No puedo decirlo de otra manera, con horror, desazón y un poco de tristeza leí una noticia donde anunciaba que los mejores promedios ya no serán los abanderados en escuelas de Entre Ríos.
El portador de la enseña patria y sus acompañantes ya no serán elegidos por mérito o promedio de calificaciones, sino que los elegirán los docentes, directivos y compañeros de acuerdo a otros valores.
Rossana Castro, directora de Educación Primaria de la Provincia explicó que la intención del gobierno provincial es dejar de lado “la meritocracia”.
Y para no proseguir con esta lamentable noticia –según mi opinión- creo que debo detenerme en que significa meritocracia, vocablo que proveniente del latín merĭtum ‘debida recompensa’, a su vez de mereri ‘ganar, merecer’; y el sufijo -cracia del griego krátos, o κράτος en griego, ‘poder, fuerza’, podríamos decir que es una forma de gobierno basada en el mérito (los mejores), y en términos más generales, se refiere a la discriminación positiva por méritos.
Las posiciones jerárquicas son conquistadas con base en el mérito, y hay un predominio de valores asociados a la capacidad individual o al espíritu competitivo.
Que significa entonces ir en contra de esto, sería ineludiblemente encaminarnos hacia la ineptocracia.
La mayoría de la fuentes coinciden en atribuir al catedrático de Filosofía, académico y escritor francés Jean d’Ormesson la definición original: "Un sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente".
Si coincide con nuestra realidad, ¿Es pura coincidencia?
Concluyo que estamos en caída libre, un símbolo como es nuestra bandera, que aquel que la porta no es únicamente un simple encargado de llevarla, sino que representa un camino a seguir, es una guía, no por nada en nuestras reuniones uno de los puntos culmines es rendir honor a la bandera, justamente porque es un honor ser su portador, haber llegado a ella por méritos y esfuerzo.
Si bien la igualdad es una utopía, ya que no todos están a nivel para poder luchar por ser los mejores, no por esto debemos abatir ese objetivo, manchando de corrupción la elección de un abanderado, en una institución escolar donde ineludiblemente los educandos deben fortalecer los valores que debieron haber adquirido en sus hogares.
El hombre consigue ver realizado sus propósitos cuando es constante, el progreso comienza dentro nuestro, haciéndonos aptos para perfeccionar la sociedad que nos rodea, las instituciones donde nos encontremos desarrollando nuestras tareas y la igualdad no es la nivelación de los desiguales, desaparecida esta aparecen los privilegios.
Como ciudadano, en el lugar que me sitúe y de manera respetuosa pero firme, levantaré mi voz contra esta medida que se pondrá en práctica y que nada puede traer de positivo para nuestra sociedad.
Hugo Luis Montefinale - DNI N°20.813.540
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |