Si usted camina campante a la tardecita por Juan Perón, entre Sarmiento y Alberdi, no se alarme si desde un local salen estruendos de bombos o ve gente revoleando boleadoras con extraños trajes gauchescos portando lanzas. No hay ninguna manifestación ni ataque al huinca en marcha. Acá le explicamos.
Por J.R.D. de EL MIÉRCOLES
Fotos: Facebook de Conjunto Inclusivo de Danzas Folclóricas "Pasión Sin Fronteras".
La delegación uruguayense en Cosquín en noviembre de 2022.
Vayamos por partes. La inserción y el amor por el folklore tuvo sus idas y vueltas en nuestra sociedad con mayor o menor aceptación. A mediados de los ‘90, aparecía una jovencita de voz estruendosa y potente revoleando un poncho. El huracán de Arequito enamoró y conquistó a las nuevas generaciones rindiendo homenaje a Don Ata. Desde allí, el fenómeno permitió un reflorecer de las raíces musicales autóctonas con el interés por aprender a cantar, tocar instrumentos y bailar.
Justamente, en Cosquín estuvo en los primeros días de noviembre una delegación de uruguayenses de más de 40 personas pertenecientes al “Conjunto Inclusivo de Danzas Folklóricas Pasión Sin Fronteras”. Participaron del “Cosquín abraza al IDAF” (Instituto del Arte Folklórico).
¿Quiénes son?
Para bucear en los inicios del ballet “Pasión Sin Fronteras”, El Miércoles entrevistó a su fundadora y alma mater, la docente Mariana Edith Ricotti, egresada del Instituto del Arte Folklórico (IDAF). Allá por 2004 se animó a dar el puntapié inicial con un grupo de niños y niñas con discapacidades, armó el ballet y empezó a enseñar en Concepción del Uruguay.
“Se llama así porque, cuando arranqué, lo hice con gurises que tienen mucha pasión y no tienen fronteras. Empecé con un grupo de chicos especiales, al año incorporo niños que después pasaron a ser juveniles y se fueron agregando padres, tíos, abuelos, a formar parte de los adultos”, rememoró en el paso a paso de los orígenes de su escuela.
Y prosiguió: “Los chicos especiales son incluidos al resto del grupo donde bailamos todos juntos. Tienen escenas y cuadros en común entre todos, interactuamos, aunque ahora no se da tanto porque los chicos especiales están grandes y no viajan, sólo participan acá. Pero en otras épocas recorrimos todo el país”.
En la actualidad cuenta con unos 50 bailarines. “Se ha mantenido esa cantidad año a año”, contó Mariana, que recordó que, hasta hace poco tiempo, en plena pandemia, no les permitían que el alumnado especial y los mayores bailaran, sólo podían hacerlo con los juveniles y adultos, hasta que de a poco se fueron incorporando los demás cuando se flexibilizaron las medidas.
Sobre el proceso de enseñanza, Ricotti explicó que empiezan de cero, ya sean infantiles, juveniles o adultos. No dispone de horarios para principiantes, todo se da en comunión: “Mientras los avanzados siguen con la clase yo me dedico a los nuevos, a pasarles los pasos, las coreografías. Como tengo en el grupo a algunos colaboradores, ellos se encargan de seguir avanzando, corrigiendo y armando cosas”.
Remarcó -con orgullo- que en el plantel de los juveniles actuales hay algunos que arrancaron con cuatro o cinco años de edad.
El trato con los menores
Una cuestión a tener en cuenta en cualquier institución, asociación civil u organización de cualquier naturaleza es la responsabilidad con los menores, más aún si hay viajes de por medio. En un ballet folklórico no es la excepción. “Normalmente, cuando viajamos siempre llevo todos los padres o uno de cada uno, por lo menos. Trato de no viajar sola con ellos por el tamaño de la responsabilidad. En caso de que no pueda se nombra un tutor que es otro papá o mamá de los chicos que participan, todo mediante una nota de autorización”, aclaró.
Ballet y escuela
Además del ballet, en ese mismo edificio de Juan Perón 135 funciona una escuela-profesorado del IDAF, es decir, enseñan a enseñar. El método de estudio es tradicional, siguiendo programas y libros. Allí instruyen sobre las danzas tradicionales y cuentan con un marco teórico y práctico. Tiene una duración de cinco años y en el itinerario de materias se incluyen coreografías, reconocimiento musical, historia, tesis, entre otros. Allí se dicta el profesorado de bombo y de danzas. A fin de año llegan los profesores de Buenos Aires a tomarles los exámenes. Las personas egresadas obtienen el título habilitante del IDAF.
"Normalmente, cuando viajamos siempre llevo todos los padres o uno de cada uno, por lo menos. Trato de no viajar sola con ellos por el tamaño de la responsabilidad. En caso de que no pueda se nombra un tutor que es otro papá o mamá de los chicos que participan, todo mediante una nota de autorización”.
“En cuanto al ballet, armo danzas estilizadas (1), armo coreografías, cuadros, etcétera, utilizando cualquier tipo de música y ampliándolo mucho más, donde hay malambo, boleadoras, entre otras cosas, en fin, otros tipos de danzas, manteniendo lo que es folklore, pero son cosas totalmente diferentes. El profesorado es totalmente tradicional y el ballet puede ser tradicional, estilizado, contemporáneo, lo que sea”, diferenció.
Trabaja de lunes a jueves desde las 18 a 22 aproximadamente con el ballet de los infantiles, juveniles y mayores, más los profesorados de bombo autóctono y de danza. Todo junto.
En 2014 tuvo la primera tanda de egresados, “son entre cuatro o cinco por año, en promedio”, señaló, y resaltó: “Los alumnos que se recibieron pueden poner su escuela de danza independientemente que bailen o no conmigo, e incluso tener su propia escuela. Es un laburo”.
Los prejuicios y superaciones
Este medio la consultó sobre los prejuicios que puede tener cualquier persona que se acerca a bailar o aprender sobre folklore. Ella no dudó: “No tuve problemas, vienen de una y se enganchan re bien. Siempre les digo, a modo de incentivación: ‘Hacemos un viaje al año, a donde sea, se ensaya, se aprende y aportamos para hacer un viaje equis. Así nos fuimos recorriendo la Argentina. La pandemia nos cortó al medio, ahora estamos retomando de nuevo, este de Cosquín fue el primero. Los chicos que empiezan a bailar vienen porque verdaderamente les gusta, sino lo hacen una o dos veces y se te van. Al que no le gusta no pone voluntad. Cuando de más chiquito aprenden es mejor. Por ejemplo, con el manejo de las boleadoras que es peligroso, ellos las manejan como si nada, no tienen conciencia del miedo, son más avanzados que los mayores. Lo mismo con el bombo, que se necesita mucho oído. Vos le marcas cosas y en sus casas practican. Lo mismo pasa con la danza y el zapateo”.
“Siempre armo los grupos, ensayamos para los eventos, preparamos la ropa con cuadros nuevos o que ya tenemos, se suman padres y acompañantes. En fin, me pasó de ir con dos colectivos llenos a algún evento. Incluso, una vez fuimos a Ushuaia en dos aviones porque no entrábamos en uno solo”, recordó.
Los apoyos
En cuanto a los apoyos del orden público o privado comentó: “Cuando hemos necesitado ayuda para los viajes tuve apoyo municipal. Por ejemplo, con el colectivo, que a veces no alcanzaba para cubrir un costo completo, pero se acercaba, y además nosotros trabajamos todo el año para generar fondos. Cuando no necesito pedir lo evito, como, por ejemplo, ahora. Este viaje a Cosquín no pedimos nada, pudimos hacerlo todo nosotros. No hay que abusar, un año pedimos y otro no, a veces me ocurrió de tener en el ballet a cinco integrantes de una familia, lo que lo hace complicado para los pasajes. En ese caso pedimos”.
Las valorizaciones
Muy feliz, subraya que reciben invitaciones de varios lugares y más ahora, durante noviembre, mes de la Tradición: “No damos abasto”.
De todas maneras, reconoce que cuesta meter el folklore en la sociedad: “Pese a ser nuestro, no se lo valora como tendría que ser. Por ahí se valora más el tango. De todas formas, ayudó la aparición de cantantes que se hicieron famosos y empezó a resurgir, hay que pelearla. Se está hablando de que se volverá a incorporar el folklore en las escuelas, que eso sería lo ideal, porque empezarían a enseñarle a los chicos desde las escuelas lo que significa. Por ahí les querés enseñar y están con la cabeza en otra cosa, con el reggaeton”.
"Los chicos que empiezan a bailar vienen porque verdaderamente les gusta, sino lo hacen una o dos veces y se te van. Al que no le gusta no pone voluntad".
Se plantea un futuro con un proyecto simple: “Seguir creciendo, porque uno nunca termina de aprender, porque vas a un lado como a otro y siempre aprendés de otros”.
Cosquín siempre estuvo cerca
Actuaron el sábado 12 y domingo 13 de noviembre en el “Cosquín abraza al IDAF”. Todo un acontecimiento para sus integrantes, llevándolo al terreno futbolístico es como si debutaran en la Selección en un Mundial, “fuimos la única delegación de Entre Ríos porque por cuestiones económicas otras no pudieron ir”, dice Mariana entre orgullosa y un cierto rictus amargo porque sus pares entrerrianos no fueron parte de la cita.
Se trató de un encuentro nacional de danzas, sin competencias, donde fueron invitadas todas las escuelas del país que pertenecen al IDAF, sólo fue de carácter participativo.
“Pasión sin Fronteras” llegó a tierras cordobesas porque “la comisión de Cosquín se comunicó con el IDAF Buenos Aires donde nosotros pertenecemos como conservatorio, y donde estudiamos nuestras danzas folclóricas para recibirnos de profesores, para proponerles hacer un evento especial a un grande como lo fue Juan de los Santos Amores (2), el fundador del IDAF”, explicó.
Para tener una idea de la dimensión de la actividad cultural tengamos en cuenta que hay más de cinco mil escuelas de danzas a lo largo y a lo ancho en todo el país. Para quienes no lo sepan, además de “Pasión sin fronteras”, en la ciudad Histórica también existe la escuela de danzas “Suyai”.
Así que ya sabe, no tema, más vale acérquese y mire, en una de esas el año que viene el que está en un escenario de Cosquín es usted.
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