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CAUSA MIMEÓGRAFO

Cacu Romero: “Me tocaban los genitales y las hemorroides con la punta de la escopeta”

Relató todo su calvario en la detención ilegal. Inculpó al agente Salvador Ernesto Dellagiustina, quien iba a declarar como testigo. Incluso, caratuló al otro testigo policial Ernesto Conrado Parlatto como “parte de la patota”. Dijo que “toda la delegación de la Policía Federal estaba al tanto de lo que pasaba con ellos, no pueden hacerse los tontos”.

 

J.R.D. de EL MIÉRCOLES DIGITAL

Fotos: EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

Se trata del tercer juicio de la causa denominada como ‘La Noche del Mimeógrafo’. Se sustancia en el Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay, tras la suspensión de septiembre del año pasado por un pedido de la Fiscalía.

Los policías retirados Luis Oscar Varela (alias El Cordobés) y Jorge Alberto Rodríguez (alias El Manchado) son juzgados por privación ilegítima de la libertad y por imposición de tormentos en tres jornadas por el Tribunal que integran María Emilce Rojas, José María Escobar Cello y Mario Jorge Gambacorta.

Varela y Rodríguez fueron señalados por las víctimas como integrantes de la patota durante el juicio que terminó con la condena de Julio César Rodríguez (alias Moscardón Verde) y Francisco Crescenzo en 2012; y también en otro debate, en 2017, en el que fue condenado José Darío Mazzaferri.

Lo que pasó Cacu Romero

Juan Carlos Cacu Romero era estudiante del Colegio Nacional. En la madrugada fueron a su casa: “Cuando me sacan vi como tres autos con policías adentro, algunos uniformados, otros no. Entraron a la casa a empujones, gritos. Gritaban ‘¡subversivos! ¡Delincuentes de mierda!’. Revisaron toda la casa”.

“Mazzaferri era el que el llevaba todo el allanamiento. No lo conocía, después supe que era él. También andaba Julio César Rodríguez el Moscardón, que tampoco lo conocía, pero sí lo conocía mi papá del club Lanús. Él después me lo dijo”.

El testimonio desgarrador de Cacu Romero. 

Luego, prosiguió su testimonio: “Me llevaron a la delegación, el Moscardón me pega una patada en el trasero, caigo a la vereda boca abajo, (el agente Salvador Ernesto) Dellagiustina me levantó de los pelos, me llevó para adentro y ponía mi cara contra la pared, me pegaba. Me pega la cabeza contra la pared un par de veces. Al día de hoy sigo teniendo problemas en el oído. Era un trato muy nazi. Después lo vi en la calle y era así hasta para caminar, muy nazi -reiteró-. Era uno que junto con (Ernesto Conrado) Parlatto, Varela, El Cordobés; Rodríguez, el Manchado, y otros más eran de la patota, además del Moscardón y Mazzaferri”, enumeró.

"Te puteaban, te decían que eras una basura, golpes en la cabeza, en los oídos, desnudos. Me ponen en un... (se emociona). En una noche nos sacaron encapuchados, desnudos y me pusieron en una pileta boca abajo. Era la clásica, y preguntando sobre el mimeógrafo y pedían nombres”.

“Cuando me llevan al Casino veo un muchacho atado, mojado, desnudo, temblando. Era (Horacio) Valente. También estaban César Román, Víctor Baldunciel, y otros dos”, relató.

“Desde mi punto de vista toda la delegación es responsable. Todos nos vieron. Abrían la puerta del Casino y nos veían, no era nada raro. Responsables eran todos. Sí había un grupo muy concreto bajo las órdenes de Mazzaferri”, recalcó.

“Operaban de noche porque de día tenían tareas administrativas en la delegación, entregaban pasaportes y esas cosas. Pero durante la noche se los veía arremangados, se notaba que andaban pegando y torturando. Andaban eufóricos, felices, era como un aprendizaje para ellos”, describió.

“Fueron cuatro o cinco días de mucho tormento. Al que no le pegaron escuchó o vio cómo picaneaban a otras personas como Valente, Carlos Martínez Paiva. Nadie puede negar lo que vivimos ahí adentro. Tenía 18 años en ese momento”, comentó.

Al igual que César Román el día anterior, resaltó que la suspensión del juicio el año pasado lo afectó: “Estoy mal física y psíquicamente...”, dijo.

“Hubo cuatro o cinco noches de interrogatorios. Te puteaban, te decían que eras una basura, golpes en la cabeza, en los oídos, desnudos. Me ponen en un... (se emociona). En una noche nos sacaron encapuchados, desnudos y me pusieron en una pileta boca abajo. Era la clásica, y preguntando sobre el mimeógrafo y pedían nombres”, contó durante su declaración.

Dios, Patria y Hogar

El Cordobés mencionaba en varias oportunidades la frase ‘Dios, Patria y Hogar’. Se escuchaba esa frase mientras torturaban, porque levantaban el volumen de la música funcional y aceleraban la camioneta. Se sentía como la luz se bajaba. El torturador era Mazzaferri”, detalló.

“De los nervios tuve hemorroides. Me llevaron al baño, donde estaban Parlatto y otros policías más. Me tocaban los testículos y las hemorroides con la punta de la escopeta”, detalló. Le recordaron que en su anterior declaración había dicho que en el baño estaban Acuña y El Cordobés, pero que el resto de las veces estaba encapuchado.

Contó que después se enteró que una noche fue el teniente coronel Raúl Federico Schirmer entonces jefe del batallón Concepción del Uruguay y jefe del área militar. “Entró y nos vio en el casino, al rato se escuchó que discutía con otros en la oficina del Comisario, que estaba al lado, y les decía: ‘¿Mangas de pelotudos, no se dan cuenta que son pendejos? ¿Cómo van a traer estos pendejos acá? A los dos o tres días nos juntan con los padres y nos dan un sermón a todos antes de largarnos”.

Romero, ante las consultas de los vocales del Tribunal, volvía a recordar los simulacros de fusilamiento: “Nos gatillaban en la cabeza, ellos se reían. Nos hacían ver a los torturados, cómo picaneaban y decían ‘después te va a tocar a vos, pendejo de mierda’”.

“A Parlatto lo conocía, porque conocía al hermano, al Cordobés por la tonada era el que insistía con Dios, Patria y Hogar, del Manchado por la marca en la cara”, explicó cuando le pidieron descripciones de los imputados.

“Con respecto a los médicos, vi entrar a doctor Acame. Lo conocía porque mi mamá trabajaba en el Hospital y yo vivía prácticamente allí. No sé si era médico de la Policía, pero un par de veces entró. Él vive cerca de la Policía, a la vuelta”, explicó al ser consultado sobre si recibió alguna asistencia médica en el centro de detención.

Después recordó que lo volvieron a detener y los llevaron a una casa quinta. “Me golpearon, pero me saltaron. Al otro día fue un vecino de casa que trabajaba en la Federal, de apellido Gaitán, a decirle a mi padre que me saque de la ciudad porque me iban a matar”.

“Nos gatillaban en la cabeza, ellos se reían. Nos hacían ver a los torturados, cómo picaneaban y decían ‘después te va a tocar a vos, pendejo de mierda’”.

Terminó la secundaria en Paraná. En los 80 volvió a la ciudad con la democracia. “Aunque algunos personajes estaban, como Dellagiustina, Parlatto, Varela. A mí me siguieron, incluso después, cuando se hizo la denuncia (en referencia a la reapertura de los juicios). Incluso hasta el día de hoy, no sé por qué, vivo encerrado. No entiendo.  No entiendo por qué Dellagiustina no es juzgado como estas personas, porque hacía las mismas actividades que estos... (se emociona)”, reclamó.

Después pidió retirarse por una indisposición y lo llevaron en ambulancia al hospital Justo José de Urquiza.

No declaró

El agente Salvador Ernesto Dellagiustina estaba propuesto por la defensa para declarar, pero ante los testimonios de Romero y Juan Carlos Rodríguez, la Querella anticipó que pediría una investigación sobre su comportamiento durante aquellas jornadas. A lo que el Tribunal optó por no permitirle declarar en función de posibles autoincriminaciones. Lo que adelanta a futuro la posibilidad de un nuevo debate con nuevos imputados.

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