En 1959 el autor de "Camino del Indio" visitó la peña Ñanderogamí, de Concepción del Uruguay. Atahualpa Yupanqui volvía "al país entrerriano", como le llamaba a Entre Ríos, provincia a la que amó, en la que nació su hija Alma Alicia Chavero, en la que participó del alzamiento yrigoyenista de los Hermanos Kennedy (1932), junto a Gregorio Pomar y Arturo Jauretche, y en la que trabajó como periodista y cosechó amigos entrañables a los que menciona en algunas de sus canciones.
Por A.S de EL MIÉRCOLES
En esa ocasión, el gran poeta Delio Panizza --otro imprescindible de nuestras letras-- le dedicó esta notable "Salutación", que reproducimos en imagen y también en texto para quienes deseen compartirla.
Llega Atahualpa Yupanqui,
«el poeta de la tierra»,
trayendo con su guitarra
como un murmullo de leguas,
como un trinar de cencerros,
como un suspiro de quenas,
como un dolor de vidalas,
como un canto de leyendas,
como un sollozo de indios,
como un avatar de penas,
como un susurro de espíritus,
como un tintinear de espuelas,
como un latido de bombos,
como un viento de tragedia,
como un aire de charangos,
como un tejido de quejas,
como un lamento de siglos
por el fervor de la tierra....
Y todo como enredado
en la fama de sus cuerdas,
para verter en el alma
su música romancesca
hecha de amor a lo nuestro,
amasada con tristezas
y lágrimas, en la cuesta
de este camino de espinas
donde lloran las estrellas
la nostalgia de una raza
que se perdió en las arenas....
Llega Atahualpa Yupanqui,
el poeta de la tierra,
y en su caja sonorosa
y en su poncho de bayeta
y en su prestancia y en toda
la altivez de su presencia,
nos trae como la brisa
susurrante de sus sierras,
que se duerme en las quebradas
y en las auroras despierta
empapada de rocío
y perfumada de menta;
pero doliente de espinas,
pero pesada de flechas,
para poner en las mentes
un aliento de protesta
por la raza malograda
que se desangra en las piedras,
sin esperanzas, sin sueños,
como una planta ya seca....
Llega Atahualpa Yupanqui,
el poeta de la tierra,
con el alma de su estirpe
y su poesía y su fiesta
y su entraña palpitante
con todo el dolor a cuestas....:
porque su vida no es juego
y en esta dura palestra
si desborda la guitarra
con el vibrar de seis cuerdas
hay cien lanzas en custodia
a la espera de la gesta
que perpetúe el aliento
de aquella raza ya muerta
y que vive sin embargo
en el hervor de las venas....
Por eso viene Atahualpa
Yupanqui, con su vihuela
encordada de nostalgias
por el amor de la tierra! ....
Salud ! cantor de la raza,
Salud ! trashumante aeda
que llevas en las alforjas
toda el alma de la tierra!....
Bienvenido a la espesura
legendaria de mi selva,
bienvenido a mi Entre Ríos
donde también las vihuelas
cantan la raza sufrida
que se acabó en las contiendas
por la libertad civil
de toda la patria nuestra! ....
Bienvenido a mis cuchillas
donde en la noche blanquean
los huesos de las legiones
caídas en la epopeya !.
Bienvenido, bienvenido
a mi tierra montielera,
donde el clarín del chajá,
dando sin cesar su alerta,
aviva en los corazones
el ansia de luchas nuevas! .
Bienvenido, bienvenido! ....
y que tu canto, poeta,
vibre como un alarido
de somatén en mi tierra!
Poema leído por su autor [Delio Panizza] en ocasión de la visita de Atahualpa Yupanqui a la Peña Tradicionalista «Nanderogamí», de Concepción del Uruguay, en 1959.
(Folleto del archivo de Pablo Schvartzman).
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