El titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), Miguel Schiariti, reiteró que el consumo local de carne vacuna se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 30 años, pero destacó que los argentinos redujeron todas sus compras de alimentos ante la pérdida del poder adquisitivo. También mencionó que, a diferencia de otras crisis, hubo un incremento de productos sustitutos como pollo y cerdo.
“El consumo de carne ha caído, pero no solo eso sino que ha caído el consumo de alimentos en general. Según los economistas la pérdida del poder adquisitivo en los ingresos de estos seis o siete meses es del 13%, lo que afecta a todos los productos de la canasta básica”, dijo este martes Schiariti en declaraciones a Radio Mitre.
El titular de Ciccra resaltó que hay un viraje desde el consumo de carne vacuna a otros productos sustitutos, más baratos, como el pollo y el cerdo, a diferencia de otras crisis.
“Esto es obviamente preocupante con una ventaja respecto de la última crisis de consumo de la carne en el 2001, pero con una característica que lo ubicaba en una peor situación. En aquel momento se dejaba de consumir carne vacuna pero era reemplazada por fideos, lentejas, entre otros hidratos. En este momento, con lo que vale un kilo de carne vacuna, unos siete mil quinientos pesos promedio, se pueden comprar como mínimo tres kilos de pollo, y se pueden comprar dos kilos de pulpa de cerdo. Esto hace que estemos cambiando el consumo de carne vacuna, pero afortunadamente la mayoría de la gente puede consumir carne por otra proteína animal”, explicó Schiariti.
En mayo la actividad de la industria frigorífica vacuna continuó mejorando con relación al mes previo, pero al mismo tiempo se mantuvo bien por debajo del nivel registrado un año atrás, cuando el factor climático forzó la liquidación de vientres y la venta anticipada de hacienda, lo cual a su vez impactó en la disponibilidad de hacienda para faenar este año.
Así lo señala el reporte económico elaborado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), que agrega, en lo que respecta a la dinámica de los precios al consumidor, en el quinto mes del año el rubro ‘carnes y derivados’, mostró un alza de 2,5% mensual.
El relevamiento indica que, al comparar los precios de mayo de 2024 con los de igual mes de 2023, el alza fue de 283,9%. El máximo correspondió a la carne picada común, cuyo precio subió 307,8% en los últimos doce meses, y el mínimo al asado, con un incremento de 259,7% interanual.
Nuevamente, el alza de precios de los cortes vacunos fue inferior respecto de la suba del valor promedio de la hacienda en pie (297,2% anual) y también en relación al nivel general de precios al consumidor (278,9%).
El reporte de CICCRA explica que “la suba en el mostrador de las carnicerías se mantuvo por debajo del ritmo de incremento del valor del kilo vivo y del nivel general del IPC, por la significativa contracción que registró el poder adquisitivo de las familias en el último año, que llevó al desplome del consumo per cápita de carne vacuna”.
En ese contexto, el consumo aparente de carne vacuna en los primeros cinco meses del año fue de 860,1 mil toneladas res con hueso, ubicándose 14,9% por debajo del registro correspondiente a enero-mayo de 2023. El informe elaborado por CICCRA subraya que, exceptuando los primeros cinco meses de 2020, este volumen, fue el menor de las últimas tres décadas.
En cuanto al consumo aparente de carne vacuna por habitante, el relevamiento de CICCRA indica que fue equivalente a 44 kilos por año entre enero y mayo de 2024, quedando 15,9% por debajo de igual período de 2023, lo que representa una caída de 8,3 kg por habitante al año.
En tanto, el promedio móvil de los últimos doce meses fue equivalente a 49 kg por habitante al año en mayo, y se ubicó 7 % por debajo del registro de un año atrás, lo que representa una caída en el consumo de 3,7 kg/hab/año.
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |