. De ahí a un mapeo folklórico fue un paso. En ese lapso se creó el Movimiento De Costa a Costa y todo esto que vengo comentando se transformó en una charla de dos horas que se brindó muchas veces y por muchos lados. No tardaron en aparecer voces que me decían: esto tiene que estar escrito. Lo intenté muchas veces pero fue en la cuarentena donde hallé el tiempo prolongado para bajar al papel todos estos años de investigación que, bien vale aclarar, es también colectiva con el movimiento De Costa a Costa, más allá de que sea mi persona quien lo ponga en palabras.
Una de las particularidades de tu trabajo es que rompe el “karma” de que, en cuanto a lo folklórico, Entre Ríos se limita a la chamarrita. ¿Qué otros géneros o estilos integran “La canción del mundo entrerriano”? ¿Y por qué crees que se instaló esa idea errónea?
En ese mapeo, y con el testimonio de muchos referentes, empezamos a ver que había especies musicales que habían logrado formas entrerrianas de ser interpretadas. Algunas de la región pamapeana/rioplatense cómo el estilo o la milonga, otras litoraleñas como el chamamé o la chamarrita, y otras de las que se creen son autóctonas como el tanguito montielero. Hay una diversidad bastante compleja de regiones y culturas que se explica en el libro. La identificación plena con la chamarrita no podría decir que es errónea, pero sí que es reciente: viene de los años 1960 y 1970, del boom folklórico donde surgieron asociaciones como que a Santiago del Estero lo identifica la chacarera (sin nombrar la vidala o la zamba) y a Misiones la galopa (sin mencionar la historia de esta provincia con el chamamé). Entre Ríos ya tenía una historia extensa con el chamamé y la milonga, pero se buscó una identificación propia y ahí surgió la chamarrita como una posibilidad: en 1963 se presenta en Cosquín una monografía y este planteo específico. El éxito de los Hermanos Cuestas, los sellos discográficos, la televisión y Cosquín se encargaron del resto algunos años después. Pero son procesos, como hubo otros antes de los 70, con los entrerrianos emigrados a Buenos Aires triunfando en el chamamé en las décadas de 1940 y 1950. Hoy estamos en otro camino y a nadie se le ocurriría pensar que el chamamé no forma parte de eso que podemos llamar "nuestra música".
El amplio cancionero entrerriano que desplegás en las 400 páginas de tu libro es prácticamente desconocido por la mayor parte de la gurisada y, me animaría a afirmar, de la gente entrerriana en general. ¿A qué atribuis ese desconocimiento?
Esto está íntimamente relacionado a lo anterior pero, principalmente, con nuestra tremenda facilidad de repetir los discursos de medios masivos y porteños. De igual manera, hay muchos lugares donde estas cosas que hablamos no son ningún secreto. Todo lo contrario. Uno puede recorrer todo el Litoral y en Formosa ya saben que los entrerrianos y entrrerrianas tocamos el chamamé en modo menor. Creo que esto es más un ejercicio de auto conocimiento.
¿Creés que las actuales tecnologías contribuyen a difundir ese cancionero, son un obstáculo que homogeneiza gustos e inquietudes, o son una herramienta más que depende de lo que hagamos con ella?
Podemos darle una utilización a las tecnologías como en este caso, pero la verdad es que entrar a YouTube o Spotify es encontrarnos siempre con la misma propuesta desde las plataformas. Personalmente, creo que cada vez nos encajonan más. Nos van comprimiendo a sectores cada vez más pequeños, y lo digo también como artista independiente. Hay que trabajar mucho, cada vez más, para encontrar las posibilidades en nuevas tecnologías. Las hay. Pero requiere un trabajo permanente y los ingresos económicos son cada vez menores y más indirectos.
Saberes hondos
Se puede decir que “La Canción del Mundo Entrerriano" es un análisis de la constitución social, poética y musical del cancionero folklórico de la provincia. El libro, que tiene 440 páginas, numerosas ilustraciones –muchas de ellas inéditas–, está estructurado en capitulos que recorren los géneros musicales cultivados en Entre Rios y también registra cantautores, poetas e intérpretes ineludibles con un criterio que no solo se hace cargo de los nombres conocidos o exitosos, sino también da a conocer otros mucho menos difundidos.
Así sus páginas pasan por la obra de Abelardo Dimotta o de Linares Cardozo, como clásicos más o menos reconocidos, o por la relación de Victor Velázquez con Atahualpa Yupanqui, pero también incluye el análisis del trabajo de pioneros como Agüicho Franco o Ricardo Zandomeni, y de creadoras como María Silva o Marita Londra, por mencionar apenas algunos de los más de doscientos nombres (sí, más de doscientos) que recupera en su investigación y cuya labor repone, ya sea como compositores, poetas o intérpretes.
Como dice Tirso Fiorotto en el prólogo, Lugrin –investigador, compositor y cantor– ha estudiado en profundidad “luego de coleccionar por muchos años una pila de discos y casetes con música del pago, y ha consultado a personas de hondos saberes, con pruebas que sorprenden. Lugrín conoce en persona a muchos, a muchas, ha tratado largo y tendido con cada artista, y es tal su compenetración que abandonó las luces de la gran ciudad para meterse en la sombra callada de los algarrobales, donde conversa con el paisaje y sus moradores”.
Preventa
El trabajo ya está disponible para preventa, cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura Entre Ríos, fue declarado de Interés Educativo por el Senado provincial, de Interés Cultural por la Cámara de Diputados y de Interés Municipal por la Municipalidad de Concepción del Uruguay. Quienes quieran adquirir un ejemplar, el costo promocional es de 2.500 pesos y lo pueden hacer por transferencia bancaria a la “Asociación Civil De Costa a Costa” (CBU: 1910145555014501929096). Además, deberán enviar un mail a decostaacosta.asociacioncivil@gmail.com con el comprobante de la transacción y los datos personales para acordar la posterior entrega.
El autor
Guille Lugrín es un cantor, poeta e investigador nacido en Concepción del Uruguay (Entre Ríos) el 1º de abril de 1982. Hijo de padre y abuelo acordeonista y una madre cantora y guitarrera. Salió como tantos “camino pal sur” y, desde la distancia y sus nostalgias en Buenos Aires, comenzó a sumergirse en investigaciones sobre el folklore entrerriano, principalmente, en la recopilación de un archivo musical y la confección de un mapa sonoro de la música de raíz entrerriana. Es fundador y parte del núcleo organizativo del Movimiento de Cultura Entrerriana “De Costa a Costa” desde sus inicios en 2012. Editó tres discos como solista: Guitarra Guitarrón Guitarristas Guitarreros (2013), Desde la Patria del Agua (2016) y Los Últimos (2018). Escribió la obra de teatro Jordán, un pueblo en armas (estrenada en 2018) y está próximo a publicar su libro de poemas Escrito lo cantado. Ha dado charlas y conferencias sobre la temática del libro, en especial de su conferencia “La Canción del Paisaje Entrerriano” en espacios como el Congreso Latinoamericano de Folklore de la Universidad Nacional de Artes (UNA), el Rectorado de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), el Primer Congreso del Chamamé de Corrientes, así como en escuelas e institutos de música. Esa misma conferencia es la que hoy ha convertido en libro de manera ampliada y documentada.
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