"Este texto no pretende hablar de fraude en el recuento electoral sino del fraude electoral producido por la vieja costumbre de la demagogia en campaña ,y para ello analizaremos las diferencias que se producen entre lo que votó el pueblo argentino por mayoría y lo que luego se tradujo en actos de gobierno, incluso antes de su asunción ya podemos anticipar ese fraude",dice el gremialista docente Víctor Hutt.
La Argentina acaba de decidir democráticamente su presidencia el 19 de noviembre, que deberá asumir el próximo 10 de diciembre. Quienes deseamos vivir en democracia, quienes hemos enfrentado a las dictaduras y a los dictadores y sus cómplices somos respetuosos de lo que expresaron las urnas, pero eso no implica que no repudiemos el fraude electoral.
Antes de las elecciones, desde el sector de Milei se habló mucho de fraude, se referían a que se haría trampa con el recuento de votos, algo que nunca ha sucedido y que era imposible que sucediera por las condiciones de cuidado de las urnas que se garantizó a rajatablas.
Sabemos, por experiencias en otras latitudes, que esas sacudidas de la idea de fraude antes de un proceso electoral, en realidad son formas de justificar golpes de Estado posteriores a un resultado electoral adverso, como ganó el que intentaba instalar la idea de fraude, desapareció rápidamente esa idea a las pocas horas del escrutinio.
Pero este texto no pretende hablar de fraude en el recuento electoral sino del fraude electoral producido por la vieja costumbre de la demagogia en campaña ,y para ello analizaremos las diferencias que se producen entre lo que votó el pueblo argentino por mayoría y lo que luego se tradujo en actos de gobierno, incluso antes de su asunción ya podemos anticipar ese fraude.
El 30% del electorado votó en las elecciones generales por una idea central de la campaña de Milei, que lo ubicó segundo y lo depositó en el ballotage, esa idea central era construir un gobierno con caras nuevas, sacando a la casta, habiendo construido un concepto muy engañoso de casta que no analizaremos ahora, sólo decir que la casta se expresa como el poder económico que se beneficia de las políticas gubernamentales y no por las personas que dedican su vida a trabajar en política.
Pues bien, a pocos días del ballotage el primer fraude que se concretó fue poblar los espacios de funcionarios con personas de nefasta historia política, que ya habían sido corridos de los lugares de poder por el voto popular en elecciones anteriores.
Allí estamos viendo cantidades enormes de funcionarios que vienen de haber hecho desastres durante el gobierno macrista y que incluso en las elecciones actuales fueron rechazados con el voto, el 76% del voto le dijo que no al modelo macrista, hoy tenemos un gobierno que por sus funcionarios es principalmente del riñón macrista, incluso vemos al mismo Macri cogestionando el gabinete de Milei, pero por si no bastara con esto, vemos que se suman también funcionarios que vienen del gobierno menemista, a quién el pueblo argentino muchas veces les dijo que se vayan todos. Particularmente vemos a Bullrich, que salió tercera en las elecciones generales para presidenta, que el 76% le negó la posibilidad de formar parte del gobierno, ocupando el lugar de Ministra de Seguridad, justamente el lugar que ocupó en el gobierno macrista y por cuyo desempeño el voto popular le negó el acompañamiento.
Continuando con el fraude electoral, también podemos ver que el mismo espacio macrista cometió un fraude ante el 24% que confió su voto a ese espacio, Bullrich les decía a sus votantes que las ideas de Milei eran malas y peligrosas, que su plan de gobierno era un espanto para la Argentina, a las pocas horas del ballotage defraudaron a sus votantes y se sumaron a colaborar con ese gobierno de ideas malas y peligrosas, con un plan de gobierno que es un espanto para la Argentina. No es menor la colaboración que realiza el macrismo con ese espanto que combatieron en la campaña, aportan incluso a su ministro de economía, que formó parte del equipo que endeudó profundamente a nuestro país, para llevar adelante las ideas económicas que combatían del candidato Milei.
Tanto el 24% que apoyó a Bullrich en las elecciones generales como el 55% que apoyó a Milei en el ballotage votaron convencidos de que un gobierno de Milei terminaría rápidamente con la inflación y generaría una economía de progreso para la Argentina, antes de asumir ya comienzan a reconocer que mintieron en la campaña, que la inflación continuará por mucho tiempo, que la economía sufrirá una profunda caída que generará cierre de empresas, gran cantidad de despidos y pérdidas de puestos laborales que dejará a familias enteras sin recursos para la subsistencia y que aquellos que conserven sus puestos laborales verán profundamente reducidos sus poderes adquisitivos.
Antes de asumir se comienzan a decir verdades, que ya no sirven, que ya no tienen el valor de verdad que debería haber tenido antes del acto democrático del proceso electoral y por lo tanto ya comienzan a configurar lo que denominamos fraude electoral. El presidente electo Milei anticipa que se producirá una estanflación, con lo que se generará que muchas personas que hoy tienen una economía familiar más o menos organizada, verán una decadencia tal que los ubicará en una situación muy por debajo de la actual, en este tema aparece, como queriendo dar tranquilidad, la promesa de Milei de que “garantizará la billetera para sostener a los caídos”, que traducido para quién no lo entienda significa que muchos caerán, perderán sus ingresos porque perderán sus puestos de trabajo y recibirán planes sociales para sostenerse.
“La billetera abierta para los caídos” es un concepto que resulta tragicómico, que atraviesa las estructuras éticas de nuestra población y lo explicaré sencillamente. Existe una parte de nuestra población que tiene un bajo ejercicio del amor al prójimo, porque no quiero decir que son unos miserables individualistas, y que entre las ideas fuerza que decidió su voto se encontraba el hecho de terminar con los planes sociales, que no soportaba que el Estado utilice recursos para ayudar a las familias que no podían ingresar en el circuito laboral, porque las ofertas laborales no alcanzaban a cubrir a todos; pues bien, votaron con ese odio al “planero”, un neologismo que descalifica a quién lo expresa y no a quién va dirigido, pero hoy el presidente electo les promete que la economía los hará “caer” a ellos mismos a esa categoría que desprecian, pasarán a formar parte de los “planeros”.
Las ideas y planes de gobierno que se van conociendo, antes de asumir, anticipan que el pueblo argentino sufrirá un profundo empobrecimiento, que se cometerán injusticias en todos los órdenes de nuestra vida cotidiana, que se entregarán los recursos nacionales a manos privadas, como ocurrió durante el menemismo y el pueblo ya rechazó en varias elecciones, que se endeudará al país a niveles superiores a los actuales, como ya sucedió durante el macrismo y fue rechazado en elecciones anteriores, que se sostendrá una inflación en porcentajes iguales o superiores a los actuales, como ya sucedió en el gobierno de Alberto Fernández y se rechazó en las elecciones recientes.
Dejen gobernar dicen los dueños del fraude, aunque el gobierno anticipa que tomará un camino contrario a todas las expresiones del voto argentino en las sucesivas elecciones, ante esto decimos que no generaremos un golpe de Estado, que no subiremos a aviones de guerra para tirar bombas en una plaza, que no llamaremos a asesinos y torturadores para que se apropien del poder, pero resistiremos en las calles, como han hecho siempre los pueblos oprimidos en cualquier lugar del mundo, que no permitiremos que se concreten las ideas de gobierno que implican un saqueo al pueblo argentino, que tiene la clara intención de empobrecer, hambrear, reprimir, quitar derechos, reducir las oportunidades educativas, impedir el cuidado de la salud, regalar la soberanía de la Patria.
Comienza una nueva etapa, que en realidad no tiene nada de nuevo, que es un nuevo intento de apropiación de la riqueza en pocas manos a costa del sufrimiento de las mayorías populares, poco a poco iremos poblando las calles para impedir ese progreso que es un verdadero retroceso, seguramente en principio saldrá un 44% a dar esa batalla y en muy poco tiempo se sumará gran parte del 30% que no entendió que votaba en su contra, que fue engañado y más tarde también se sumará parte del 25% cuando el sufrimiento le vaya ganando al odio como principal sentimiento.
Se viene una nueva etapa de mucho dolor, pero que también tendrá que ir haciendo reaparecer el amor, la solidaridad, el amor al prójimo y el engrandecimiento del pueblo argentino en sus valores, seguramente el gobierno que viene marcará un quiebre en nuestra sociedad, que llegará a niveles insoportables de sufrimiento y generará la necesidad de que resurjan los valores que hacen crecer a las sociedades.
Víctor Hutt, docente de Agmer Seccional Uruguay
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