Se cumplen 50 años del asesinato de Martin Luther King. Con sólo 39 años dejaba este mundo uno de los más lúcidos y valiosos dirigentes políticos del siglo XX. Pero quedaba su ejemplo, su conducta, y sus ideas.
Por JOSÉ ANTONIO ARTUSI (*)
Ese legado, a medio siglo de su desaparición física, se agiganta por varios motivos. En primer lugar, porque algunos de sus sueños se han cumplido, demostrando así que valen la pena la lucha y el compromiso por causas nobles. El notorio avance en materia de derechos civiles en su país así lo demuestra.
El no alcanzó a verlo, pero que un ciudadano americano de raza negra haya accedido a la presidencia le debe mucho a su prédica y a sus acciones. La segregación y la discriminación por motivos raciales puede existir todavía de diversas formas, pero no está amparada por la leyes ni está naturalizada, y ya casi nadie se atreve a defender su legitimidad.
Pero lo que permanece - y es aquí donde el legado de MLK es quizás ahora más necesario - es la segregación y la discriminación social, la inequidad en la distribución del ingreso, y la pobreza. Y aunque sus ideas al respecto son menos conocidas, vale la pena recordar que alguna vez escribió lo siguiente: "No hay nada nuevo acerca de la pobreza. Lo que es nuevo es que ahora tenemos las técnicas y los recursos para librarnos de la pobreza. La verdadera cuestión es si tendremos la voluntad".
A más de 50 años de formulada, esta breve pero contundente oración nos sigue interpelando. También dijo: "La solución a la pobreza consiste en abolirla directamente a través de una medida ahora ampliamente discutida: el ingreso garantizado".
Planteaba de esta manera, con lucidez y anticipación, un debate que hoy adquiere una creciente presencia en los países más avanzados, acerca del potencial de un ingreso ciudadano universal o renta básica de ciudadanía como estrategia central de lucha contra la pobreza.
Bienvenidos todos los homenajes. Para mí el mejor es comprometerse en serio con la meta de erradicar la pobreza. Se puede, y él nos indicó el camino. La verdadera pregunta es si queremos. Hagamos realidad todos los sueños de Martin Luther King...
(*) DIPUTADO PROVINCIAL UCR en CAMBIEMOS
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